La
observación de los microcapilares cerebrales, realizada por
primera vez en la historia de la investigación fisiológica
por el grupo científico de Pablo Pacheco, investigador de Instituto
de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV), abrió
nuevas posibilidades para frenar en el futuro las infecciones y otros
padecimientos cerebrales.
Estos vasos, que llevan la sangre al interior del cerebro, nunca habían
sido observados con microscopio ni fotografiados, pues los destruyen
las técnicas que se han utilizado para estudio celular con
modelos animales (que fisiológicamente son similares a los
seres humanos). El hallazgo ocurrió, justamente, al cambiar
el método de observación, explicó Pacheco. |
Pablo
Pacheco lidera en el Instituto de Neuroetología la investigación
en neurofisiología. |
El científico que lidera en dicho instituto la investigación
en neurofisiología aseguró que este descubrimiento
es el primer paso para encontrar alternativas que permitan hacer
llegar al interior del cerebro fármacos que ayuden a combatir
padecimientos neuronales, e informó que lo que se ha observado
y utilizado en la ciencia médica son las ramificaciones de
las venas y arterias que rodean el cerebro por fuera, pero existe
una “barrera” que impide que los fármacos suministrados
a pacientes penetren en el cerebro: “Conocer la fisiología
de los microvasculares es el primer paso para cruzarla”.
Este descubrimiento ha sido mostrado por el investigador tanto en
congresos internacionales de neurociencias como en foros nacionales
de la disciplina, donde ha podido comprobar que no existe precedente
alguno ni en la bibliografía ni en los estudios que hoy se
realizan en el mundo.
Pacheco, quien trabaja al lado de estudiantes de maestría
y doctorado e investigadores asociados, dijo que estos descubrimientos
son fundamentales para avanzar en la ciencia médica, pues
conocer el organismo en condiciones normales es indispensable para
saber en qué consisten las patologías y cómo
enfrentarlas.
En efecto, agregó, hay muchas cosas que se desconocen de
la anatomía, ya que hace tiempo los científicos empezaron
a abandonar su estudio y a dedicarse a otras áreas. “Hoy
la atención se centra en la biología molecular, aun
cuando el conocimiento fisiológico no está agotado”.
Además, puntualizó, “la ciencia no es un dogma”,
y muchos de los conocimientos que se tenían por ciertos e
inmutables en este campo –y que lo fueron durante décadas–
pueden ser superados gracias al trabajo científico constante.
Luego de asegurar que el laboratorio a su cargo ha hecho todo lo
posible para impulsar la investigación básica, pese
a sus limitaciones económicas y de infraestructura, el investigador
destacó que, en ocasiones, se cree que sólo con equipo
sofisticado e inversiones multimillonarias se puede hacer investigación
de frontera, sin embargo, lo que han logrado en Neuroetología
es un ejemplo de que no siempre es así. “Estamos haciendo
una investigación realista, acorde con los recursos que tenemos,
de calidad y reconocida en México y en el extranjero; todo
esto basados no en técnicas sofisticadas, sino en estudios
de laboratorio y en la observación conductual”. |