Es
bien sabido que la evaluación del grado de desarrollo de
las naciones se realiza a partir del conocimiento de indicadores
del nivel de vida de la población, como la alimentación,
la salud, la vivienda, la educación y las comunicaciones,
entre otros servicios, que dan cuenta del nivel de bienestar alcanzado.
De estos indicadores, los que manifiestan el nivel nutricional
y de consumo de alimentos son muy importantes tanto para diseñar
e implantar programas de salud y bienestar como para evaluar la
efectividad de su aplicación.
Se conoce que las deficiencias alimentarias y nutricionales guardan
una estrecha relación con las tasas de morbilidad y mortalidad
de la población, sobre todo con la tasa de mortalidad infantil.
También se sabe que la desnutrición en niños
menores de cinco años es muy elevada en los países
en vías de desarrollo, donde la mortalidad infantil es
aún superior a cinco por ciento y la desnutrición
oscila entre 30 y 50 por ciento. Por ello, estudiar la dieta de
grupos de población con base en la edad y el sexo permite
determinar y evaluar los cambios y las tendencias en el contenido
de nutrimentos y sustancias funcionales en los alimentos consumidos,
y de esta manera reconocer los problemas de salud pública
relacionados con la dieta.
Las encuestas alimentarias, a pesar de la opinión de algunos
críticos, ayudan a identificar y cuantificar las deficiencias
y los excesos dietéticos, a detectar grupos vulnerables
y a conocer los hábitos y patrones alimentarios de la población,
pero también pueden aportar datos para la definición
de canastas básicas, evaluar los programas de alimentación
complementarios que lleven a cabo las autoridades en turno y proporcionar
información tanto para la vigilancia alimentaria como para
la toma de decisiones de las autoridades y de la propia comunidad.
A los profesionistas de los alimentos nos toca apoyar a los gobiernos
y a las comunidades para establecer las normas adecuadas en las
políticas de nutrición y definir las mejores estrategias
de alimentación a corto, mediano y largo plazo.
Estado de nutrición de los veracruzanos
La situación alimentaria y nutricional de América
Latina ha sido extensamente evaluada durante los últimos
años por diversos autores. En México, el Instituto
Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (innsz)
ha realizado una serie de encuestas para estimar la desnutrición
de la población a lo largo de 40 años. Lo anterior
ha permitido observar una visión dinámica de las
condiciones de nutrición, sobre todo en la población
del medio rural mexicano.
A partir de 1992, investigadores y docentes de la Universidad
Veracruzana nos hemos abocado a estudiar el estado nutricional
de la población que reside en el estado de Veracruz, tanto
en poblaciones urbanas como rurales, de diferentes estratos sociales.
Algunos de estos resultados se han incorporado a la planeación,
diseño e instrumentación de programas gubernamentales,
en beneficio de la educación y del mejoramiento nutricional
de esas comunidades.
A partir de nuestros resultados, el porcentaje de prevalencia
de desnutrición encontrada en la población por género
se presenta en la tabla 1. Ahí observamos que, de acuerdo
con el indicador Peso para la Edad, los niños presentaron
18.6 por ciento de prevalencia de desnutrición, en comparación
con el de las niñas, que fue de 16.8 por ciento.
TABLA
1. Prevalencia de desnutrición por sexo en 1753 infantes
evaluados
GÉNERO |
INDICADOR |
PUNTAJE Z (2-2) |
PORCENTAJE DE PREVALENCIA |
NIÑOS |
PESO/TALLA |
-2.41 |
8.4 |
PESO/EDAD |
-2.49 |
18.6 |
TALLA/EDAD |
-2.60 |
24.3 |
NIÑAS |
PESO/TALLA |
-2.46 |
6.7 |
PESO/EDAD |
-2.44 |
16.8 |
TALLA/EDAD |
-2.66 |
22.2 |
Fuente:
Verdalet Guzmán, I., Ojeda Ramírez. M. M. y Hernández
E., Silvia. Diagnóstico alimentario y nutricional en familias
mexicanas. Información Tecnológica (Chile), 12(5),
2001.
Al
calificar la desnutrición, según el mismo indicador
(Peso para Edad), 53 por ciento de los infantes estudiados (n=1753)
mostró algún problema de malnutrición, de
los cuales 26.4 por ciento presentó desnutrición
leve, 14.3 por ciento desnutrición moderada y 3.5 por ciento
desnutrición grave; 5.9 por ciento con sobrepeso y 3 por
ciento con obesidad. Lo que se puede observar en la tabla 2.
TABLA 2. Calificación del peso para la edad en infantes
veracruzanos
GLOBAL |
Rango de Z |
N |
Porcentaje |
Calificación |
|
Menor igual a -3
-2 a -2.99
-1 a -1.99
-0.99 + 0.99
+1 a +1.99
Mayor igual a +2 |
49
203
374
666
84
42 |
3.5
14.3
26.4
47.0
5.9
3.0 |
Desnutrición grave
Desnutrición moderada
Desnutrición leve
Normal
Sobrepeso
Obesidad |
NIÑOS |
Rango de Z |
N |
Porcentaje |
Calificación |
|
Menor igual a -3
-2 a -2.99
-1 a -1.99
-0.99 + 0.99
+1 a +1.99
Mayor igual a +2 |
27
102
199
305
35
20 |
3.9
14.8
28.9
44.3
5.1
2.9 |
Desnutrición grave
Desnutrición moderada
Desnutrición leve
Normal
Sobrepeso
Obesidad |
NIÑAS |
Rango de Z |
N |
Porcentaje |
Calificación |
|
Menor igual a -3
-2 a -2.99
-1 a -1.99
-0.99 + 0.99
+1 a +1.99
Mayor igual a +2 |
22
101
175
361
49
22 |
3.0
13.8
24.0
49.5
6.7
3.0 |
Desnutrición grave
Desnutrición moderada
Desnutrición leve
Normal
Sobrepeso
Obesidad |
También,
de manera general se observa que en el estado de Veracruz los
niños presentan mayor desnutrición que las niñas;
sin embargo, las niñas mostraron mayores casos de sobrepeso
y obesidad. Si al panorama anterior le agregamos las marcadas
deficiencias socioeconómicas que presentan las familias
veracruzanas, de las cuales 65 por ciento es de escasos recursos,
se puede suponer fácilmente que la tarea no es fácil.
En beneficio de esa población mayoritaria se deben cuidar
los recursos económicos que aportarán los diferentes
programas y convenios, con el fin de que sean destinados adecuadamente
y permitan reducir el problema de la pobreza de los veracruzanos.
Programas
y convenios
Durante el último año se han instrumentado en Veracruz
diferentes programas de los gobiernos federal y estatal, destinados
a combatir la pobreza, a fortalecer el bienestar de la población
y a mejorar sus condiciones nutricionales.
A continuación mencionaremos algunos de los que han destacado
los medios de comunicación del estado, sin especificar
los alcances de cada uno, ya que no contamos con la información
detallada ni con el espacio para hacerlo.
A mediados de febrero de este año, el presidente de la
república anunció la puesta en marcha del Programa
Nacional a la Salud en Comunidades Indígenas, para llevarse
a cabo en las 250 microregiones más pobres y marginadas
del país, las cuales representan a 476 municipios. En estas
microregiones, más de 70 por ciento de la población
es indígena (373 municipios) y en el resto (103 municipios)
esta población representa entre 20 y 70 por ciento. En
la población de referencia se observan condiciones extremas
de marginación y pobreza, una menor educación, un
enorme analfabetismo, carencia de agua potable, drenaje, electrificación
y del resto de las variables indispensables para lograr un desarrollo
aceptable. Lo anterior afecta a 17 entidades federativas.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo),
de los 386 municipios del país considerados con un grado
de marginación muy alto, 146 son veracruzanos, y de los
100 municipios más rezagados de México, 13 pertenecen
a la entidad veracruzana. Por ello, en esas poblaciones se pretende
desarrollar una importante infraestructura carretera, telecomunicaciones,
servicios de salud y proyectos productivos, con el fin según
la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) de superar
la pobreza y promover el desarrollo integral de esas microregiones.
Para lo anterior, también quedó instalado el Programa
Nacional de Atención a 250 microregiones (Pronam), en torno
al cual se concentrarán esfuezos y recursos económicos
de forma articulada entre las tres órdenes de gobierno
con la participación social. Es decir, serán las
comunidades las que decidan a qué ritmo y a qué
paso caminarán, qué se debe hacer y qué no,
en beneficio de sus habitantes.
El Pronam atenderá 32 microregiones del estado de Veracruz,
las cuales están localizadas en 60 municipios que presentan
una población cercana a los tres millones de personas y
que se caracterizan por tener una alta dispersión geográfica,
carencia de vías de comunicación y, por lo mismo,
deficientes canales de comercialización y de productividad;
además, se observa en ellos una sobreexplotación
de los recursos naturales y un enorme deterioro social.
Los 60 municipios calificados con muy alta mar-ginación
son: Citlaltépetl, Chinampa de Gorostiza, Chontla, Ixcatepec,
Tantima, Castillo de Teayo, Cazones de Herrera, Coahuitlán,
Coxquihui, Coyutla, Chumatlán, Espinal, Filomeno Mata,
Mecatlán, Zozocolco de Hidalgo, Atzalan, Las Minas, Chiconquiaco,
Ayahualulco, Tenampa, Comapa, Tepatlaxco, Carrillo Puerto, Alpatláhuac,
Calcahualco, La Perla, Acultzingo, Aquila, Astacinga, Atlahuilco,
Coetzala, Magdalena, Mixtla de Altamirano, Los Reyes, Soledad
Atzompa, Tehuipango, Tequila, Texhuacan, Tezonapa, Tlaquilpan,
Xoxocotla, Zongolica, Mecayapan, Zaragoza, Hidalgotitlán,
Benito Juárez, Chalma, Chiconamel, Chicontepec, Huaya-cocotla,
Ilamatlán, Ixhuatlán de Madero, Tantoyuca, Tempoal,
Texcatepec, Tlachichilco, Zacualpan, Zonte-comatlán, Pajapan
y Soteapan.
De los anteriores, 16 municipios son calificados como de pobreza
extrema y se encuentran indigna-mente entre los primeros 100 lugares
en el ámbito nacional. Estos son: Tehuipango (3), Mixtla
de Altamirano (5), Texcatepec (14), Ilamatlán (15), Astacinga
(17), Zontecomatlán (24), Filomeno Mata (26), Atlahuilco
(28), Los Reyes (36), Chiconamel (40), Mecatlán (56), Coahuitlán
(58), Zacualpan (86), Zozocolco de Hidalgo (88), Chumatlán
(93) y Soledad Atzompan (95).
Ante esta realidad, el gobierno del estado de Veracruz firmó
con la Sedesol, en agosto de 2001, el Convenio de Desarrollo Social,
mediante el cual se destinaron a la entidad 96.5 millones de pesos
para abatir la pobreza y con el fin de que los grupos más
necesitados cuenten con mayores niveles de educación, salud
y alimentación, así como las condiciones necesarias
para desarrollar sus capacidades y destrezas. A la asignación
federal anterior, a través del ramo 020, se suma la asignación
estatal de 15 millones de pesos.
En el Programa de Educación, Salud y Alimentación
(Progresa) se comprometen acciones en beneficio de 417 500 familias.
Al Programa de Crédito a la Palabra se canalizarán
24.5 millones de pesos para el financiamiento de cultivos básicos,
en beneficio de 20 000 productores. Al Programa de Empleo Temporal
se destinarán 49.2 millones de pesos y al Programa de Jornaleros
Agrícolas, cerca de 10 millones en beneficio de 24 000
jornaleros. Además, se informó que al Programa de
Vivienda Progresiva se asignarán 44.5 millones de pesos
a favor de 1 700 familias. Liconsa, por su parte, distribuirá
en el estado 17 millones de litros de leche, con una inversión
federal de 60.2 millones de pesos.
También, el gobierno estatal dio a conocer la ejecución
del Programa Integral de Nutrición y Alimentación
Veracruzana (pinav), que se llevará hasta el 2004, para
el que se destinaron 271 millones de pesos en el primer año.
Las metas de cobertura comprenden la rehabilitación nutricional
al 100 por ciento (de un 25 por ciento de la población),
vigilancia del crecimiento y desarrollo en 80 por ciento de menores
de cinco años de edad, alimentación a 85 por ciento
de las madres en etapa de gestación, suministro de vitamina
A a 95 por ciento de los niños de entre cuatro y seis años,
tratamiento antiparasitario al 95 por ciento de los infantes y
la reducción en 85 por ciento de la mortalidad por enfermedades
diarreicas en menores de cinco años. Para constatar los
avances de las acciones, se efectuarán evaluaciones periódicas
de registro de nutrición, como el peso y la talla de infantes.
Finalmente, cabe señalar que el programa Piso Firme Veracruzano
permitirá que en este año se llegue a la instalación
de 3 500 pisos en casas-habitación, para ayudar a mejorar
las condiciones de salud de familias humildes, además de
proveer cocinas lorenas que utilizan poca leña y sanitarios
ecológicos.
Reflexiones finales
Un papel especial de la política de alimentación
y nutrición es examinar los contenidos de las políticas
que surgen en los diversos sectores para facilitar la coordinación
entre unas y otras, procurando el mejoramiento de la salud, la
alimentación y la nutrición de las poblaciones.
Una política de alimentación y nutrición
debe formularse como parte de los planes nacionales, estatales
o municipales de desarrollo social y humano del país y
ejecutarse mediante programas sectoriales bien definidos y perfectamente
coordinados. Debe considerar la atención preferencial de
aquellos grupos de población donde prevalece la desnutrición,
incluyendo medidas para aumentar y mejorar el suministro de alimentos
y nutrimentos.
En Veracruz, el concepto de un Estado de bienestar ha estado en
el ánimo de destacados políticos e, incluso, en
muchos programas electorales, pero nunca ha estado realmente implantado
por ninguno de los gobiernos. Hasta hoy ha sido una meta frustrada,
una aspiración utópica, aunque siempre se mantiene
como una esperanza posible.
Es cierto que en la búsqueda del Estado de bienestar, o
de sus formas aproximadas, han existido políticas proteccionistas
aisladas, subsidios tal vez exagerados e innecesarios y hasta
una excesiva participación estatal en la vida económica,
pero nunca se ha logrado implantar un Estado de bienestar como
se han instaurado en muchos países de Europa.
Una de las preguntas que debemos hacernos hoy es si los problemas
de desnutrición que padecen muchos veracruzanos son los
mismos que padecieron hace 50 años, y si la evolución
de las políticas y programas de alimentación ha
sido adecuada. Hasta ahora, en el estado de Veracruz no sabemos
cuál es la meta nutricional y cuáles son las guías
alimentarias que debemos seguir los veracruzanos. Se debe partir
haciendo una distinción entre las políticas encaminadas
a la producción y transformación de alimentos y
aquellas que están destinadas a la alimentación
y a la nutrición.
Antes de diseñar una estrategia estatal, es necesario llevar
a cabo una evaluación integral de la situación actual,
tanto de los problemas alimentarios como de los programas de gobierno
destinados a combatirlos.
La participación de instituciones académicas, como
es el caso de la uv, es de suma importancia para conducir al éxito
los programas y convenios antes expuestos. Sobre todo por la experiencia
acumulada y el liderazgo académico demostrado a través
de los diversos proyectos y estudios diagnósticos que se
han desarrollado en todo el territorio veracruzano, tanto en zonas
rurales como urbanas.
Por lo tanto, esperaremos ser nuevamente convocados a participar
con nuestras fortalezas académicas y con diferentes formaciones,
con el fin de coadyuvar al desarrollo de los programas y convenios
gubernamentales, para que verdaderamente se logre un bienestar
social y evitar problemas mayúsculos de hambre y miseria
como los que padecen actualmente los centroamericanos.