Noviembre-Diciembre 2002, Nueva época No. 59-60 Xalapa • Veracruz • México
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Presencia de académicos de España, Estados Unidos y México
Celebran en la UV seminario sobre ayuntamientos gaditanos en México

Alma Espinosa, Edgar Onofre y Gina Sotelo

Examinar la composición y transformación de las entidades políticas –llamadas antiguamente ayuntamientos, repúblicas de indios y poblaciones de mestizos– en ayuntamientos constitucionales liberales fue el objetivo del segundo seminario ¡Viva la Pepa! Ayuntamientos Liberales Gaditanos en México: 1812-1826, que del 4 al 6 de diciembre se llevó a cabo en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (usbi) de la uv en Xalapa.
Convocados por El Colegio de Michoacán y la Universidad Veracru-zana, los académicos que se dieron cita en este foro analizaron las diversas maneras en que el liberalismo se interpretó, entre 1820 y 1823, cuando no existía claridad sobre la forma de gobierno, a pesar de estar regidos por la Constitución de 1812.Estas imprecisiones permitieron todas las posibilidades políticas para establecer pactos y acuerdos en las provincias.
Juan Ortiz Escamilla, quien junto con José Antonio Serrano coordinó la presencia en Xalapa de los investigadores participantes, señaló que entre 1820 y 1823, antes de la jura del Acta Constitutiva de la República Mexicana, no había
Juan Ortiz Escamilla participó con la conferencia “Ayuntamientos gaditanos en el Veracruz Central, 1820-1825”. (Foto: César Pisil)
claridad sobre la forma de gobierno. En el interior de las provincias todo era posible y había que pactar y llegar a acuerdos. “De ahí la inquietud por saber cómo se daban las negociaciones entre los distintos grupos políticos, entre los viejos y nuevos ayuntamientos y cuál fue la relación entre los ayuntamientos y las diputaciones provinciales.
En varias mesas de trabajo, investigadores y especialistas de distintas instituciones educativas mexicanas y extranjeras –como las universidades Jaume I, Saint Joseph’s, Colorado, Indiana, Leiden, además de la Universidad de Guadalajara, la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Autónoma de Puebla, la Autónoma de Yucatán, la unam, los colegios Mexi-quense, de Michoacán y de Sonora, y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas)– estudiaron la experiencia democrática en la creación de los primeros ayuntamientos liberales en México y desarrollaron otros puntos sobre el mismo tema.
El seminario fue realizado por primera vez en El Colegio de Michoacán. La segunda edición, con sede en la Universidad Veracruzana, fue organizada por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la uv (iihs).

Experiencia democrática, aporte de los ayuntamientos gaditanos
Juan Ortiz Escamilla, miembro del IIHS, dijo que los trabajos de Nettie Lee Benson, Charles Hale, Francois Xavier Guerra, Antonio Annino, Josefina Zoraida Vázquez, Jaime Rodríguez, José Antonio Serrano, Manuel Chust, Michael Ducey, Antonio Escobar, María del Carmen Salinas, Peter Guardino y Carlos Sánchez, entre otros, de alguna manera nos acercan al largo proceso de construcción de las estructuras liberales del México moderno.
En el antiguo régimen, los ayuntamientos de Córdoba, Orizaba, Veracruz y Xalapa tenían jurisdicción sobre numerosas poblaciones. De los ayuntamientos dependían los nombramientos de justicias de cada pueblo y los gobernadores indígenas estaban sujetos a los subdelegados. Los cabildos eran cuerpos poderosos privilegiados, actores centrales de toda la vida política y social de su región, pero a la vez objeto de envidias y controversias. Con la guerra se impuso una nueva estructura político-militar regional, los cantones, que entró en competencia con los cabildos; de hecho, los cantones sobrevivieron a la independencia.
A raíz de la fundación de los ayuntamientos constitucionales, Cádiz simplificó la administración local y al mismo tiempo provocó la división del territorio en jurisdicciones independientes. Los pueblos, libres de sus antiguas sujeciones, regulaban el manejo de los bienes de comunidad, establecían contribuciones y organizaban la milicia local: “Parecía que los liberales gaditanos pretendían acabar con todo privilegio y poderes jurisdiccionales para concentrarlos en una instancia común a todos los ciudadanos y a todos los territorios”, anotó Juan Ortiz.
Añadió que durante el antiguo régimen, en el aspecto político-administrativo, la provincia de Veracruz estaba dividida en 11 partidos (Acayucan, La Antigua, Córdoba, Cosamaloapan, Misantla, Orizaba, Papantla, Tampico, Tuxtla, Xalacingo y Xalapa) y cinco pueblos (Alvarado, Boca del Río, Medellín, Tlacotalpan y Tlalixcoyan), que dependían del Gobierno del puerto de Veracruz.
Sobre el poder político real de los ayuntamientos y las diferencias entre los del antiguo régimen y los de corte liberal, mencionó que los cargos perdieron su valor como mercancía y dejaron de ser hereditarios. Los viejos regidores de Veracruz se alarmaron porque el cambio de sistema implicaba la pérdida de su patrimonio familiar, en tanto que, por medio de elecciones democráticas, se elegía a los miembros de los cabildos. Los márgenes de acción de los ayuntamientos fueron bien delimitados y se tenían que apegar a las disposiciones del Gobierno.
De allí surgieron conflictos entre partidos antagónicos, a veces irreconciliables, “y es que la Constitución de Cádiz permitía el acceso a los cargos de elección popular de cualquier ciudadano con un modo honesto de vivir”. Asimismo, el poder político de los alcaldes y regidores se circunscribía exclusivamente a su ámbito territorial, ya no era como en el antiguo régimen, donde para ciertos asuntos tenía jurisdicción en pueblos o repúblicas de indios.

Los ayuntamientos de indios en Guanajuato
Durante las primeras décadas del siglo xxi había en México un alto índice demográfico indígena en las regiones del Valle de México, Oaxaca, Yucatán y las huastecas potosina, veracruzana y tamaulipeca. Allí, las repúblicas indígenas ocupaban un lugar central en la política: los pueblos marcaban los alcances y límites de la economía y de la estructura social a nivel local y regional.
José Antonio Serrano Ortega, investigador de El Colegio de Mi-choacán, en su trabajo “Ciudadanos naturales: pueblos de indios y ayuntamientos en Guanajuato: 1820-1827”, subrayó que hay pocas investigaciones sobre la forma en que las comunidades indígenas reaccionaron ante el municipalismo gaditano, ya que no ocupaba un lugar central en las sociedades y economías regionales, como sucedía en Guanajuato.
Mencionó que en 1792 y 1793 la población de la intendencia de Guanajuato era de unos 400 000 habitantes, 44.2 por ciento de los cuales eran indígenas y, de esta última cifra, 70 por ciento lo conformaban los llamados indios vagos o laboríos, que no estaban concentrados en las tierras de sus repúblicas, sino que merodeaban ofreciendo su trabajo en haciendas, ranchos y minas.
La intendencia de Guanajuato contenía a 39 pueblos de indios, habitados por poco más de 54 000 personas, que constituían el 14 por ciento del total de la población, y casi la totalidad de los pueblos de Celaya y León contaba con su propias repúblicas, mismas que tenían pocas extensiones de tierra, un limitado fundo legal y raquíticos bienes de comunidad. Por ello, señaló el investigador, “no eran unos mercados atractivos para los comerciantes ni consumidores importantes, y sus productos no eran buscados con denuedo”.
A diferencia de otras provincias novohispanas como Puebla, Yucatán y México, en el Guanajuato de 1810 a 1814 no se aplicó por completo la legislación gaditana sobre los ayuntamientos de pueblos indios; además, se fundaron pocos ayuntamientos constitucionales. Todo esto se debió al continuo estado de guerra entre los ejércitos realistas e insurgentes y la oposición de los funcionarios reales para promover el establecimiento de cabildos en poblaciones con más de mil habitantes. Por si fuera poco, después de la declaración de independencia, en septiembre de 1821, las repúblicas de indios enfrentaron un tortuoso proceso para que se les reconociera su derecho a elegir a sus propios ediles.
El investigador de El Colegio de Michoacán destacó que la creación de corporaciones municipales transformó por dentro y por fuera a los pueblos de indios. “Hacia adentro, la pugna entre fracciones políticas, en particular entre los principales y el común; hacia fuera, las relaciones institu-cionales entre los pueblos y las autoridades de las cabeceras criollas de Celaya y León”.
Agregó que en Guanajuato la guerra de Independencia provocó una transformación importante, ya que los pueblos de indios pasaron a depender en los aspectos fiscales y militares de los cabildos de Celaya, León y San Miguel el Grande. Al contrario de otras regiones de la Nueva España, en las repúblicas de indios de la provincia de Guanajuato no se organizaron las llamadas juntas de arbitrios y militares.