Por
primera vez en sus 60 años de historia, la Facultad de
Música de la Universidad Veracruzana llevó a cabo
algo que es práctica común sólo en las grandes
escuelas de música del mundo: la puesta en escena de una
ópera con un elenco compuesto en su totalidad por estudiantes.
Se trató de Las bodas de Fígaro, de Wolfgang Amadeus
Mozart, obra de repercusión universal.
La dirección musical estuvo a cargo de Guadalupe Colorado,
quien recientemente, gracias a una beca otorgada por la uv y el
Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, culminó sus
estudios de maestría en la Universidad de Música
y Artes Dramáticas en Graz, Austria (ciudad que este año
fue nombrada capital de la cultura europea), y a su regreso fue
comisionada por la dirección de Divulgación Artística
para desempeñarse como catedrática de la Facultad
de Música.
La coreografía fue de Angélica Ramírez y
la dirección de escena corrió a cargo de Constanza
Alfaro, directora de los grupos artísticos teatrales de
la Secretaría de Educación y Cultura, institución
que además facilitó la escenografía y el
vestuario. Además, debe resaltarse la muy valiosa participación
del pianista Aldo Tercero.
El elenco estuvo integrado por Juan Antonio Ortiz, quien interpretó
al Conde de Almaviva; Rosaura González (Condesa de Almaviva);
Lucía Cedillo (Susana); Jair Torres (Fígaro); Gumaro
López (Basilio); Natividad Lara (Barbarina); e Hirán
Torres (Antonio). Particularmente destacada fue la participación
del contratenor Javier Ignacio Fragoso, de Tlaxcala, quien interpretó
a Cherubino. Este papel generalmente es desempeñado por
una mezzoso-prano, pero el ejecutante pudo llevarlo a cabo debido
a su adecuada tesitura. También llamó la atención
que los barítonos que dan vida a los protagonistas de la
obra, Fígaro y el Conde, son alumnos de recién ingreso,
no obstante lo cual tuvieron la oportunidad de integrarse a una
producción de tal magnitud, mientras que las sopranos que
caracterizaron a Susana y la Condesa cursan semestres avanzados
y mostraron alto dominio técnico y destreza vocal.
La producción fue estudiantil, pero cumplió con
los criterios de rigor vocal, estilístico e interpretativo
que exige la obra. Precisamente, para el correcto desempeño
profesional es indispensable que el alumno participe desde temprano
en este tipo de actividades, con las que practica no sólo
el canto sino también la actuación y el movimiento.
A pesar de su juventud y de no contar con experiencia, fue patente
la confianza y seguridad de los alumnos.
Guadalupe Colorado trabajó de forma especial con cada uno
de los alumnos el personaje asignado, y seleccionó esta
obra porque es una comedia fresca y divertida. Los alumnos de
Guadalupe Colorado son escogidos entre numerosos candidatos de
diversas partes de la República, como consecuencia del
creciente prestigio de la facultad. Sus edades fluctúan
entre los 17 y los 25 años, y pertenecen a diferentes semestres
de la licenciatura en Canto.