Julio-Agosto 2002, Nueva época No. 55-56 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Mensual


 

 Ventana Abierta

 Mar de Fondo

 Palabras y Hechos


 Tendiendo Redes

 Ser Académico

 Quemar las Naves

 Campus

 Perfiles

 Pie de tierra


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 


Arriesgado, predecir el futuro
de la política: Vilas Nogueira

Enrique Bravo

 
En este periodo de transformaciones, la participación política está delineando en muchos países nuevos caminos para transformar los anquilosados sistemas políticos, pero falta mucho por hacer. José Vilas Nogueira, politólogo español, comenta sobre estas nuevas directrices de participación y hace referencia al papel del marketing político dentro de la esfera social.

Con los avances de la ciencia y las nuevas tecnologías, día a día el hombre y su mundo están experimentando cambios vertiginosos que provocan nuevas formas de vida y de pensamiento. En todos los ámbitos, ya sea económico, social, cultural o político, se vislumbran escenarios que precisan de nuevas herramientas para encararlos y poder ser parte de ellos.
Así pues, la esfera política no se sustrae a este proceso de transformaciones, por lo que actualmente mucho se habla de cambios históricos y de periodos de transición, donde la participación política ya no es privativa sólo de los grupos que ostentan el poder, como los partidos políticos, sino también del pueblo que demanda mayor intervención, autonomía y democracia.
A pesar de que los cambios parecen ser globales, cada país tiene formas singulares de responder a estas alteraciones según su contexto y el sistema político con el que cuenta. México comparte con otras naciones europeas dos tendencias en el plano de la participación política: la progresiva profesionalización de la política y la profundización de la democracia.
Invitado por el programa de maestría en Acción Política y Administración Pública de la Universidad Anahuac, José Vilas Nogueira, maestro de la Universidad de Santiago de Compostela, visitó la ciudad de Xalapa para dictar la conferencia “Participación política: algunas cuestiones de actualidad”. Entrevistado para Gaceta, Vila Nogueira también habló sobre las tendencias actuales de participación política en el mundo –incluyendo algunas deducciones de la situación mexicana, pues afirmó desconocer el panorama real de nuestro país–, y acerca de un tema que se relaciona con el primero: el marketing político, cuyos actores, propósitos y alcances fueron tratados por él.

¿Cuál es su opinión acerca de la participación política en México?
No conozco bien el sistema político ni el cuadro institucional. Sé que, en general, México tiene una tradición estatista, sobre todo desde la Revolución y, por lo tanto, es un mecanismo de participación política que venía canalizando el pri a nivel de partidos, lo que en términos técnicos, en ciencia política, se ha calificado como partido hegemónico. Sin embargo, junto con esa tradición de institucionalización casi monopolística de la participación política, sé que también hay tradiciones de participación popular y formas institucionales, como es el caso de los ejidos.

¿Considera que México tiene problemas en ese aspecto?
Creo que en el momento contemporáneo, no sólo en México sino en la mayor parte del mundo, el problema de la participación política se ubica en el marco de dos tendencias contradictorias: por un lado, la progresiva profesionalización de la política; y por otro, los intentos de profundización de la democracia, que ha dado lugar a formas participativas menos institucionalizadas, con frecuencia centradas en problemas monotemáticos, como la ecología, o en intereses sectoriales. En este momento yo no sé cómo conectar eso con la situación mexicana.
Desde luego, en el sistema de partidos ha habido un cambio muy grande, sobre todo porque ahora institucionalmente el presidente de la república ya no tiene mayoría en el Congreso, cuestión que determina, ya que se da mayor relevancia al juego político, pero también implica un costo en la toma de decisiones y acuerdos.
Otra circunstancia que se me ocurre, y que se puede dar en países con las características de México, tiene que ver con la creación de instancias o dinámicas de participación que involucre lo étnico. Pero, repito, ésta es sólo una visión superficial. Yo nunca había estado en México y tampoco he estudiado el sistema político mexicano; únicamente puedo hablar de lo que me he enterado en los medios.

¿Cuál es la situación en Europa?
En Europa, el panorama no es muy distinto al de México, tal vez sí lo sea en relación con otros países de América Latina, pero no en relación con vuestra nación. Son momentos de transición en los cuales hay un relativo descrédito de los partidos políticos, de las clases políticas tradicionales, que en consecuencia provoca el surgimiento de movimientos y dinámicas de participación incontrolada que todavía no ha cuajado en formas institucionales de conciliación.

¿Ése es un problema mundial?
Bueno, en todo el mundo predomina una visión pesimista que tiene que ver con la globalización, pero creo que no es la visión más adecuada. Aunque el desarrollo tecnológico efectivamente provoca mayores posibilidades de manipulación, también permite mayores capacidades de resistencia a ésta, además de mayores posibilidades de difusión de la información, en especial de informaciones alternativas, alejadas del establishment, por ejemplo la Internet.
En este sentido, creo que el catastrofismo que domina el pensamiento actual, y que tiene un mayor eco en los medios, respecto por ejemplo al medio ambiente o a la posibilidad de incidencia de las poblaciones en los gobiernos, no me parece justificado. Lo que sí parece evidente es que estamos en un momento de cambio histórico y resulta arriesgado predecir con exactitud el futuro de la política dentro de varios años. No obstante, creo que hay elementos que permiten un razonable optimismo, sobre todo si consideramos que la vida social ha sido problemática desde siempre: un sistema perfecto en donde todos estén contentos es meramente una ilusión.

¿Considera que la gente está tomando mayores decisiones en el ámbito local?
Sí, pero creo que nos dirigimos hacia lo que se anticipaba hace muchos años, a la aldea global, donde los niveles de incidencia de grupos y organizaciones locales se proyectan con mayor autonomía respecto de los grandes gobiernos.
Aquí en México, por lo que he leído, es perceptible esa evolución a propósito, por ejemplo, de las reclamaciones que hacen los gobernadores de los estados para descentralizar los fondos y hacer respetar los compromisos adquiridos por parte del gobierno
federal.
Yo creo, en general, que la política es siempre un escenario complejo donde se pueden divisar tendencias que operan de manera diferente según los contextos nacionales. Por un lado, hay una mayor potenciación de las instancias locales; y por otro, un fortalecimiento también de las instancias transnacionales que, aunque en principio parecen perder relevancia, van a conservarla.
Los que parecen perder relevancia son los niveles intermedios, por ejemplo, el caso de los estados nacionales. Basta con ver el supuesto europeo, en donde se ha institucionalizado la Unión Europea con muchas políticas diferentes e importantes, no sólo en el plano material, sino también en el terreno simbólico, y en donde, por ejemplo, las políticas agrarias están virtualmente sustraídas a los gobiernos nacionales para ser definidas por la Unión Europea.

¿Puede el marketing político ayudar a encauzar la participación de la población?
Hay, como lo mencioné anteriormente, dos tendencias aparentemente contrapuestas: una referente a la profesionalización política y otra a la profundización o radicalización de la democracia. El marketing político se inscribe dentro de la primera tendencia y últimamente han recurrido a él tanto políticos como grupos y organizaciones no gubernamentales famosas, como Greenpeace, que lo utilizan en campañas para promover sus objetivos. Otras veces lo utilizan, de manera abierta, para influir en la opinión pública a través de escritores o comentaristas líderes de opinión, quienes por medio de comentarios y editoriales dan a conocer sus tesis.

Ésa es una información
tendenciosa…
Bueno, razonablemente no se puede esperar que quienes recurren al marketing político lo hagan por un excesivo altruismo o una preocupación por el interés general, sino por los intereses propios. En este sentido juegan como las fuerzas en el mercado, donde cada productor de un determinado producto intenta optimizar su posición utilizando mecanismos impersonales de colaboración.
El marketing político responde a una concepción más realista de la política y menos idealizada. Responde a la idea de que no se puede “vender” algo sin hacer publicidad, y ese “vender” no se refiere sólo a lo material sino también a lo conceptual, como el poder. Esto se puede constatar en la historia; por ejemplo, en las religiones, sobre todo en las universalistas como la católica, que mandaron misioneros alrededor del mundo. Eso es marketing político al estilo antiguo, avant la letre, antes de que siquiera existiera la palabra.

El marketing político ¿qué tanto puede manipular a un ciudadano común?
Yo opino que el consumidor de bienes materiales está relativamente desnudo de toda protección en el momento de adquirir un producto, por lo que basará su elección en la información que reciba en el momento de la compra. En cambio, el ciudadano que “compra” un presidente, un partido, una política, es decir, que es un consumidor político, en muchos casos al menos tiene detrás de su elección todas sus tradiciones y esquemas de vida, situación que lo hace menos manipulable de lo que parece a primera vista. Por esta razón, considero que uno de los errores que se cometen de manera reiterada es la importación de estrategias de marketing político que no toman en cuenta el contexto nacional; en consecuencia, lo que funciona bien en un lugar, en otro es una catástrofe.

¿No se está apostando más por la forma que por el contenido?
Pero claro que se ha perdido el discurso de fondo, eso es un coste de este tipo de evolución, naturalmente. Y se ha perdido porque la publicidad funciona a partir de mensajes simples y reiterativos; esto acontece por la creciente importación, en todos lo medios, de las técnicas televisivas, como Mc Luhan dijo hace tiempo: “El medio es el mensaje”, y cada medio impone características propias al mensaje.

¿Cuál es uno de los mayores errores de los sistemas políticos?
Hay una cosa muy singular: en general los sistemas políticos que enfatizan mucho en los grandes dogmas políticos y que retóricamente son muy igualitarios han producido sociedades despóticas o tendientes al despotismo, muy jerarquizadas; ahí está el ejemplo de la ahora extinta Unión Soviética. Por otro lado, los sistemas que enfatizan menos en la retórica, que enfatizan más en la libertad del individuo y por tanto creen que la gente no es tonta y sabe elegir, suelen producir sociedades más templadas, que funcionan mejor y son más igualitarias.

Finalmente, en la conferencia habló sobre un hecho que leyó en los medios locales, que despertó su atención y que tiene que ver con lo que ha comentado en entrevista. ¿Qué fue?
Un paro de carreteras ocurrido en el tramo que va de Xalapa a Banderilla. Y hablé de ese suceso porque puede ser un síntoma de la progresiva legitimación de las formas de participación política espontáneas, en tanto que el desafío de las autoridades es encontrar fórmulas dinámicas, más espontáneas, que permitan que esta participación florezca
sin erosionar demasiado la
participación institucionalizada a través de los cauces tradicionales, como pueden ser los partidos políticos.