Además de la interesante labor que
ha realizado bajo el agua, Pilar Luna
responsable de la Subdirección de Arqueología
Subacuática del inah habla en la siguiente entrevista
sobre la lucha que inició y ha sostenido tanto para salvaguardar
el patrimonio sumergido y difundir el valor de tal riqueza, como
para informar a las instituciones y a la población acerca
de la pertinencia de proteger y respetar el legado que yace en mares
y aguas interiores. La labor que ha llevado a cabo para capacitar
y formar nuevas generaciones de arqueólogos subacuáticos
también fue tema de conversación.
El
na gran cantidad de objetos y vestigios que pudieran dar cuenta
de historias pasadas yacen sumergidos bajo el agua. Ríos,
lagos y mares hoy son depositarios de antiguos materiales, piezas
y embarcaciones que han quedado ocultos en el lodo y los sedimentos.
Son restos que esperan que los arqueólogos subacuáticos
descifren sus misteriosos.
Desde hace cuatro décadas, expertos en la materia han desarrollado
investigaciones subacuáticas que han servido para obtener
información sobre viejas técnicas de navegación,
formas de comerciar, asentamientos, migraciones, vida marítima,
guerras y desastres naturales, entre otros datos. No obstante,
aún no se ha explorado ni descubierto la mayoría
de sitios que conservan el patrimonio cultural del hombre.
Debido a que la extracción incorrecta de los tesoros sumergidos
y la falta de métodos apropiados para su conservación
pueden provocar su deterioro o desintegración, es necesario
que los especialistas sean quienes realicen esa labor, pues ellos
son los que cuentan con el conocimiento, los recursos y las técnicas
no sólo para descubrir, excavar y extraer, sino también
para mantener la integridad de las piezas arqueológicas
e interpretar el contexto en el que tuvieron vigencia.
Una de las arqueólogas subacuáticas más importantes
en México es Pilar Luna Erreguerena, subdirectora de Arqueología
Subacuática del Instituto Nacional de Antropología
e Historia (inah), quien también es férrea defensora
de las riquezas culturales de México que se encuentran
sumergidas y precursora en América Latina de dicha disciplina,
además de formadora de la primera generación de
arqueólogos mexicanos en la especialidad.
A lo largo de casi tres décadas ha emprendido diversas
exploraciones en México y en el extranjero, por lo que
su experiencia no se cuestiona. En 1979, realizó en Turquía
excavaciones submarinas para estudiar un barco de la época
helénica y otro del periodo bizantino. Un año después
participó en la elaboración del inventario de recursos
culturales sumergidos de Islas Caimán. También formó
parte del grupo que investigó, en las Bahamas, un barco
del siglo xvi, uno de los más antiguos descubiertos en
América. Pero quizá su investigación más
importante sea la relacionada con Port Royal, ciudad de Jamaica
sumergida a finales del siglo xviii por un terremoto y un maremoto.
Pilar Luna visitó la Universidad Veracruzana para participar
en la celebración del 45 aniversario de la Facultad de
Antropología, por lo que hubo oportunidad de conversar
con ella sobre su larga trayectoria, sus experiencias y sus esfuerzos
en el mundo de la arqueología subacuática.
¿Cuál
es el objetivo de la arqueología subacuática?
El objetivo de la arqueología subacuática es exactamente
el mismo que el de la arqueología, o sea, el estudio del
hombre a través de los restos materiales que han permanecido
a lo largo del tiempo, sólo que dichos restos se encuentran
en lagos, lagunas, cenotes, cuevas inundadas o en el mar. Se trata
de elementos prehispánicos que casi siempre se encuentran
en aguas interiores y de vestigios de la época colonial
que se hallan en aguas marinas. Más concretamente, nuestro
objeto de estudio son barcos hundidos, estructuras sumergidas
y objetos de ofrendas.
¿Cuántos
años han transcurrido desde que los especialistas empezaron
a valerse de esta disciplina para desarrollar sus investigaciones
bajo el agua?
La arqueología subacuática es una disciplina relativamente
nueva en el mundo. Tiene 40 años de existencia. En México
tenemos ya 22 años aplicándola, así que llevamos
un buen camino andado, aunque todavía no existe la carrera
de arqueología subacuática como tal.
Para inmiscuirse en este proceso, es importante primero formarse
como arqueólogo y después estudiar una especialidad
en arqueología subacuática, sea ésta un diplomado
o maestría. Por ejemplo, en la Ciudad de México
impartimos un diplomado, en 1994, que duró seis meses con
más de 700 horas de trabajo; desde entonces hemos ofrecido
cursos parciales.
¿Hay futuro en el país para dicha ciencia?
Así es, ya que el patrimonio cultural sumergido en México
es enorme. Hasta hace poco más de un siglo la transportación
de comida, cultura, libros y personas se realizaba por medio de
la navegación, por lo que, se deduce, hubo muchos accidentes
marítimos que provocaron hundimientos de barcos, con numerosas
historias que contar.
Por otra parte, en aguas interiores el legado también es
enorme porque los grupos prehispánicos se asentaron cerca
o alrededor de las fuentes de agua, precisamente para usarlas
como elemento vital y también como lugares de ofrenda;
además no podemos olvidar que eran agricultores que necesitaban
de buenas cosechas para que su cultura floreciera, por lo que
hacían ofrendas a sus deidades esperando la abundancia.
A pesar de que existe desde hace tiempo un cuantioso patrimonio
cultural sumergido en aguas mexicanas, hasta hace algunos años
no era tomado en cuenta. De ahí la importancia del movimiento
internacional para recuperarlo. De hecho, en noviembre de 2002
se aprobó un texto de una convención en la unesco
para la protección del patrimonio cultural sumergido. Este
hecho marca un parteaguas y, por otro lado, refleja la preocupación
que hay en el mundo por preservarlo y defenderlo, sobre todo,
de los buscadores de tesoros, porque han surgido grupos que constituyen
a veces compañías fantasmas y proponen a los gobiernos
el reparto porcentual de su hallazgo.
Sabemos que en las aguas de todo el mundo y en las de México
también existe sumergida una riqueza económica,
pero el patrimonio cultural no se puede valorar desde ese punto
de vista, lo tenemos que ver como un patrimonio invaluable. Por
ejemplo, nadie se atrevería a ponerle precio al Calendario
Azteca o a la Coyolxauhqui para venderlo; igual pasa con el patrimonio
que está bajo las aguas.
¿Qué
tan grave es el problema del saqueo de vestigios arqueológicos
sumergidos?
Desafortunadamente es un punto que nos rebasa. Los arqueólogos
quisiéramos preservar todo ese patrimonio, pero no habría
policías suficientes en el país para vigilar más
de 10 000 kilómetros de litoral y hasta 200 millas mar
adentro. Es decir, el territorio acuático es
mucho mayor que el terrestre en el caso de México, por
lo que el saqueo ha sido inevitable, Afortunadamente, creo que
no se ha expandido la labor de lo buscadores de tesoros porque
no han sido aceptadas sus propuestas; por tanto, no cuentan con
financiamientos, ni infraestructura, ni apoyos.
Ciertamente, existen legislaciones nacionales e internacionales
que prohíben realizar tales actos, pero también
es importante educar e informar a la gente para que entienda que
el saqueo y los robos impiden desarrollar verdaderas investigaciones
encaminadas a desentrañar parte de la historia del hombre.
Concienciar es un paso importante para preservar el patrimonio
de la humanidad. Por ello, abogo por la educación, pues
la ignorancia ha llevado a muchos a destruir el legado natural
y cultural, y a omitir su verdadero valor.
Considero que en la medida que podamos compartir esta pasión
y gran compromiso, la gente irá extendiendo su apoyo e
irá sumándose a esta labor de protección.
Los arqueólogos asumimos nuestra responsabilidad, pero
necesitamos una plataforma de investigación interdisciplinaria
para alcanzar los objetivos trazados.
Inmersas
en los mares de Veracruz, por su historia y su pasado, existen
riquezas invaluables, ¿cuáles son los primeros pasos
para conservarlas?
Es enorme su riqueza, pues Veracruz fue el primer puerto de América.
A San Juan de Ulúa llegaron naves de varias partes del
mundo, y este puerto aún sigue siendo importante. La historia
nos dice que hubo incendios, choques de naves, nortes y otras
catástrofes, por lo que hay muchas embarcaciones hundidas;
sin embargo, en la parte cercana a la costa, han realizado muchos
saqueos. Hoy, el compromiso de los veracruzanos y de los mexicanos
es gozar de la riqueza de los mares, conocer sus tesoros, denunciar
el hallazgo de vestigios y unirse a los especialistas para emprender
un trabajo en conjunto.
Bajo el agua existen varias historias que deben dejarse ahí,
pues ni el tiempo ha logrado desaparecerlas, historias que deben
protegerse del mayor depredador: el hombre. Si dejamos en paz
esos tesoros sumergidos podremos preservarlos; además,
cuando se excava sin conocimiento alguno se destruye. Es como
si se deshojara un libro escrito en un idioma desconocido sin
antes ponerle un sistema de marcas, ya que si algún día
alguien sabe leer esa lengua no podrá ordenar sus páginas.
Dejemos que los especialistas los estudien, ya que ellos sabrán
cómo recuperar la historia y asegurar el tratamiento y
conservación de los objetos para garantizar su integridad.
También gracias a ellos podremos apreciar estas piezas
en museos, películas, libros y videos, pero no sólo
como un objeto, sino también como una parte importante
de una historia.
En
comparación con otros países, ¿cómo
son las condiciones que tenemos en México para este tipo
de estudios?
En la mayor parte del territorio nacional existen condiciones
privilegiadas para desarrollar investigaciones arqueológicas
bajo el agua, condiciones que debemos aprovechar, porque en otros
países ni el deseo puede crearlas. He platicado con colegas
de Chile y de Argentina que están acostumbrados a bucear
en mares con cero visibilidad y con temperaturas muy bajas; de
hecho, si les muestras películas sobre el Caribe o el Golfo
de México, no pueden evitar cierta sensación de
envidia.
Usted
está coordinando tres proyectos importantes, háblenos
de ellos...
El primero es una investigación de la flota de la Nueva
España de 1630-1631. El segundo es un inventario y diagnóstico
de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México.
Y el último se denomina Proyecto atlas arqueológico
subacuático para el registro, estudio y protección
de los cenotes en la península de Yucatán.
La información que hemos obtenido de esta última
investigación realizada en cenotes y cuevas inundadas ha
sido muy valiosa, pues gracias a ella contamos con datos sobre
fauna extinta y sobre los primeros pobladores de la península
de Yucatán, quienes posiblemente fueron los habitantes
más antiguos de México y de América. Y es
lógico, porque estas cuevas estuvieron secas hace más
de 10 000 años, y como sabemos la cueva siempre ha sido
un hábitat natural de protección para el hombre.
Siempre supimos que hay un potencial de información extraordinario
en estos lugares. El objetivo es llegar antes de que el sitio
pueda ser alterado o destruido. Para ello hemos conformado un
equipo de trabajo con miembros de la comunidad, pues muchos de
ellos son grandes buzos. De hecho, en la península de Yucatán
hay grupos de buzos que por hobby o por trabajo se dedican a explorar
estas cuevas, y ellos son los descubridores. El reto es que se
acerquen a nosotros para que nos compartan sus descubrimientos,
ya que ellos no cuentan con la formación para obtener la
información que guardan las piezas y los vestigios hallados.
Para esta labor de investigación, también formamos
una plataforma interdisciplinaria integrada por arqueólogos,
historiadores, biólogos, geólogos, físicos
y restauradores, quienes junto con los descubridores locales han
visitado los sitios mencionados. Esta manera de trabajar nos está
dando muy buenos resultados: con la capacidad de los buzos para
explorar y con el conocimiento de los especialistas se ha integrado
un equipo espléndido, cuya labor es importante para obtener
información valiosa.
¿Para
sostener una investigación tan amplia y costosa, el inah
recibe apoyos externos?
Gracias a la importancia del proyecto se han acercado a nosotros
miembros de la National Geographic Society y del Discovery Channel.
En 2001 hicimos la temporada de campo con el apoyo económico
del Discovery, no en su totalidad porque a los arqueólogos
y a los equipos de preparación los financia el inah. Fue
una gran experiencia, pues nuestro trabajo fue filmado en tiempo
real sin que nuestras actividades se alteraran, es decir, el documental
se hizo sobre la marcha y sin elementos falsos, ni maquillados,
por lo que sus creadores pudieron grabar el momento mismo de los
hallazgos, de ahí que la emoción haya sido real.
El programa se tituló Misterios de Yucatán. Se estrenó
en julio y se repitió en septiembre de 2002 en los países
de habla hispana, mientras que la versión en inglés
se proyectó en diciembre para el resto del mundo. Con esto
logramos algunos objetivos: difundir nuestro trabajo y compartirlo
con el público nacional y extranjero, crear conciencia
de la importancia de los restos encontrados y obtener de manera
externa apoyo financiero para poder continuar con nuestras investigaciones.
Cabe mencionar también que en marzo de 2002 se realizó
un extenso artículo de nuestra labor realizada en esa temporada
para National Geographic, el cual seguramente será publicado
en los próximos meses. Asimismo, durante 2003 seguiremos
trabajando con esa corporación, pues nuestra idea es seguir
buscando mecanismos externos para obtener recursos financieros.
¿El
de los recursos financieros es el mayor problema que enfrenta
una investigación de tal naturaleza?
Yo diría que nos enfrentamos con varios conflictos. Sin
embargo, la falta de recursos humanos representa el mayor problema.
Encontrar los recursos humanos es mucho más difícil
que obtener los financieros, porque requerimos de personas con
ciertas características especiales y con una verdadera
vocación para poder realizar y soportar trabajos pesados,
que son fascinantes pero duros, y este tipo de gente no existe
por millares. En suma, para desarrollar la arqueología
subacuática se necesitan buenas condiciones tanto físicas
como mentales, pues la vida está de por medio; además,
debido a que se trabaja en un ámbito ajeno, las reglas
son más estrictas, aunque todo esté programado,
estudiado y probado.
¿Cuáles
han sido algunos de los logros recientes de la arqueología
subacuática?
Hay un hecho muy importante que quiero citar y es que en noviembre
de 2001 se aprobó un texto de una convención de
la unesco sobre la protección del patrimonio cultural subacuático.
Este documento es producto de más de 12 años de
luchas, de trabajos con antecedentes muy difíciles, pues
en los últimos años, en reuniones con los expertos
gubernamentales en la sede de la unesco, hubo tensiones y resistencias,
pero finalmente la mayoría de los países aprobó
la propuesta y ahora está en proceso de ratificación.
Lo anterior nos habla de la importancia que está recobrando
la salvaguarda del patrimonio cultural subacuático, el
cual fue ignorado por muchos años, hecho que lo convirtió
en presa fácil para los sa-queadores y buscadores de tesoros.
¿Hay
suficientes arqueólogos subacuáticos en el país?
No, y es un hecho que me preocupa, ya que necesitamos en cada
centro regional (del inah) del país arqueólogos
subacuáticos que apoyen nuestras investigaciones y así
empezar a desarrollarnos. No se trata del centralismo, sino de
formar recursos humanos comprometidos. Los estudiantes de arqueología
son los candidatos idóneos para alcanzar tal objetivo,
porque considero que es mucho más fácil hacer a
un arqueólogo buzo que a un buzo arqueólogo; una
cosa es una técnica, un deporte fascinante, y la otra es
una disciplina científica cuya formación es más
profunda. Para trabajar bajo el agua se necesita ser un muy buen
arqueólogo, ya que el tiempo con el que se cuenta es muy
reducido, y de antemano se debe saber qué hacer, cómo,
por qué y qué se espera del lugar explorado: cuanta
más información se tenga, se puede ganar más
tiempo. En tierra el trabajo se puede prolongar todo un día
en tu sitio, pero bajo el agua y dependiendo de la profundidad,
los minutos sustituyen a las horas.
¿Existe
la posibilidad de que en la Universidad Veracruzana se ponga en
marcha un curso de arqueología subacuática?
Con la trayectoria de la Facultad de Antropología y con
las características del estado, se puede crear un área
de arqueología subacuática en Veracruz, lo cual
sería muy importante. Además, la uv tiene un potencial
enorme y cuenta con recursos para lograr ese objetivo; por ello
hay que empezar a sistematizar estas ideas y, posteriormente,
concretar estas propuestas. Ojalá pronto se den las condiciones,
tanto en Veracruz como en México, para poner en marcha
un posgrado en arqueología subacuática, no una carrera,
porque ésta por fuerza tiene que ser de arqueología.