Octubre-Diciembre 2004, Nueva época No. 82-84 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Trimestral


 

 Ventana Abierta

 Mar de Fondo

 Palabras y Hechos


 Tendiendo Redes

 Ser Académico

 ABCiencia

 Quemar las Naves

 Campus

 Perfiles

 Pie de tierra

 Créditos



 

 

 

En un concierto en Coatzacoalcos
La Orquesta Sinfónica de Xalapa acompañó al tenor internacional Luciano Pavarotti

Jorge Vázquez Pacheco

Luego de su gira por Europa, la OSX desplegó una labor fructífera en el cierre de su temporada 2004
 

Después de la exitosa gira realizada en Europa durante septiembre, con jornadas que la condujeron hacia ciudades como Brujas, Bruselas, Wuppertal, Enschede, Vlissingen, Ámsterdam y Rótterdam, la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) reanudó en octubre sus actividades en la sala grande del Teatro del Estado –con visitas a Veracruz y Coatzacoalcos– para cerrar su segunda temporada de conciertos de 2004, realizada en el marco del 75 aniversario de la agrupación.

El maestro Francisco Savín dirigió la Sinfónica de Xalapa. (Foto: César Pisil)
El primer programa de esta temporada incluyó el Cuarto concierto en sol mayor para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven y la música del ballet Petrushka de Igor Stravinski. El solista de esta audición dirigida por Carlos Miguel Prieto, fue Jorge Federico Osorio, considerado uno de los pianistas mexicanos más importantes en la actualidad. Este repertorio también fue presentado, un día después, en el Teatro Clavijero del puerto de Veracruz.

Después de permanecer bajo la sombra del formidable concierto Emperador, el Cuarto concierto de Beethoven (1770-1827) se ha erigido actualmente como una de las partituras favoritas del público. Fue escrito entre 1805 y 1806, en una de las épocas más productivas y fecundas de su autor, y su primera ejecución pública se efectuó en 1808, con el propio Beethoven como solista. Esta partitura exige del intérprete un virtuosismo contenido que sólo se manifiesta en los pasajes de enorme agilidad, casi de filigrana. No hay lugar aquí para los acentos trágicos ni para el espíritu combativo y sí, en cambio, un desarrollo de gran transparencia que sólo comunica una atmósfera apacible.

Stravinski (1882-1971) escribió la música para los ballets El pájaro de fuego, Petrushka y La consagración de la primavera. Estas dos últimas obras guardan similitud en su proceso de gestación, ya que fueron inicialmente ideadas a partir de imágenes que vagaban libremente por la mente del compositor, y que después fueron vaciadas en el papel pautado como música coreográfica. Petrushka representa uno de los momentos culminantes en Stravinski, gracias a sus sonoridades incomparables y a su espíritu irónico. Se estrenó en París el 13 de junio de 1911, con la orquesta dirigida por Pierre Monteux.

Música de Lutoslawski, Mendelssohn y Brahms
Chain 3 de Witold Lutoslawski, el Concierto para violín y orquesta de Félix Mendelssohn y la Primera Serenata de Johannes Brahms fueron las obras que formaron parte del segundo concierto de la temporada, bajo la dirección de Tomasz Golka y la participación del solista Mark Peskanov.

La vida y actividad artística de Golka está ligada al estado veracruzano. Nació en Polonia, en una familia de músicos que emigró a México en la década de los ochenta, pero inició sus estudios musicales en Veracruz, para continuar su formación en la Rice University de Estados Unidos. Entre sus logros importantes destaca el Primer Premio Internacional “Eduardo Mata” de Dirección Orquestal,
En la serie de obras denominada Chain (cadena), Lutoslawski (1913-1994) se propuso crear piezas ingeniosamente armadas mediante temas cortos que se enlazan y relacionan entre sí, a la manera de eslabones en una cadena. Elementos similares pueden ser hallados en algunas de sus obras anteriores, pero las partituras que presentan estas características como estructura básica son las mencionadas Chain.

La primera partitura de esta naturaleza fue terminada en 1983 para 14 instrumentos y escrita para la London Sinfonietta. Chain 2 fue subtitulada “Diálogo para violín y orquesta” y Chain 3 fue escrita para la Orquesta Sinfónica de San Francisco, que la estrenó con la dirección del propio Lutoslawski el 10 de diciembre de 1986, en el Davies may.

El Concierto en mi menor de Mendelssohn (1809-1847) fue fruto de la colaboración entre el compositor y el violinista Ferdinand David, catedrático en el Conservatorio de Leipzig. A pesar de la mancuerna, concretar la obra le llevó a Mendelssohn mucho tiempo. Después de siete años de trabajo y correcciones, esta pieza fue estrenada en 1845 por David, bajo la dirección de Niel Gade. El éxito fue inmediato y, desde entonces, figura entre las obras más socorridas por los solistas de todas partes.

Brahms (1833-1897) escribió dos serenatas, la primera en la tonalidad de re mayor y la segunda en la mayor, mientras estuvo al servicio del príncipe Leopoldo III de Detmold. Ambas fueron creadas entre 1857 y 1859, y son contemporáneas del Primer concierto para piano y orquesta.

Después de varios intentos, que incluyen una versión estrenada en 1859 en Hamburgo, la versión definitiva de la Primera Serenata quedó terminada en 1860. Esta obra muestra la inquietud del autor por lograr una partitura de consistencia unitaria, pero al mismo tiempo variada. En ella hay un claro homenaje sonoro a Franz Joseph Haydn, particularmente en el allegro inicial, al tiempo que los restantes fragmentos muestran las influencias de Beethoven y Schumann.

Un concierto muy latino
Bajo la dirección del puertorriqueño Guillermo Figueroa, la osx interpretó, el 22 de octubre, un emotivo concierto que estuvo conformado por la obertura El corsario de Héctor Berlioz, el Concierto para clarinete y orquesta de Eduardo Gamboa, Adiós Nonino de Ástor Piazzolla, Fandangos de Roberto Sierra y las Danzas fantásticas de Joaquín Turina. El solista fue Abel Pérez Pitón.

Director y violinista, Guillermo Figueroa forma parte de una familia musical de Puerto Rico. Es miembro fundador de la Orquesta de Cámara Orpheus, titular de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y director musical de la Orquesta Sinfónica de Nuevo México. Ha sido invitado como huésped por las orquestas sinfónicas de Nueva Jersey, Memphis, El Salvador, del Teatro Municipal de Río de Janeiro, así como por el Ballet Clásico de Memphis y el Ballet de San Juan. Interesado en la música de su patria, Figueroa ha realizado los estrenos mundiales de obras escritas por muchos de los más importantes compositores borinqueños, como Ernesto Cordero, Raymond Torres, Carlos Vázquez, Mariano Morales y, por supuesto, Roberto Sierra, quien es Compositor en Residencia de la Orquesta de Filadelfia.

Berlioz (1803-1869) compuso cinco oberturas de concierto y la mayoría se basa en obras literarias, como El corsario, que data de 1844 y se inspiró al parecer en una obra de Lord Byron (1788-1824), aunque todo indica que un impulso inspirador surgió también de un libro de James Fenimore Cooper (1789-1851), denominado El corsario rojo. Parece increíble, pero terminar la primera versión de la obertura le tomó al autor 13 años, antes de estrenarla en París, en enero de 1845, con el nombre de La torre de Niza. Más tarde, Berlioz corrigió la pieza para estrenarla una década después con el título definitivo, el 1 de abril de 1855, cuando contaba con 51 años de edad.

Eduardo Gamboa nació en la Ciudad de México en 1960 y estudió guitarra en el Trinity College of Music de Londres, pero desde 1985 se dedica por completo a la composición. Su Concierto para clarinete y orquesta fue dedicado a Pérez Pitón. En esta partitura, el compositor se dio el gusto de recrear a su manera diversos géneros de la música popular, con reminiscencias de sones veracruzanos y jaliscienses, un poco de bossa nova y notorias alusiones al guaguancó afrocaribeño.

Adiós Nonino ha conocido una infinidad de versiones, y en esta ocasión se interpretó la versión del acordeonista y compositor polaco Riszard Siwy. Esta obra fue compuesta por Piazzolla (1921-1992) en 1959, cuando se enteró de la muerte de su padre, durante una gira por Centroa-mérica. Esta gira sólo reportó al compositor decepciones, dado que su estilo para la interpretación de lo que él denominaba “música contemporánea de la ciudad de Buenos Aires” motivó el rechazo entre un público acostumbrado al tango arrabalero. Por ello, se dio a la tarea de recomponer el Nonino, un tango escrito en París para su padre, en 1954, y que ahora dedicaría a la memoria del fallecido. Del Nonino original existe una grabación con la orquesta típica de José Basso, que nos permite analizar la metamorfosis de la pieza.

Inspirado en el Fandango para clavecín del maestro español Antonio Soler (1729-1783), Roberto Sierra (1953) creó su obra Fandangos, sin alejarse del todo de la españolería y el espíritu de Soler, pero imponiendo su propio enfoque y creatividad, de la misma forma en que trabajó sus Cinco poemas aztecas para soprano o tenor y piano, Tres homenajes húngaros para dos guitarras y orquesta o la Fantasía corelliana para dos guitarras y cuerdas. Con estas obras, el autor y maestro de Composición en la Universidad de Cornell no intenta revivir aires folklóricos ni típicos de determinado autor del pasado.

Danzas fantásticas de Turina (1882-1949) fue escrita en uno de los períodos menos fructíferos del compositor. La obra se estrenó en un concierto de la Orquesta Filarmónica de Madrid, con la dirección de Bartolomé Pérez Casas, el 13 de febrero de 1920. Según el programa de mano que circuló en esa ocasión, en esta pieza, “el autor (quiso) traducir por medio del ritmo la sensación del movimiento humano en todo lo que él tiene de espiritual y expresivo, buscando, en cuanto al colorido, el mayor contraste posible”.

Conjunción de voces y música para saxofón
Una nutrida conjunción de cantantes se hizo necesaria para concretar la audición del 29 de octubre, en que se escucharon obras de Eilert Lindorff Larsen y de Leonard Bernstein: el Concierto para saxofón alto y orquesta, del primero; la obertura Candide y fragmentos de la comedia musical West Side Story, del segundo.

Para el concierto de Larsen, Rubén Mendoza participó como solista; mientras que los solistas para West Side Story fueron cantantes del Coro de la Universidad Veracruzana. El director de esta audición fue el xalapeño Rubén Flores, quien estudió en la Facultad de Música de la UV y ha participado con las orquestas sinfónicas de Xalapa, de Tamaulipas, Juvenil de la Facultad de Música, Juvenil de Veracruz, Filarmónica de Acapulco y Filarmónica de Querétaro, entre otras. Actualmente es director titular de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado de Veracruz.

De acuerdo con Rubén Mendoza, ésta fue la primera ocasión en que se interpretó en México el Concierto para saxofón alto y orquesta, el cual llegó a manos del director xalapeño desde Dinamarca, pero sin información sobre la actividad creativa del compositor. En términos formales, se trata de una obra fácil al oído y sin complicaciones para quienes supondrían que Larsen, como contemporáneo de autores que trabajaron sobre curiosos y complejos experimentos sonoros, habría de volcar en dicha obra algunos rasgos de la vanguardia de mitad del siglo xx. Es, pues, una obra sencilla y disfrutable.

Pocos acontecimientos llamaron tanto la atención de los melómanos estadounidenses como la irrupción de Leonard Bernstein (1918-1990) en el ámbito de la dirección orquestal. Contaba con 25 años de edad cuando fue llamado, en 1943, para sustituir a Bruno Walter en un concierto de la Filarmónica de Nueva York.

Bernstein puso música a Candide, la adaptación musical de la obra de Voltaire, de la que se derivó la obertura. Inicialmente, esta pieza no obtuvo el éxito que se esperaba, pese a haber sido representada en más de 70 ocasiones. Fue a principios de los setenta cuando se repuso con una coreografía distinta y mejoras sustanciales en el cuadro de actores, con lo que se hizo merecedora a la designación como “La mejor comedia musical” de 1973.

Apenas unos meses separan Candide de West Side Story. Para muchos, esta última es la obra maestra de Bernstein. La idea de un drama amoroso a la manera del Romeo y Julieta de Shakespeare rondó durante ocho años la mente de Jerome Robbins y de Leonard Bernstein. Arthur Laurents fue el autor del libreto, Stephen Sondheim hizo el texto de las canciones y Bernstein la música, para el logro de un musical en que la calidad poética se integró de manera sorprendente con la brutalidad y el erotismo, todo fusionado con una coreografía de notoria eficacia.

Una vez más, el virtuosismo de Philippe Quint
El concierto ofrecido el 5 de noviembre en el Teatro del Estado de Xalapa y el 6 en el Teatro Clavijero del puerto de Veracruz, marcó el regreso de Carlos Miguel Prieto al frente de la OSX, de la que es titular desde enero de 2002. El solista al violín de estas audiciones, Philippe Quint, interpretó la Serenata para violín, cuerdas, arpa y percusiones de Leonard Bernstein, obra que, junto con la Primera sinfonía de Mahler, denominada El Titán, conformó el programa.

Para escribir la Serenata, Bernstein se inspiró en El banquete de Platón, escrito en el que se relata una serie de diálogos acerca del amor, realizados en casa de Agatón. El primer movimiento nos indica que el literato Fedro abre los diálogos con un himno a Eros, seguido por la alocución de Pausanias, quien expone la relación entre amante y amado, y en la que ensalza como “el más noble” el amor entre varones. En el segundo, Aristófanes da cuenta del mitológico nacimiento del amor, y en el tercero es el doctor Erixímaco quien habla de la armonía corporal como modelo científico para el funcionamiento de los patrones amorosos. La alabanza de Agatón, que corresponde al cuarto movimiento, incluye todos los aspectos del poder del amor, sus cualidades excitantes y su encanto; mientras que en el quinto fragmento, Sócrates describe su visita a la profetisa Diótima y cita el discurso de ésta sobre la doctrina del amor demoníaco.

Esta obra fue escrita por encargo de la Fundación Kussevitzki y dedicada a la memoria de Serguei y Natalie Kussevitzki. Fue estrenada con el compositor al frente de la orquesta y el violinista Isaac Stern, el 12 de septiembre de 1954, en el Teatro La Fenice de Venecia.

Para dar forma a El Titán, Mahler (1860-1911) retomó los borradores de una sinfonía iniciada en 1884, inspirada en la novela El Titán del romántico alemán Jean Paul Richter (1763-1825), en la que este literato ubica su ideal de educación del hombre. Su estreno ocurrió en 1889, cuando el autor era director de la Ópera Real de Budapest, por lo que tuvo la oportunidad de estrenar allí su obra. Los conceptos sonoros presentes en cada uno de los movimientos de esta pieza son mundos difícilmente conciliables entre sí, pero esto constituye una de las características medulares en la obra de Mahler. La heterogeneidad de ideas es un rasgo que responde precisamente al especial concepto de Mahler en torno de la forma, es decir, para él cada sinfonía debía abarcarlo todo.

Una audición con notas de Smetana, Castelnuovo-Tedesco y Rajmaninov
El guitarrista Eliot Fisk y el director Charles Olivieri-Munroe fueron los protagonistas del concierto correspondiente al 12 de noviembre, cuyo programa incluyó el poema sinfónico Sarka de Bedrich Smetana, el Concierto en re mayor, opus 99, para guitarra y orquesta de Mario Castelnuovo-Tedesco, y la Tercera sinfonía de Serguei Rajmaninov.

A sus 34 años de edad, el director canadiense Olivieri-Munroe ha trabajado con orquestas en Berlín, San Petersburgo, Copenhague, Viena, Budapest, Praga, Varsovia, Bruselas, Tokio, Toronto, Bonn, Atenas, Seúl, Haifa, Estambul, Ankara, Bucarest, Zagreb, Belgrado, Maastricht, Victoria, Québec y Konstanz. En 1999 resultó laureado en tres concursos: el Antonio Pedrotti de Italia, Lovro von Matacic de Zagreb y Gregorz Fitelberg de Katowice, en Polonia. También obtuvo el tercer lugar en el concurso Nikolai Malko de Copenhague, y ganó el primer premio en el Concurso Internacional de Dirección Orquestal Primavera de Praga 2000.

Sarka, el poema sinfónico de Smetana (1824-1884), es parte del ciclo denominado Mi patria. En él, el autor considerado fundador de la escuela nacionalista checa retoma aquel deseo de venganza del atribulado pueblo bohemiano, mediante la figura mítica de una valiente mujer llamada precisamente Sarka, quien incita a otras guerreras a realizar una brutal carnicería de la que ningún invasor logra salir con vida. Con ello, las amazonas checas vengan cumplidamente las ofensas contra su pueblo.

A partir del segundo tercio del siglo XX, el aliento creativo de Castel-nuovo-Tedesco (1895-1968) mostró un evidente declive, que el músico compensó con su trabajo como forjador de talentos en los Estados Unidos. Algunos años antes de abandonar Europa, el compositor conoció al guitarrista español Andrés Segovia, quien lo motivó a voltear su atención hacia la guitarra, instrumento para el que escribió algunas de sus partituras más significativas. Ya en 1935 había dado a conocer su Capriccio diabolico, obra inspirada en Paganini y dedicada a Segovia, antes de emprender la composición de su Primer concierto para guitarra y orquesta, que es la pieza que se incluyó en este concierto.

Rajmaninov (1873-1943) incluyó en su Tercera sinfonía la célebre secuencia medieval del Dies Irae, un fragmento propio del canto gregoriano que expresa el temor al día del Juicio Final. Lo hizo también en sus obras La isla de los muertos (1907), Rapsodia sobre un tema de Paganini (1934) y las Danzas sinfónicas (1941). De acuerdo con algunos estudiosos, esto significaba una fijación casi obsesiva por la muerte, mientras que para otros era sólo una particular inclinación por una secuencia que resultaba interesante para el músico. La Tercera sinfonía se estrenó el 6 de noviembre de 1936.

Comparte la OSX el escenario con Luciano Pavarotti
El 19 de noviembre ocurrió un acontecimiento histórico en la trayectoria de la Sinfónica de Xalapa, que fue seleccionada para participar en uno de los conciertos de la gira de despedida del célebre tenor italiano Luciano Pavarotti, en la ciudad de Coatzacoalcos.

En esta audición, que fue dirigida por el maestro italiano Leone Mugiera y en la que participó la soprano Simona Todazo, también se llevó a cabo la ceremonia de inauguración del Teatro de la Ciudad en Coatzacoalcos.

Las reseñas periodísticas fueron vastas, la cobertura se dio en el ámbito nacional y los resultados del evento confirmaron la estatura de la OSX, que con ello refuerza su celebridad como un conjunto de gran solidez artística y enorme capacidad.
Ahora, Pavarotti une su nombre al de Plácido Domingo, Andrea Bocelli, Ramón Vargas y Rosario Andrade, por citar a cuatro de los más renombrados cantantes que han actuado, como solistas, con la orquesta universitaria.

Vuelve a sus fueros Francisco Savín
Con un concierto dedicado a El Ágora de la Ciudad, con motivo del XXV aniversario de su fundación, se dio el retorno de Francisco Savín a la que fue su orquesta a lo largo de tres períodos distintos. Maestro de gran capacidad artística, con un vasto y nutrido potencial, Francisco Savín demostró de nueva cuenta por qué se encuentra entre los mejores directores nacionales de los últimos tiempos.

El programa seleccionado por este maestro estuvo constituido por la suite Espartaco de Aram Jachaturian, fragmentos sinfónicos de El martirio de san Sebastián de Claude Debussy y la Suite escita de Serguei Prokofiev.

Los comunistas soviéticos admiraron los intentos libertarios del gladiador Espartaco, personaje histórico a quien consideraban precursor de los movimientos revolucionarios proletarios, de modo que el tema del rebelde romano fue retomado en 1954 por uno de los compositores oficiales del sistema soviético, Aram Jachaturian (1903-1978), para musicalizar un ballet en cuatro actos y por el que le fue concedido el premio Lenin de 1959. De atractivas melodías y una riqueza orquestal que nunca decae, Espartaco se considera uno de los mejores logros artísticos de este compositor nacido en Tbilisi, Armenia, y fallecido en Moscú.

Sobre el tema del mártir romano Sebastián, un ex soldado que adoptó una actitud de desafiante religiosidad ante las autoridades de su tiempo, el italiano Gabriele D’Anunzzio (1863-1938) escribió un prolongado poema denominado Misterio, que fue estrenado en el Teatro de Chatelet de París en 1911, con música de Claude Debussy (1862-1918).

La Suite escita, música para un ballet inspirado en los escitas, surgió del encuentro que Prokofiev (1891-1953) tuvo en Londres con Serguei Diaghilev, quien le aconsejó que escribiese una obra inspirada en las viejas leyendas rusas. Los escitas fueron los integrantes de tribus nómadas que ocuparon Europa Central y Asia desde el siglo XII, antes de la era común. El nombre les fue dado por la región que dominaron, Escitia, ubicada al norte del mar Negro entre los Cárpatos y el río Don, en lo que actualmente es Moldavia, Ucrania y el este de Rusia.

La obra contiene la impresionante ferocidad de los ritos paganos de aquellas tribus de guerreros. La orquestación es enorme y, de haber llegado a la escena en la forma de ballet (no ocurrió eso, porque la música disgustó a Diaghilev), es posible que hubiese armado un revuelo parecido a la histórica batahola que generó La consagración de la primavera en 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos.

Del Clasicismo al Romanticismo: obras de Haydn, Beethoven y Brahms
Con la participación del pianista Derek Han, la OSX ofreció su penúltimo programa de la temporada, que estuvo integrado por la Sinfonía 69, conocida como Laudon, de Franz Joseph Haydn, el Tercer concierto para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven y la Tercera sinfonía de Johannes Brahms.

Han, músico de ascendencia china, se graduó en la Juilliard School de Nueva York. Su trayectoria internacional se inició al obtener el primer premio y medalla de oro en el Concurso Internacional de Piano en Atenas, en 1977.

Se ha presentado como solista con las orquestas Filarmónica de Londres, de Hong Kong, de Arnhem (en gira por España), de Brabante, Nacional Checa, así como con las sinfónicas de Budapest, Estatal de Kiev y Estatal de Moscú. También ha ofrecido conciertos con la Filarmónica Real, la de Varsovia y la del Teatro Colón de Buenos Aires.

Muchas de las obras de Haydn (1732-1809) fueron subtituladas por los contemporáneos del autor; sin embargo, la Sinfonía 69 sí fue bautizada por él mismo y la dedicó a un militar muy popular en aquella época, el Barón de Laudon (o Loudon). Haydn, conocido como “el padre de la sinfonía”, no fue el creador de esta forma musical, pero él la tomó del Barroco tardío y la cultivó durante un largo período de su existencia hasta generar más de un centenar de ejemplos, para después entregarla a Beethoven. Con ello, se erige como el sinfonista más importante del clasicismo, al lado de Mozart.

Terminado en 1800, el Tercer concierto para piano de Beethoven (1770-1827) contiene una tonalidad central que fue reiteradamente empleada por el compositor: do menor. No está del todo fuera de las formas del clasicismo –a la manera de Haydn y Mozart–, pero está marcado ya por un poderoso carácter que alcanzaría su concreción en la Quinta sinfonía.

Si sus dos anteriores conciertos para piano contienen un interés de escasa relevancia para el aficionado, en el Tercero encontramos el trabajo de un aventajado alumno cuyas aspiraciones se elevan a un considerable nivel. Es algo así como el ensayo de los gigantescos trazos que habrían de ser la característica primordial en las obras subsiguientes. Esta obra, estructurada con los tres movimientos que marcaba la tradición de la época, fue dedicada al príncipe Louis Ferdinand de Prusia.

La Tercera sinfonía de Brahms (1833-1897), considerada una de las obras más hermosas del repertorio decimonónico, fue escrita en Wiesbaden, en 1883, y estrenada el 2 de diciembre de ese mismo año en Viena, con la orquesta dirigida por Hans Richter. Su enorme aceptación hizo necesaria su repetición a los pocos días en Berlín, con la dirección de Joseph Joachim. El trabajo de esta partitura se inscribió en un renglón único y apartado de las tendencias de la época, representadas básicamente por la música de Richard Wagner. De hecho, fue estrenada dos años antes de la Cuarta sinfonía, a la que se considera la consumación del pensamiento musical de Brahms, un pensamiento que en pleno Romanticismo se mostraba comprometido con el rigor estético de Bach y como la lógica continuidad de los ideales clasicistas.

Emotivo cierre de temporada con El Mesías de Haendel
La emotividad fue la tónica dominante en el último concierto del año ofrecido por la Orquesta Sinfónica de Xalapa, la noche del viernes 17 de diciembre, en la Sala Grande del Teatro del Estado, ya que esta agrupación y el Coro de la Universidad Veracruzana interpretaron hermosos fragmentos del célebre oratorio El Mesías de Georg Friedrich Haendel.

En presencia del gobernador Fidel Herrera Beltrán, del rector Raúl Arias Lovillo y de un nutrido público, la OSX tocó la obra de Haendel que fue estrenada en Dublín, en 1742, y que desde entonces se erige como el más significativo trabajo de música religiosa de todos los tiempos.

Bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto, el desempeño de la orquesta resultó intachable. Aunque también cabe destacar el trabajo que realizaron los solistas, todos ellos integrantes del Coro de la UV: los tenores Joel Pérez Arciniega y José Luis Zamario, la mezzosoprano Cecilia Ladrón de Guevara, los bajos Agustín Sedas y Víctor Vázquez, las sopranos Martha Díaz-Ordaz, Salomé Gómez Reyna e Ivonne Reyes y la contralto Patricia Escudero.

El Mesías es, con certeza, la creación más difundida de Haendel (1685-1759). Con esta obra, el autor logró la culminación de la forma oratorio tal como la concebía, como un canto al misterio de la redención divina y una intensa reflexión en torno a la relación hombre-creador. Al utilizar textos de la Biblia para exaltar los sentimientos piadosos y la devoción religiosa, Haendel construyó su obra con alternancia de recitativos, solos y fragmentos corales, en los que la orquestación discreta funciona como un apoyo que refuerza el carácter casi dramático del desarrollo musical, que crece en tensión hasta alcanzar momentos de enorme emotividad.

Por fortuna, Haendel vivió lo suficiente para equilibrar sus finanzas, dirigir en muchas otras ocasiones su obra, observar su creciente celebridad y hacerla escuchar apenas ocho días antes de su muerte, ocurrida en abril de 1759.