Noviembre-Diciembre 2002, Nueva época No. 59-60 Xalapa • Veracruz • México
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Enriqueta Velarde, del Centro de Ecología y Pesquerías de la UV
Posible, predecir el volumen
de pesca mediante el estudio
de las aves marinas

Edith Escalón Portilla

Determinar cuál será la captura comercial de especies marinas es una posibilidad que hasta hace algunos años no existía, por lo que flotas enteras perdían recursos y tiempo valioso recorriendo la mar inútilmente, sin saber que simplemente no había peces. Hoy el panorama cambia, pues gracias a estudios basados en la dieta y la reproducción de aves marinas, es posible saber si el siguiente será un año bueno o malo para el sector pesquero.
Esta investigación la ha desarrollado desde 1979 un equipo encabezado por Enriqueta Velarde González, investigadora titular del Centro de Ecología y Pesquerías de la uv, y fue recientemente premiada por Bios-fera, una organización no gubernamental que promueve, participa y lleva a cabo trabajos de educación, investigación y desarrollo relacionados con la problemática ambiental.
“La predicción se basa en dos elementos de información: la dieta y reproducción de las aves marinas y el índice de oscilación del sur, un parámetro relacionado con el fenómeno del Niño que determina la anomalía térmica del mar. A
Enriqueta Velarde, investigadora del Centro de Ecología y Pesquerías de la Universidad Veracruzana. (Foto: César Pisil)
partir de ahí podemos definir cuál será la captura comercial de los peces”, dijo Enriqueta Velarde.
Y es que –según explicó la investigadora– analizar la dieta de las aves tiene grandes ventajas. “Por ejemplo, no sólo permite hacer estimaciones de la población de especies existente, basadas en el muestreo de hueva o larvas (como hacen muchos otros estudios), sino también recurre al análisis de los peces que son atrapados por las aves, lo que evita las imprecisiones de otros trabajos que omiten de sus muestreos toda la etapa de desarrollo y reproducción de los peces”, aseguró la investigadora.
La convocatoria del premio Música por la tierra que le otorgó Biosfera al proyecto de Enriqueta Velarde establecía que la investigación debía ser replicable, por lo que existe el plan de usar esta misma metodología para determinar la población existente de algunas de las especies del Golfo de México, especialmente aquellas de importancia comercial.
“De hecho estamos platicando con el Centro Regional de Investigación Pesquera, ya que en la zona sí hay una pesca de pelágicos menores, aunque realmente se utilizan como carnada porque en el Golfo no tienen gran importancia industrial; sin embargo, este tipo de peces sigue siendo importante por ser la base del alimento de otros peces, mamíferos o aves marinas”, señaló la investigadora.
Al tener las predicciones del tamaño de las poblaciones de peces, las flotas pesqueras pueden evaluar si es viable o no continuar sus actividades; ésta será una gran ventaja para el sector pesquero que le permitirá buscar alternativas productivas en caso de escasez.
Parte importante del proyecto del Golfo de México será también la coordinación entre la Fundación Conservación del Territorio Insular Mexicano (Isla ac), en la que participa Enriqueta Velarde, y la Universidad Veracruzana, las cuales tienen firmado un convenio para colaborar en la captación de recursos humanos y en todos los objetivos de conservación, manejo de recursos, educación ambiental y difusión: “Para nosotros es muy importante contar con el respaldo universitario e involucrar a los estudiantes, tanto para que se formen recursos humanos como para llevar a cabo el trabajo de investigación”.
Cabe señalar que la investigación premiada fue desarrollada con la sardina monterrey –pez que constituye entre 35 y 40 por ciento de la captura nacional en volumen– en la Isla Rasa, ubicada en el Golfo de Cali-fornia, donde se obtiene aproximadamente entre 50 y 70 por ciento de esta especie.
El estudio es importante por las posibilidades que da al sector pesquero, pero resulta aún más trascendente si se considera que puede evitar crisis severas como la de 1992, cuando la producción pesquera bajó de 300 000 toneladas en 1989, a 6 000 en 1992, lo que representó una disminución en dos años del 98 por ciento de la pesca.
Los trabajos fueron financiados en un principio por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Interna-tional Council for Bird Preservation, entre otras organizaciones de conservación que apoyan proyectos de investigación.