Enero-Marzo 2004, Nueva época No. 73-75 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Trimestral


 

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El arte es una forma de catarsis
Valentina Sandoval expuso Piel
de sombra, escultura en cerámica

Gina Sotelo

En la muestra incluyó animales fantásticos que son considerados por la autora como individuos que portan su propia historia.

Piel de sombra se inauguró en la galería nebulosa de Xalapa y estos son sólo algunos de los cientos de pensamientos que se hilan en un manto de 1 500 piezas de cerámica a través del cual Valentina Sandoval exorciza sus tristes recuerdos de niña: “no te asustes Valentina, no debo sentir miedo, tengo que hacer algo bien, soy transparente, ¿dónde está mi mamá?, ¿por qué estoy aquí?, mi mamá sabe que yo no puedo hacer nada bien, lo que piensas está mal, me agarró el temblor a mí sola, escóndete, que no te vean llorar”.

Una dama erguida de hierro deja ver en su tórax una especie de alma etérea y sobre sus hombros se encuentra el pesado y complejo manto en el que se leen pensamientos de una Valentina que no existe más: “son cosas que pensaban cuando era niña, algo que ya no tengo dentro de mí. Ideas que me hicieron llorar, que cargué a cuestas, que trabajé, tiré y que ya no me sirven, no son parte de mi realidad”. Esta pieza de cerámica forma parte de un gran proyecto de 25 maniquíes que, con la participación de modelos y actores,
La exposición de Valentina Sandoval es una suerte de viaje interior al pasado de la autora.
 

cobrarán vida en una pasarela. El desfile/performance tendrá música original compuesta por Carlos Sandoval, músico contemporáneo que radica en Alemania.

Cuatro animales sacados de una fauna fantástica se exhibieron también, pues Valentina Sandoval por pura diversión dio vida a criaturas apócrifas: Pájaro ciego es un ave que construyó su casa con espejos, para ver si así puede ver algo; el calor artificial de su cueva de cristal atenúa un poco la triste sensación de estar ciego.

La Araña quedó atrapada en su propia red y no hay quien pueda acercarse a ella y rescatarla. Matamoscas mata insectos con su cola, sin embargo su hábitat es inhóspito; vive sobre una cama de clavos, así que no puede dejar de hacerse daño cada vez que caza una mosca. La Tortuga cornezuelo, a la que nadie se le acerca para darle un abrazo por temor a espinarse, a pesar de su feroz caparazón, tiene un rostro dulce y parece feliz.

Valentina concibe a sus mascotas de cerámica como individuos, les pregunta de dónde vienen, qué les gusta comer y cuáles son sus miedos. Cada uno tiene su historia y su pasado: “empecé a hacer estas piezas como un juego, para descansar de la monotonía. Resultaron ser dua-les, bellas y tiernas por un lado, pero escalofriantes y sádicas por otro”, afirma la ceramista quien, en parte, se refleja en sus creaciones: “puedo sentir un amor incondicional por el mundo, si se deja; no acostumbro agredir, sin embargo, puedo llegar a pensar cosas terribles”.

La sección de animales nació para la instalación El jardín perdido incluida en la exposición Cerámica Veracruzana que organizó el Instituto Veracruzano de Cultura (Ivec), integrada por 15 artis-tas. Esta exposición visitó ya Monterrey y ahora viajará a Nueva York, Washing-ton, Arizona, España y Holanda.