“Ninguna investigación puede considerarse científica si no cuenta antes con la plena identificación de la o las especies con que se trabaja, pues los nombres científicos son la puerta de entrada para conocer la historia del grupo, su distribución, su origen, su ecología, cómo viven o para qué sirven”, aseguró el investigador de este sistema.

Aseguró que el programa informático, disponible en CD en el Servicio Bibliográfico Universitario, está basado en el sistema tradicional con el que ha operado la taxonomía desde los años sesenta –ciencia que trata de los principios, métodos y fines de la clasificación–, ya que funciona bajo un esquema llamado “dicotómico”, que muestra dos opciones de características para formular definiciones y clasificaciones, y con ello, nombres científicos.

Este sistema permite elegir o descartar toda una serie de características en la planta, a partir de dicotomías, es decir, de dos opciones contrarias que se encuentran en forma de preguntas; por ejemplo: ¿la especie tiene espinas o no las tiene?, si la respuesta es sí, aparece una nueva pregunta: ¿son grandes o son pequeñas?, y así sucesivamente. Esto va delimitando cada vez más la clasificación, explicó.

Pese a lo fundamental que resulta la clasificación de especies en el avance de la ciencia biológica, Nisao Ogata reconoció que la taxonomía es una de las áreas más desatendidas por la sistemática, que es la ciencia que se encarga de estudiar los organismos como consecuencia de su historia evolutiva.

Roberto Castro, quien se encargó del diseño y la programación del sistema, añadió que la taxonomía es una de las áreas que consume más tiempo del trabajo científico; “de ahí la importancia de esta herramienta digital, que además maneja un lenguaje y un sistema que puede ser utilizado por cualquier persona, no sólo por expertos, pues cuenta con imágenes, glosarios y un sistema experto interactivo fácil de utilizar”.

Los investigadores recordaron que antes toda la información para clasificar especies se tenía que buscar en libros que consideraban este mismo sistema de opciones; sin embargo, las características que ahí presentaban eran regularmente de las flores o frutos y si alguna especie no los tenía era imposible identificarla. Eso ya no sucede con este sistema.

Cabe destacar la participación en el diseño de este software de Araceli Aguilar Meléndez, Arturo Gómez Pompa y Orlay Edward Plummer, ya que ellos fueron los autores del sistema, que fue posible gracias a la colaboración de muchos otros investigadores y patrocinado por diversas organizaciones como el Instituto de Ecología AC, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Universidad de California–Riverside, así como las organizaciones Conservación Internacional, Gestión de Ecosistemas AC y la fundación Word Wildlife.

Otro de los sistemas desarrollado por los investigadores del Citro es el que permite identificar los usos, aplicaciones y distribución de las especies de cycadas que habitan en Norteamérica y las Antillas. Tiene el objetivo de poner a disposición de cualquier persona interesada –sea especialista en el área o no– la mayor cantidad de información referente a este grupo de organismos, que tuvo su origen hace más de 180 millones de años, es decir, que existían mucho antes que los dinosaurios.

El software, incluido en un cd que está disponible en el Servicio Bibliográfico Universitario, se relaciona directamente con los fósiles encontrados y la historia de su vida, fecundación y usos tradicionales, y cuenta con claves de identificación y un lenguaje simple.

Además, el sistema se encuentra en dos idiomas: inglés y español, y fue posible gracias al equipo de trabajo que se dedicó a su diseño y producción, entre ellos Arturo Gómez Pompa, Andrew P. Vovides, Roberto Castro-Cortés, José González García y Andrés Corona López, del Citro.