Enero-Marzo 2006, Nueva época No. 97 Xalapa • Veracruz • México
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UV, al rescate de monos en la selva de Campeche
Edith Escalón
(Fotos: Instituto de Neuroetología)

Las universidades desempeñan un importante papel como intermediarias para la transferencia de conocimiento experto y tecnologías socialmente útiles.

En tres predios ejidales de Campeche, sólo protegidos por la voluntad y conciencia ecológica de los campesinos que ahí habitan, 26 monos aulladores de la especie Allouatta pigra –monos negros y pequeños que pasan su vida entre la copa de los árboles– han encontrado un nuevo hogar. Mientras tanto, en los márgenes de esta selva tropical que está siendo devastada por la ganadería, la agricultura y otros factores, 11 más esperan su turno.

Un equipo profesional de primatólogos de la Universidad Veracruzan (UV) realizó en 2005 su rescate y los reubicó selva adentro, demostrando así la experiencia obtenida en dos décadas de investigación y trabajo científico especializado en translocación, como se le llama técnicamente a este proceso. Los primeros resultados auguran el éxito, pues una de las familias de primates ya vio nacer a un pequeño en su nuevo hábitat y el resto está acoplándose al ecosistema.


En cuatro meses, el equipo de primatólogos capturó y liberó a 26 monos en total, utilizando una técnica de translocación propia que garantiza a los animales la vida.
De no ser por estas acciones, las colonias de monos aulladores negros quedarían prácticamente encerradas en “islas” de selva tropical, con alimento insuficiente o sin espacio para crecer y desarrollarse, donde además serían vulnerables a depredadores animales o a los efectos de las actividades humanas.

Compensación de CFE
Hasta hace un año, esas familias de primates (o tropas, como se les llama técnicamente) habitaban entre los 65 kilómetros de selva tropical que abarca el trayecto desde Escárcega hasta Sabancuy, en el estado de Campeche. En total, 37 monos agrupados en siete tropas se alimentaban, reproducían y luchaban desde las copas de los árboles contra la caza ilegal y la fragmentación de su hábitat.

En 2005, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) inició en esa zona la instalación de una línea de transmisión para llevar energía a los 16 poblados que ahí se encuentran y a los 126 que cubre su área de influencia. El servicio eléctrico, que resulta cada vez más indispensable para el progreso de las comunidades, implicó la apertura de una brecha en la selva, es decir, la tala de los árboles a ras de suelo en la zona donde los monos habitan.

No obstante, el derecho de vía que faculta a la CFE para el desmonte “a mata rasa” también obliga a la paraestatal a compensar las afectaciones que sufren los ecosistemas que atraviesan sus líneas de transmisión a partir de programas de remediación ambiental o conservación.

En Campeche, su preocupación principal fue la de cuidar que estos primates –los habitantes de la selva más vulnerables a la tala– no quedaran desprotegidos o sin hogar, de ahí que buscaran el apoyo de la UV para reubicarlos en zonas seguras, selva adentro, y darles seguimiento durante cinco años. Para lograrlo, la Comisión proporcionó recursos económicos a nuestra casa de estudios, luego de un convenio que se firmó en octubre de 2004, aunque los trabajos de campo iniciaron meses antes.

Actualmente, la CFE ha terminado la instalación de sus líneas, y la Universidad ha reubicado a cinco de las siete tropas vulnerables de este tramo. Además, los primatólogos han iniciado los trabajos de control de salud y el seguimiento de los animales translocados, así como una serie de estudios de comportamiento en estas poblaciones.

De acuerdo con los universitarios, la UV fue elegida por la CFE gracias a su equipo y trayectoria en translocación de monos. Su capacidad es incuestionable incluso en Latinoamérica, luego de 20 años de estudios primatológicos, de consolidar sus líneas de investigación y de dar entrenamiento en estas técnicas a primatólogos de Alemania, Holanda, Portugal y España, además de países sudamericanos como Brasil.

Trabajo de campo
Antes de iniciar la translocación, hace más de seis meses, el equipo de trabajo integrado por veterinarios, biólogos, estudiantes, académicos y técnicos de campo identificó los grupos de primates vulnerables. En los meses más calurosos y húmedos de Campeche, los universitarios analizaron científicamente la riqueza, diversidad y abundancia de los recursos vegetales –es decir, la disponibilidad de alimento­­– tanto de las zonas habitadas como de las nuevas zonas para liberación.
Luego de estudiar la factibilidad en recorridos que iniciaban de madrugada y terminaban antes de medio día para evitar el sopor de la selva, los universitarios encontraron (entre las 16 comunidades que atraviesa la línea de la CFE) tres sitios ideales para reubicar a los monos. Así, empezaron los preparativos para la translocación. En un solo día, debían capturar y liberar selva adentro una tropa completa de monos.

En cuatro meses, el equipo de primatólogos capturó y liberó a 26 en total. Uno de los logros más significativos de este trabajo es que lo hicieron con una metodología propia. Según explicó Francisco Orduña, en las dos décadas que llevan perfeccionando las técnicas para la translocación, los primatólogos no sólo han mejorado el proceso, sino también el equipo con el que se realiza la captura, el seguimiento, la liberación y una serie de estudios biológicos a los primates que son reubicados.

Domingo Canales, director del Instituto de Neuroetología de la UV y coordinador del convenio con la Comisión Federal de Electricidad, dijo que no cualquier persona puede dedicarse a capturar y reubicar grupos de monos, pues este proceso implica toda una serie de estudios y una metodología que permite garantizarles la vida.
La metodología y el equipo desarrollado para la translocación son tan afinados que precisan, por ejemplo, fármacos anestésicos que deben usar para cada animal según su peso; rifles industriales con jeringas adaptadas que no lastiman a los monos a la hora del impacto; estrategias especiales para bajarlos de los árboles, y pulseras perdurables que permiten identificar a la distancia a cada individuo y darles seguimiento durante dos o tres años, sin lastimarlos ni impedirles el movimiento.

Divulgación y educación ambiental
Puesto que los monos están siendo reubicados en predios ejidales que para su conservación dependen de la voluntad y conciencia ecológica de los pobladores, los universitarios también llevarán a cabo acciones de divulgación y educación ambiental. Para ello, será fundamental el trabajo de Andrea Suardíaz Soler, coordinadora del Centro Multimedia del Área Biológico Agropecuaria, y de Blanca Cortina Julio, del Instituto de Investigaciones Biológicas de la UV.

Según comentaron, el objetivo es sensibilizar a tres grupos meta y fomentar en ellos un sentido de pertenencia y respeto por las tropas de monos y su hábitat: los trabajadores de la CFE, los grupos sociales de la región (ejidatarios, ganaderos, amas de casa) y los niños, una población con la que resulta indispensable trabajar en cualquier programa de educación ambiental a largo plazo.

Para ello, llevarán a cabo actividades de divulgación en la zona, mediante las cuales se les explicará las características de los monos y su hábitat, los problemas que enfrentan y las acciones de conservación propiciadas por la UV y la CFE. Con una serie de talleres y la elaboración y distribución de trípticos, carteles y otros materiales que expondrán en los lugares más frecuentados por la población, los universitarios esperan afianzar el compromiso ecológico de las comunidades.

20 años de experiencia
En la UV, los primeros trabajos primatológicos iniciaron en 1980 con estudios de comportamiento sociosexual en colonias de macacos de las islas del Lago de Catemaco; sin embargo, estar en una región de extraordinaria riqueza biológica dirigió los intereses del equipo de investigación hacia la conservación.

A partir de 1982, los investigadores se dedicaron al estudio de la problemática de los primates nativos relacionada con la fragmentación de su hábitat, cada vez más evidente debido a la expansión de la agricultura y la ganadería. Desde entonces, empezaron a desarrollar una metodología para la translocación, estrategia que permitiría conocer las implicaciones de la fragmentación del hábitat en las poblaciones y recuperar aquellos grupos de primates que, por su condición o ubicación, estuvieran vulnerables.

El primer trabajo lo llevaron a cabo con diez monos de la Sierra de Santa Martha, a los que trasladaron a la isla de Agaltepec. Hoy, la isla tiene más de 100 monos y funciona como un laboratorio natural para los estudios de comportamiento animal con Allouatta paliatta.

Es tal el prestigio que ha ganado el grupo de la UV que, incluso, ha capacitado a investigadores de Alemania, Inglaterra, Holanda, Portugal, España, Brasil y Panamá. Además, han realizado translocación de monos en la propia reserva de la UV (Parque de la Flora y Fauna Silvestre Tropical “Pipiapan”), en áreas naturales protegidas, en reservas privadas como Nanciyaga, en Unidades de Manejo Ambiental como La Flor de Catemaco y en propiedades privadas de Veracruz y otros estados.


Antes de liberar a los monos, los investigadores registran
los datos de cada individuo y les colocan pulseras
que permiten identificarlos a la distancia
y darles seguimiento durante dos o tres años.