Enero-Marzo 2006, Nueva época No. 97 Xalapa • Veracruz • México
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Instituciones y sociedad deben promover su desarrollo
La medicina tradicional no es negocio
para empresas farmacéuticas
Edith Escalón y Dunia Salas Rivera

Grandes corporativos priorizan el desarrollo de medicamentos
para el primer mundo

Arturo Gómez Pompa aseguró que los intereses económicos de las grandes industrias farmacéuticas han frenado los estudios formales en torno a las bondades de la medicina tradicional.
La Universidad Veracruzana (UV) busca promover un diálogo de entendimiento entre la medicina integral, también llamada tradicional, evaluar su papel y examinar su valor en otros países, por lo que las áreas Biológico Agropecuaria y de Ciencias de la Salud, así como el Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO) de esta casa de estudios realizaron el 16 de enero, en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de Xalapa, el simposio Armonizando la medicina tradicional e integral.
Al iniciar los trabajos de este encuentro, Arturo Gómez Pompa, asesor científico de la Universidad Veracruzana, aseguró que los intereses económicos de las grandes industrias farmacéuticas, que ven a la investigación médica como un negocio y al desarrollo de nuevos medicamentos como una inversión que sólo se amortiza con patentes, han frenado los estudios formales en torno a las bondades de la medicina tradicional.

Frente a académicos, galenos, estudiantes y grupos de médicos tradicionales que respondieron a la convocatoria de la UV, el investigador informó que, según cálculos de esos grandes corporativos, el descubrimiento de una nueva medicina requiere en promedio 231 millones de dólares de inversión, y para que los laboratorios la consideren rentable necesitan tener la posibilidad de patentar sus resultados, es decir, de registrarlos como propios para que sólo ellos puedan producirlos y, por tanto, sólo ellos puedan venderlos y obtener de los mismos ganancias millonarias. “Por eso la investigación médica es ahora una competencia entre las empresas farmacéuticas, porque requieren (y obtienen) capitales que ni soñando podríamos tener en nuestras comunidades científicas”.

De hecho, uno de los puntos centrales que destacó el universitario tiene que ver, precisamente, con estas inversiones, pues explican por qué la investigación científica, para corroborar los efectos benéficos de las plantas medicinales (y de toda la medicina tradicional), no es negocio para las grandes empresas farmacéuticas. Y es que si tan sólo una compañía (Eli-Lilli) invierte anualmente cerca de 3 mil millones de dólares en investigación de nuevos productos, es claro que las medicinas deberán tener altos costos, lo que las hace inaccesibles para la mayoría de los países en desarrollo.

Además, esas inversiones también concentran los esfuerzos científicos en buscar medicinas para “padecimientos del primer mundo” que tenga un alto número de usuarios que pueden pagar estos medicamentos. Ésta es la situación que oscurece el potencial real de la investigación de plantas medicinales y de la medicina tradicional.

Frente a este panorama, Gómez Pompa reconoció que la investigación científica en torno a las bondades y la enorme potencial de la medicina tradicional debe partir de las instituciones y de la sociedad, pues es un tesoro que, al igual que los recursos naturales, se debe conservar.

Dijo que México es uno de los países con mayor de diversidad de plantas y culturas, y ha generado abundantes conocimientos sobre el uso de plantas medicinales, lo que justifica su propuesta para impulsar en la UV un programa de estudios sobre medicina tradicional mexicana. “Muchos de esos conocimientos ya han sido recopilados y publicados en libros, artículos, tesis y otros documentos. Esta información debería ser la base para un programa amplio de investigación científica que incluya estudios de etnobotánica, etnomedicina, fotoquímica, farmacología y clínica desde la universidad”.

Necesario acercar el estudio de plantas medicinales a la industria farmacéutica
El conocimiento popular sobre las plantas medicinales está basado en la eficacia; por ello, para curar no es necesario comenzar explicando la composición química de la planta ni aislando su principio activo, sino que se empieza con la clínica, demostrando el efecto medicinal que tiene el producto en el enfermo, afiermó Xavier Lozoya Legorreta, miembro del Laboratorio de Plantas Medicinales y Citomédicas, del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Dijo que el terapeuta tradicional no necesita indagar, mejorar, ampliar ni desarrollar el conocimiento: “Ésa es una obsesión del pensamiento científico, el cual dice cómo se puede desarrollar ese conocimiento y cómo transmitirlo a los demás”. Por ello, y a pesar de que todos los mexicanos saben algo de herbolaria, no hay respeto por la sabiduría popular. De ahí la necesidad de involucrar el conocimiento científico como método y herramienta para validar el popular.

No hay que olvidar que en la segunda mitad del siglo XX ya se hizo investigación y, aunque ya se colectaron las plantas, ya se crearon los herbarios y las colecciones, y ya se hicieron las revistas, los estudios farmacológicos, químicos, toxicológicos y etnobotánicos, “¿por qué no estamos en 2006 llenos de medicamentos herbolarios procedentes de México?, ¿por qué se consumen plantas medicinales de China, Japón, Europa?, ¿por qué nadie tiene un medicamento de plantas medicinales mexicanas?”.

Lozoya Legorreta lamentó que haya sido la misma academia la que ha propiciado esa situación: “En la universidad no se utilizan las plantas medicinales hasta que sean investigadas, hasta que se aísle su principio activo y se haga la toxicología; mientras tanto, el resto del mundo las investiga desde 1970”.

La propuesta metodológica del investigador es que los proyectos deben alejarse de la academia y acercarse más a la industria farmacéutica, porque, según él, la verdad de la investigación de las plantas medicinales es que todo está diseñado para que cueste una vida realizarla. “O involucran a la industria desde el primer día o el proyecto no tiene sentido. A nosotros nos tomó 30 años incorporarla. Apenas, en 2006, el Seguro Social está desarrollando los primeros medicamentos con esta industria”.

En la UV, nuevos esfuerzos para revalorar medicina tradicional
El compromiso de las áreas Biológico Agropecuaria y de Ciencias de la Salud de la UV para formalizar en esta casa de estudios un departamento multidisciplinario que aborde, desde distintos ángulos, la importancia de la medicina tradicional, pero sobre todo que genere investigación científica al respecto, fue el saldo a favor del simposio Armonizando la medicina tradicional e integral.

Durante la clausura, Ernesto Rodríguez Luna y Ramón Flores Lozano, directores de dichas áreas propusieron dar un nuevo impulso a los esfuerzos científicos que ayuden a revalorar la medicina tradicional en Veracruz.

Desde la perspectiva médica, Flores Lozano centró su atención en la salud humana como el objetivo final de estos esfuerzos, y resaltó que el “divorcio” que ha existido entre medicina moderna y tradicional tiene que ver más con cuestiones de carácter mercantil que no caben en el ámbito académico.


Xavier Lozoya Legorreta, durante el simposio Armonizando la medicina tradicional e integral.
Rodríguez Luna, en cambio, resaltó el beneficio biológico que el impulso a la medicina tradicional implica, pues la investigación de las culturas y sus tradiciones médicas es fundamental para aportar claves que permitan valorar y aprovechar de manera sustentable los recursos naturales, disponibles en los ecosistemas veracruzanos. De hecho, en la UV ya existen esfuerzos multidisciplinarios importantes de vinculación con instituciones y comunidades (específicamente en la zona centro del estado), esfuerzos que buscan rescatar el conocimiento que conservan los pueblos en torno a su medicina tradicional.