Enero-Marzo 2006, Nueva época No. 97 Xalapa • Veracruz • México
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La testosterona complicaría la depresión en varones
Fernanda Melchor

A través de experimentos con ratas de laboratorio, descubren en la UV
que la testosterona bloquea el efecto de algunos antidepresivos

Blandina Bernal Morales realiza experimentos controlados sobre la relación entre la testosterona y los trastornos afectivos.
La depresión es un trastorno del humor que, en el caso del sexo masculino, puede agravarse debido a una producción excesiva de hormonas. Varios estudios científicos han verificado que la testosterona modula el ánimo y que éste puede verse afectado ante deficiencias o incremento de los niveles hormonales, por causas congénitas o externas, como el abuso de anabólicos, señaló Blandina Bernal Morales, del Laboratorio de Neurofamacología, perteneciente al Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV).
Bernal Morales realiza experimentos controlados sobre la relación entre la testosterona y los trastornos afectivos, línea de investigación poco explorada y que surgió a partir de observaciones en el Laboratorio de Neurofarmacología (integrado por expertos de la UV y la UNAM, institución a la que pertenece el director del proyecto, Carlos Contreras), que fueron publicadas en medios especializados durante 1995. Este estudio demostró la existencia del dimorfismo sexual, o las diferencias del comportamiento entre el sexo masculino y el femenino, así como, a través de la administración de fármacos y hormonas, las diferencias en las respuestas a la depresión entre los sexos.

El método
“Como nuestro equipo de investigación se enfoca al estudio de la depresión, tenemos un modelo animal que remeda algunos rasgos de depresión humana” comentó la investigadora. Se trata de un modelo de depresión experimental, llamado nado forzado, donde se mide la desesperanza de las ratas de la cepa Wistar cuando se enfrentan a cinco minutos de inmersión en un tanque lleno de agua. La variable que los científicos interpretan como desesperanza es el tiempo en que la rata permanece inmóvil dentro del tanque, lo que significa que se rinde y que ya no busca una salida. Este experimento emula las condiciones de la depresión clínica, donde el paciente se ve incapaz de resolver los problemas y se abandona por completo.

A raíz de esto, y de otros estudios que se realizan en el Instituto de Neuroetología, se observó que las ratas jóvenes de ambos sexos presentan comportamientos similares dentro del estanque. Conforme van creciendo, las hembras se van apartando de los machos y van marcando diferencias en el comportamiento de nado. «Entonces, a través de este hallazgo, sospechamos que este dimorfismo se puede deber a las hormonas sexuales», afirmó Blandina Bernal.

El descubrimiento
Las hormonas son productos de la secreción de ciertos órganos (hipófisis, glándulas suprarrenales, gónadas) que, transportados por la sangre, excitan, inhiben y regulan la actividad de otros órganos y sistemas del cuerpo. Las hormonas sexuales son la causa del dimorfismo sexual. La hormona sexual masculina es la testosterona, mientras que, entre las femeninas, están la progesterona y el estradiol o estrógeno. Éstas no son exclusivas de cada género, pues hombres y mujeres producen ambos tipos, la única diferencia está en la cantidad.

“También se ha demostrado que estas hormonas sexuales se sintetizan en el cerebro, no nada más en las gónadas, y que existen receptores en el cerebro para estas hormonas”, informó la científica, por lo que supone que si las hormonas también se producen en el cerebro, o en estructuras que no tienen una aparente función reproductiva, entonces tienen que modular otro tipo de conductas que no sean reproductivas.

Blandina Bernal escogió el estudio del género masculino, ya que la depresión en las mujeres y sus causas hormonales ya han sido investigadas de manera extensa, no así las relaciones entre testosterona y depresión. Existen trabajos que asocian los niveles de esta hormona con el estado de ánimo en el ser humano, pero se trata de estudios de competencias deportivas y son pocos los que utilizan modelos animales en condiciones controladas de laboratorio, como es el caso del nado forzado.

Según Bernal Morales, la testosterona es útil, al grado de permitir a hombres y mujeres (quienes la producen en menor cantidad) las reacciones de defensa y agresividad. Pero algunos casos de suicidios en población adolescente que estuvo en tratamiento antidepresivo (bien documentados por investigaciones neurofarmacéuticas) hacen dudar de la efectividad de los fármacos, como la Fluoxetina (que en el mercado lleva el nombre de Prozac) en el tratamiento de la depresión en cierto tipo de individuos.

Implicaciones médicas
Los descubrimientos de Blandina Bernal y el Laboratorio de Neurofarmacología desatarán controversia entre la comunidad científica, porque encontraron que la testosterona impide el efecto antidepresivo de la Fluoxetina. Sólo resta demostrar este hecho ante la comunidad científica, a través de su publicación en medios especializados.

La investigadora opinó que es necesario advertir que, en situaciones en donde el ser humano está pasando por una etapa de transición hormonal –como en la pubertad, cuando los niveles hormonales se elevan rápidamente–, el manejo de la ansiedad o la depresión debe ser diferente al de un individuo que en las mismas condiciones hormonales no tenga esta vulnerabilidad genética o ambiental. Por lo tanto, el tratamiento, como lo pretende la farmacología, debe ser individual y de acuerdo con las características de cada persona.