Octubre-Diciembre 2003, Nueva época No. 70-72 Xalapa • Veracruz • México
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Se reunieron destacados académicos, periodistas y escritores
En la FILU 2003 convivieron la mejor crítica de comunicación y una excelente oferta editorial

Edith Escalón, Alma Espinosa, Edgar Onofre Fernández, Ricardo Luna y Gina Sotelo

Presencia de más de 40 mil personas y casi 400 casas editoriales en la FILU 2003 que se sobrepusieron a la tendencia mundial en el decremento de ventas
A lo largo de nueve días, la Feria Internacional del Libro Universitario 2003 (FILU) se convirtió en el punto de convergencia de los más destacados periodistas, investigadores y escritores del ámbito nacional e internacional, quienes ejercieron el mejor nivel de crítica para aproximarse a las distintas manifestaciones de la comunicación en las sociedades contemporáneas.
Del 26 de septiembre al 5 de octubre, tanto en Xalapa como en Boca del Río, cerca de 40 000 personas –más de 5 000 que el año anterior– y 396 casas editoriales –56 más que en su versión previa– de México, España, Chile, Argentina, Cuba, Costa Rica,
Estados Unidos, Colombia y Venezuela,
Acompañado por el secretario Académico, Raúl Arias Lovillo, José Woldenberg destacó el papel que han jugado los medios de comunicación en la construcción del edificio electoral autónomo. (Foto: Luis Fernando Fernández)
se dieron cita en la UV.

Desde la ceremonia donde se otorgó la Medalla al Mérito Universidad Veracruzana a los intelectuales y comunicadores Juan Luis Cebrián, Pablo Latapí Sarre y Carlos Monsiváis, y a partir de la mesa magistral que brindaron los galardonados, el más alto nivel de debate se mantuvo durante las más de 300 actividades programadas bajo el tema “La comunicación de cara al siglo XXI: la distribución social del conocimiento en la era de la información”.
Una oferta vasta en ponentes y puntos de vista en torno al fenómeno de la comunicación, tema central de la FILU, motivó la participación de más de 2 000 personas que acudieron a las mesas redondas y conferencias consideradas para el Foro Internacional de Comunicación, cuyo conjunto permitió mostrar la riqueza y complejidad de esta área tan importante para la sociedad moderna.
En este marco, 79 académicos, periodistas y escritores de gran importancia en materia de comunicación analizaron la presencia
Raymundo Riva Palacio, director editorial del periódico El Independiente. (Foto: Luis Fernando Fernández)
de esta disciplina en diversos campos de la vida social, como la democracia y el quehacer periodístico –desde José Woldenberg hasta Florence Toussaint, pasando por Carlos Marín, Raymundo Riva Palacio, Federico Campbell, Marco Levario y Javier Darío Restrepo–, la tecnología aplicada a la educación y su impacto –con la participación de Raúl Trejo Delarbre y Gilberto Guevara Niebla, entre otros–, la sociedad y la distribución social del conocimiento, experiencias regionales en comunicación –con Naief Yehya y Héctor Schmucler–, la publicidad y la comunicación en las instituciones –Raúl Peimbert y Anabel Gutiérrez, por citar a dos–, y la legislación de medios.
Asimismo fue revisada la experiencia de los medios locales y se contó con la presencia de la Revista Mexicana de Comunicación; participaron destacados científicos que difunden el quehacer científico –en este marco, la UV dio a conocer Arte, Ciencia, Luz, revista electrónica comprometida con la difusión científica– y la Dirección Editorial de la Universidad Veracruzana presentó 18 nuevos volúmenes de literatura, ciencia y pensamiento humanístico, al tiempo que otras casas editoriales mostraron su producción más reciente.
Por otra parte, durante el Primer Congreso Iberoamericano de Comunicación Universitaria se dio cita un centenar de especialistas provenientes de más de 10 países, quienes acordaron la creación del Observatorio Iberoamericano de Comunicación Universitaria (OICU) –liderado por la UV y las universidades de Granada (España), Concepción (Chile) y La Habana (Cuba)–, en el que se trabajará para conformar un agencia de información sobre el quehacer de las instituciones
Nahief Yehya, columnista de La Jornada, habló del lado oscuro de la información y la comunicación. (Foto: César Pisil)
de educación superior de España y América Latina.

También el Tercer Coloquio Internacional en Comunicación e Información en el siglo XXI–realizado del 29 de septiembre al 1 de octubre, en Boca del Río– significó la presencia de destacados investigadores y académicos de España, Brasil y Colombia (tan sólo en la mesa magistral), además de que la propia Facultad de Ciencias de la Comunicación de la uv se sumó al examen de la comunicación desde la perspectiva de género.

Cabe resaltar que, gracias a los esfuerzos del gobierno del estado de Veracruz, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Veracruzano de Cultura, conjuntados y liderados por la Universidad Veracruzana, la FILU 2003 –cuyo programa incluyó, además de los eventos mencionados, numerosas actividades artísticas y culturales– resultó todo un éxito.

Vital, el papel de los medios para el ejercicio democrático: Woldenberg
El papel de los medios de información en México es un tema vital para el ejercicio democrático, pues la apertura hacia la pluralidad en ellos acompañó al proceso de apertura que el país ha vivido en las últimas dos décadas, afirmó José Woldenberg, en esas fechas consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE).

La correspondencia establecida entre la apertura de los medios hacia la pluralidad, con una mayor equidad en la información de los actores políticos en nuestro país, y el fortalecimiento de la democracia permitieron que en 1994 los partidos de oposición, en conjunto, ocuparan mayor número de espacios en los noticieros que el partido oficial, y que en 2000 los informativos ofrecieran un tratamiento equitativo a las tres fuerzas políticas más importantes del país, según datos proporcionados por Woldenberg.

Derivado de ello, las contiendas electorales más disputadas se han dado a partir de la apertura de los medios de información, aunque para alcanzar este proceso las demandas y el reclamo de la sociedad por democratizar el país, externados a partir de 1968, también fueron fundamentales. En este sentido, la transición política del país ha sido paralela a las transiciones cultural y económica, gestadas a partir del fortalecimiento de la sociedad, fenómeno que llevó a los medios a atender necesidades de apertura.

Woldenberg también destacó el papel que han jugado los medios en la construcción del edificio electoral autónomo, dado que han llevado las campañas electorales al centro de la opinión pública, al tiempo que han permitido la transición de la unanimidad de opiniones a la diversidad de criterios.

Sin embargo, la responsabilidad que tienen dichos medios en el manejo de la información es muy grande. Los datos y la opinión que vierten los medios son condicionantes para el buen funcionamiento de las instituciones y la formación de la población: “si los medios difunden gracejadas de los políticos contribuyen a construir un espectáculo circense, mientras que si elevan la calidad del debate ayudan a consolidar la democracia”.

Woldenberg expresó que esta situación se torna aún más grave cuando se toma en cuenta que el nivel de cultura política en nuestro país corresponde al bajo rendimiento escolar y al escaso interés por los temas públicos, y que, aunado al escaso conocimiento de los derechos de los ciudadanos, existen una baja estima por la política y la Cámara y una percepción donde ambas son sinónimo de corrupción. “El cambio político no produce transformaciones en la percepción de los temas públicos, por ello es necesario un esfuerzo suplementario para fortalecer los valores de la democracia y elevar el nivel de la cultura cívica para que los ciudadanos participen en la democracia más informados”.

La realidad profesional pervierte el trabajo periodístico: Yehya
En un intento por definir el fenómeno propagandístico y proponer una reflexión de su uso en la cobertura televisiva de los más recientes conflictos bélicos estadounidenses, Nahief Yehya, columnista de La Jornada y analista de los mecanismos de control mediáticos, habló del lado oscuro de la información y la comunicación. No se puede hablar de distribución social del conocimiento si no se analiza críticamente el poder de la información, ese lado oscuro que está determinado en muchas ocasiones por la propaganda y que “exige fe sin cuestionamientos”.

Aseguró que la propaganda no prepara a la sociedad para la democracia, pero paradójicamente existe y es utilizada por las democracias para provocar reacciones sin razonamientos, para afectar las percepciones del espectador, de acuerdo con intereses muy focalizados. En este sentido, dijo, los medios tienen la obligación de no tragarse el discurso oficial de nadie; ellos tienen que ser los que validen, los que impongan un sistema muy estricto de estándares a aquella palabra oficial y a toda aquella reacción popular.

El autor de múltiples ensayos sobre cultura y medios de comunicación se refirió entonces al papel de las universidades en este conflicto. Por una parte, reconoció que la academia tiene su propia visión, y que cada institución es honesta cuando habla de la necesidad de la distribución del conocimiento. Sin embargo, la formación académica no ha alcanzado a nutrir al estudiante con otras cosas que no son estrictamente del campo del periodismo y de la distribución del conocimiento, elementos que más bien tienen que ver con la creación de un marco conceptual más rico para los estudiantes, con más posibilidades, con más elementos formativos, no sólo informativos.

El peligro radica en que los estudiantes de comunicación y periodismo en plena formación “no se den cuenta de lo masivo que es la propaganda y de lo poco estudiada que es en el marco académico, que no analicen críticamente sus alcances”. La realidad profesional pervierte con la inminencia de la inmediatez, con la necesidad de lo inmediato: “en un contexto como el periodístico, donde hay muy poco tiempo para ponderar, para dar un respiro y analizar las cosas es complicado, pero se puede”, advirtió Yehya,

El poder es fuente de información y no de inspiración: Jorge Fernández
Jorge Fernández Menéndez, conductor del programa Séptimo Día de Canal 40, comentó que el nuevo periodismo debe entenderse como el trabajo que deja atrás el vicio de las declaraciones, que realiza cualquier género a partir de la investigación –que no tiene que verse sólo para determinados temas oscuros como el narcotráfico, la violencia, el cruce de fronteras, etc.–, que reivindica la objetividad entendida como la no intencionalidad y que se escribe de forma correcta de tal manera que el receptor entienda perfectamente bien el mensaje.

Las notas plagadas de declaraciones, el periodismo sin investigación, la subjetividad y el mal uso de la sintaxis son los cuatro temas primordiales que el nuevo periodismo exige a los que trabajan en los medios de comunicación.

A partir de la década de los sesenta –dijo– surgió una novedosa forma de ver al periodismo, a través del trabajo de norteamericanos como Tom Wolf y Truman Capote. Desde entonces, las técnicas del periodismo se han ido modificando, al tomar como punto principal la historia y la forma como es narrada, dejando en segundo plano la simple transmisión de datos. Por ello, la historia y la técnica son partes fundamentales para la introducción al nuevo periodismo.

Para lograr la objetividad, deben agregarse a las preguntas clásicas del periodismo, el por qué y el cómo, siempre manteniendo cierta distancia con la fuente. Esta objetividad está emparentada con la investigación, y es que para que un trabajo de investigación sea confiable debe contener fuentes confiables y objetivas, sin esta combinación un periodista no puede ser exitoso.

No cumple la prensa mexicana con su función social: Riva Palacio
La prensa mexicana no está cumpliendo con su función social, “no se acerca a la sociedad ni explica lo que está sucediendo en sus comunidades”, aseguró el periodista Raymundo Riva Palacio. El director editorial del periódico El Independiente dijo que la sociedad está en lucha por resolver sus problemas, pero las maneras que tienen para identificarlos no son las óptimas, pues carecen de habilidades para construir un sistema político y, además, se topan con una prensa contagiada por el poder.

El periodismo debe ser una ventana donde la sociedad se vea reflejada; el periodista no debe limitarse a informar, debe asumir la responsabilidad que tiene como formador, cuya tarea da significado a los hechos que se suceden en la comunidad, mientras define temas de importancia común. El periodismo no tiene valor si no comprende que sus lectores son agentes a quienes corresponde tomar decisiones.

Respecto de la historia reciente de la prensa mexicana, Riva Palacio informó que el inicio de una nueva relación entre la prensa y el poder ocurrió durante el sexenio de Carlos Salinas –quien desmanteló los mecanismos usuales que existían entre medios y gobierno a pesar de ser uno de los mandatos más autoritarios–, aunque el paradigma de la libertad de expresión en el país se suele situar a partir de la alternancia del partido en el poder.

Destacó el periodo que comprende de 1995 a 1997 como “el más vergonzoso en la historia de la prensa mexicana”, durante el mandato de Ernesto Zedillo, cuando ésta se colocó como una de las mejores en la escuela del escándalo, llevando la nota roja a los titulares más importantes y publicando constantemente información no corroborada.

Riva Palacio explicó que la contradicción que existe en los criterios editoriales de los medios impresos nacionales radica en que aún no saben si asocian su trabajo a la escuela inglesa de periodismo –donde el flujo de información surgió de la aristocracia provinciana, a partir de la disputa entre la nobleza rural y la urbana, y que se mantuvo a través de los lectores y la publicidad– o a la escuela francesa –donde la prensa surgió a partir de la necesidad del monarca de crear un clima de opinión pública centrado en su figura–. “Queremos ser prensa inglesa pero culturalmente somos franceses. La prensa sigue coqueteando con el poder”.

La Internet, patrimonio de la humanidad: Trejo Delarbre
La Internet es el espejo fiel de nuestra inequitativa, versátil y poliedra humanidad, según palabras del periodista Raúl Trejo Delarbre. La red de redes es el espacio de expresión de las personas que anteriormente no se animaban o no encontraban en dónde manifestar sus ideas, y por su esencia podría comparársele con el Aleph, del que hablaba Jorge Luis Borges.

El investigador de la UNAM comentó que la red mundial es la columna vertebral de la llamada sociedad de la información. Es por ello que se le debe reconocer como parte fundamental de expresión de la sociedad y como patrimonio de la humanidad. Debido a que en México sólo seis por ciento de la población tiene acceso a Internet, es necesario implantar políticas que incrementen su uso, impulsar la alfabetización tecnológica en todos los niveles y nacionalizar el debate de la sociedad de la información, afirmó el columnista del periódico La Crónica de Hoy.

Explicó que la Internet carece de una información centralizada, lo que le da libertad al tiempo que es permeable a la censura: sus rasgos más característicos son la omnipresencia, irradiación, velocidad, multilateralidad, interactividad, desigualdad y esencia heterogénea. Contrario a lo que todavía algunos sectores de la población piensan, el uso de Internet no crea personas disociadas, sino que contribuye a la comunicación. Sin embargo, en casos extremos, su uso puede convertirse en un vicio al sustituir las relaciones personales por los encuentros virtuales.

La televisión favorece la imagen por encima de las ideas: Toussaint
El papel que la prensa escrita desempeñaba como puente entre los actores y las acciones políticas y la sociedad está por desaparecer y su lugar lo están tomando los publicistas, quienes venden mercancía política a domicilio, señaló Florence Toussaint.
Afirmó que el consumo de la oferta televisiva en México es superior al promedio mundial, apenas por debajo del promedio norteamericano, y destacó que casi 80 por ciento de los electores en nuestro país obtiene información política y temas públicos de la televisión, mientras que poco menos del 20 por ciento lo hace a través de la radio y apenas un cinco por ciento lo hace por medio de la prensa.

De esta manera, la comunicación política se ha adecuado al espacio público en que se ha convertido la televisión, y los actores políticos han transformado la arenga pública en discursos mediáticos, lo que ha originado que busquen fortalecer su presencia incluso en programas de entretenimiento donde “bailan, cantan y hacen monerías”. El espacio que los medios electrónicos de comunicación han abierto para la vida política del país es uno donde la realidad se ha convertido en un espectáculo, donde el voto acaso pierde su carácter definitorio, pues el bombardeo de encuestas parece definir la decisión del electorado y es responsable de que surja el voto útil.

Dijo que, a pesar de que la TV afecta la percepción de los votantes, no resulta determinante, sino que el área de influencia en la decisión electoral está conformada por muchos más elementos propios del entorno del elector, y añadió que todavía no existe consenso para definir el comportamiento de la relación entre comunicación y electores. Es sabido que la televisión favorece la imagen por encima de las ideas y esto ha derivado en que, cada vez más, los electores definen su voto a partir de los espectaculares motivos de la televisión: “se van por el carisma, lo guapo que el candidato está o no, si habla bonito y si es emocionalmente emotivo”.

Con todo, Florence Toussaint responsabilizó a la sociedad actual del fenómeno que ha llevado a los gigantes mediáticos y culturales a ocupar el lugar de los colosos industriales de antaño, y que ha dirigido a la política a incorporarse a este proceso y, con ello, a convertir las ideas en mercancías.

El haz y envés de los medios de comunicación: opinión de expertos
A las conferencias mencionadas anteriormente debemos sumar las participaciones de Marco Levario, director de la revista Etcétera, y de René Garduño, editor de la revista Atmósfera de la UNAM. Levario dio cuenta de la visión empresarial de los medios de comunicación que desplaza el impulso de contar bien la realidad y altera de una manera profunda el oficio periodístico. También criticó tanto la falta de interés que tienen estos medios por ofrecer un servicio a la sociedad y su indisposición ante una reforma de ley federal de radio y televisión, como la ausencia de profesionalismo que impera en ellos y en el entramado de un conjunto complejo de intereses.

En tanto, René Garduño destacó la importancia del libro, cuya lectura implica establecer un diálogo, y esto conlleva a la comunicación, que no a la información, pues ésta es sólo una etapa primitiva del conocimiento. A pesar del poder de la Internet, pronosticó la permanencia del libro: “la Internet es para consulta, es una especie de diccionario de donde se extraen datos, referencias, estadísticas, información; pero leer es también el placer de tener el libro en las manos, de percibir su olor, su textura, su compañerismo, su amistad, de leerlo, ya no digamos de escribirlo, de subrayarlo… eso sólo se siente a través del papel”.

Habló sobre la confusión entre información y comunicación, la cual surgió de la apabullante cantidad de datos que de pronto se tuvo al alcance, que no garantiza la comunicación. Y es que la información se puede medir por bytes, por cantidades, por números, “pero no hay un sabiduriómetro, porque el conocimiento que lleva a la sabiduría es sutil y tiene que ver más con el corazón, con el alma, con el espíritu, y no en el sentido religioso, sino en el sentido humano profundo”.

Rafael Reséndiz, coordinador de Ciencias de la Comunicación de la unam, reconoció que la sociedad mexicana no sabe vivir en democracia, de ahí todos los problemas que se plantean a futuro para enfrentar el poder absoluto de los medios de comunicación,

La democracia es una forma que no sólo implica derechos, sino también obligaciones para el ciudadano: “eso aún no lo hemos comprendido, queremos dejar la responsabilidad a otro”, puntualizó, y estar informados, a partir de la lectura de periódicos, es indispensable para asumir nuestro deber cívico, porque la televisión y la radio informan de una manera superficial, efímera y fragmentada. El problema es que en México no crece el número de lectores y que en él las audiencias no son críticas, están más indefensas, por falta de Estado de derecho, por debilidad del sistema educativo o por atraso en la cultura política.