Enero-Marzo 2007, Nueva época Núm.101
Xalapa • Veracruz • México
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Per Anderson, un artista dedicado al rescate de la litografía

Gina Sotelo

No hay impedimento alguno para hacer litografía; con materiales que se encuentran en Veracruz, los costos son más bajos y no hay ningún pretexto


La Ceiba Gráfica es donde Per Anderson pone al alcance de sus estudiantes y del público en general la oportunidad de preservar la litografía.

Per Anderson se preguntó cómo solventar la producción litográfica en Veracruz no con importaciones, sino con materiales de la región, lo que significa hacerlo a un bajo costo. El resultado salta a la vista: la producción para sus estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana (UV), artistas nacionales e internacionales que hacen estancias en La Ceiba Gráfica, está hoy más a la mano que nunca.

Hace dos siglos, el alemán Alois Senefelder descubrió un proceso de impresión que pronto se volvió popular en Europa. Años más tarde, la norteamericana June Wayne puso al alcance de sus amigos y colegas un método para hacer litografía. Sin embargo, estos intentos por hacer más accesible la manera de producir arte no llegaron a México tan rápido como se esperaba.

En la actualidad, y siguiendo los pasos de Senefelder, Per Anderson, artista sueco que vive desde hace más de 30 años en el estado de Veracruz, sostiene que: “No hay impedimento alguno para hacer litografía. De hecho, hemos logrado levantar una producción con materiales verdaderamente útiles. Desde 1974, cuando llegué a la UV a fundar el taller de litografía y dibujo, me interesé por que los alumnos y egresados pudieran desarrollar técnicas gráficas sin que les resultara muy costoso. ¡Hoy hay más de 10 talleres, desde Mérida hasta Tijuana, que trabajan como nosotros iniciamos!”.

La primera fase de la investigación de Per Anderson, iniciada hace 30 años, ha dado como resultado un par de publicaciones, entre ellas Litografía. Un arte recuperado, y una gran exposición en el Museo del Chopo, en 2002. Éste es un ejemplo de cómo el artista puede adaptarse a las circunstancias que le rodean y hacer su obra con tecnología y elementos propios.

El nacimiento de la litografía
La litografía (del griego lithos: piedra, y graphéin: escribir) es un proceso de impresión descubierto en 1796 por Alois Senefelder, quien decidió imprimir él mismo una obra de teatro de su autoría, dado que no fue aceptada por los editores de su época. Como las placas de cobre eran muy caras, determinó experimentar y sustituirlas con mármol muy pulido de una cantera de Ingolstadt, Baviera. Senefelder descubrió que si hacía un dibujo sobre una piedra caliza plana con un lápiz graso, los trazos atraían y conservaban la tinta aceitosa o grasa cuando la piedra estaba húmeda, mientras que las demás zonas no absorbían la tinta. Después, el dibujo se podía reproducir sobre un trozo de papel enrollado y en contacto con la piedra.

Desde ese momento, explica Anderson, se tiene a la mano una técnica de impresión más barata que los procedimientos tradicionales, pues la piedra se puede borrar, pulir y reutilizar hasta 400 veces. El descubrimiento, agrega, fue sensacional y corrió como fuego en el bosque. Así, inició una forma de hacer arte, la cual dio la vuelta alrededor del mundo y llegó a México en 1825. “En el mundo de la impresión del siglo XIX, la litografía se convirtió en el principal método de reproducción de obras de arte y de ilustración de libros y revistas.”

Luego de los años transcurridos, recuerda Anderson, June Wayne se preocupó por rescatar la litografía, pues tenía la certeza de que, a pesar de la evolución de los procesos fotomecánicos, la relación entre el artista y el impresor no debía desaparecer: “Tanta audacia tenía la señora que viajó a París, compró una imprenta litográfica, incluido el impresor, y la trasladó a Los Ángeles, donde tenía instalado su taller, al cual acudieron sus amigos y colegas para trabajar”. En efecto, Wayne rescató la litografía, misma que se sigue desarrollando en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, considerada la “meca” de esa técnica.


En Coatepec, se logró crear un espacio en el que es posible crear, inventar y expresarse a través de la litografía.
Litografía “a la mexicana”
La genuina preocupación de Anderson por hacer litografía a un costo más barato data de muchos años. Las prensas que ofrecían cuando el grabador sueco llegó a México eran caras, igual que los rodillos y toda la implementación, por eso decayó el oficio en las escuelas y en los talleres particulares, y sólo se mantenía la producción a muy alto costo y para un selecto número de artistas que tenían la venta garantizada: “Me irritaba la imposibilidad de hacer litografía, hasta que un día hice un descubrimiento: en vez de importar la piedra de Alemania, podía usar el mármol mexicano, que es un excelente material, muy puro y de muy buena calidad, que se puede conseguir en Tatatila, Veracruz”, recuerda Anderson.
 

Asimismo, encontró que en la costa de Alvarado hay una arena sílica, particularmente dura, que sirve para pulir la piedra; de la zona de los cítricos, por Martínez de la Torre, usa la cáscara de naranja, a la que le extrae un terpeno que se utiliza para lavar la imagen; el cuero para el rodillo se prepara en Orizaba, donde hay muchas tenerías (ahí también se hacen las prensas que diseñó hace tiempo); en una panadería de Coatepec consigue un pigmento negro o tizne que mezcla con hollín para hacer las crayolas, y usa, además, el grasoso cebo de borrego para hacer distintos lápices litográficos. Al ser todos materiales de Veracruz, los costos son evidentemente más bajos y no hay pretexto alguno para no hacer litografía.

La Ceiba Gráfica, un espacio para la litografía
Después de muchos años de trabajo, de investigación, de experimentación y de esfuerzo, Per Anderson logró crear un espacio en el que es posible crear, inventar y expresarse a través de la litografía, y en el que también es posible producir a bajo costo. Este centro artístico, llamado Ceiba Gráfica y fundado en 2005, es un árbol cultural con muchas ramas: talleres de diversas técnicas (litografía, grabado en metal y madera, estampa japonesa, etcétera), residencias artísticas, seminarios, conferencias, laboratorio de nuevos medios (video, animación, fotografía y gráfica digital) y actividades musicales, entre otras. Su tronco son las artes gráficas, pero en él existen espacios, como la galería y áreas abiertas, que están disponibles para recibir otras disciplinas artísticas.

La Ceiba Gráfica –ubicada en la ex-Hacienda de La Orduña, en Coatepec, Veracruz– es donde Per Anderson pone al alcance de sus estudiantes y del público en general la oportunidad de preservar esta técnica destinada a crecer. Para mayores informes, escribir a las direcciones electrónicas info@laceibagrafica.com per@laceibagrafica.com o llamar al número telefónico 01(228) 816-9330.