Abril 2002, Nueva época No. 52 Xalapa • Veracruz • México
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Busca ser una de las mejores revistas de divulgación científica en el país
La Ciencia y el Hombre modifica diseño
y contenidos para diversificar lectores

Irma Villa

 
La revista La ciencia y el hombre, editada por nuestra casa de estudios, experimentó un cambio que la hace mostrar un nuevo rostro y un lenguaje sencillo y directo. Sobre este cambio nos habla el maestro Rafael Bullé-Goyri, su actual director.

El ivulgar el mundo de la producción científica es el principal objetivo en La Ciencia y el Hombre, revista editada por la Universidad Veracruzana que se ha transformado en cuerpo y alma, pues ha modificado tanto su formato como su contenido para alcanzar a los otros lectores, aquellos que no son especialistas, en los que quiere despertar la vocación por la ciencia.
A través de La Ciencia y el Hombre los lectores podrán conocer temas científicos y tecnológicos desarrollados con un lenguaje claro y directo.
Su director, Rafael Bullé-Goyri, se ha propuesto además que circule por todos los campus universitarios y en los puestos de periódicos. Además, próximamente se podrá consultar en Internet.
Con esta metamorfosis, La Ciencia y el Hombre presenta ahora portadas atrevidas, juega con el espacio y la tipografía, utiliza un estilo literario y deja a un lado el críptico lenguaje del reporte científico.

¿A qué se debe el cambio del formato y el estilo de La Ciencia y el Hombre?
Cuando tuvieron la gentileza de nombrarme como director de la revista, traté de recuperar la vieja idea que había dado lugar a la misma, que era la divulgación de la ciencia, y ese fue el propósito de cambiar el formato. Si queríamos divulgar era necesario darle una presentación más atractiva para el público lector. El cambio era necesario para llegar a un auditorio más extenso, no sólo a ese público cautivo de científicos, sino también al estudiante de preparatoria, a las amas de casa, a los empleados de gobierno, en fin, a todos los lectores potenciales. Esto fue lo que motivó el cambio que aludes. Decidimos modificar el formato para hacerlo más atractivo y ponerlo, incluso, en los puestos de periódicos de una manera tan llamativa que pudiéramos captar a ese público lector al que hasta entonces La Ciencia y el Hombre no había llegado.

Toda transformación implica un proceso, ¿cuál fue el que siguió para llegar a este nuevo formato?
Ya tenía esa idea desde el momento en que me nombraron director de la revista. Incluso aparecieron dos números durante mi gestión con el viejo formato, pero ya se venía gestando esta modificación. Se consultó con el Comité Editorial de la revista y éste estuvo plenamente de acuerdo, unánimemente de acuerdo en la necesidad de esta nueva fase de la publicación.

¿Se encontró con alguna dificultad para realizar los cambios?
Absolutamente ninguna. La Universidad nos ha dado todo el apoyo a través de la Dirección General Editorial. El maestro José Luis Rivas, en particular, nos ha dado absolutamente todo el apoyo, no he tenido el menor problema para efectuar los cambios que juzgué pertinentes, que el Comité Editorial consideró conve-nientes, y yo estoy muy contento por esta libertad que se me ha concedido.

¿Consideró el riesgo de perder
al público que ya estaba cautivo, al de los científicos, como lo
mencionó antes?
No, porque al final de cuentas los científicos van a leer tanto revistas especializadas como revistas de divulgación. Tal vez el problema que hemos enfrentado es con respecto a los autores, ya que éstos están acostumbrados al reporte técnico, al artículo científico; y ahora se ven orillados a escribir textos de divulgación, que es una tarea sumamente difícil. Para un investigador no es lo mismo escribir un artículo científico que uno de divulgación, ya que para hacer lo primero cuenta con la formación y la experiencia; en cambio, para lo segundo necesita tener conocimientos un poco más literarios, un poco más sólidos, y usted sabe muy bien que en un artículo científico no necesariamente se cuida la misma forma, la misma sintaxis de la divulgación.

¿Siguen colaborando las mismas personas en La Ciencia y el Hombre o hay nuevos colaboradores?
La revista siempre ha estado abierta a cualquier colaboración. Los miembros del Comité Editorial, por ejemplo, participan más activamente con sus artículos. Seguimos recibiendo textos de viejos colaboradores, pero también de autores nuevos. Incluso en este número que acabamos de presentar aparecen artículos de una doctora cubana y de un doctor argentino. Entonces, estamos ampliando los márgenes, la gama de colaboradores.

El cambio también se da en el material publicado. Los artículos son más accesibles ahora, el lenguaje no es difícil ni se complica la ciencia. ¿Se tomó algún criterio para cambiar la manera de decir las cosas?
Como ya mencioné, no es lo mismo difusión que divulgación. La difusión va orientada hacia los mismos especialistas; la divulgación va dirigida hacia los lectores legos. Si queríamos llegar a ese tipo de lector, teníamos, evidentemente, que cambiar no tanto el contenido como la forma de presentación del contenido. Siempre he pensado que hay un problema en cuanto a la vocación científica y que es necesario poner un granito de arena para llegar a los jóvenes, como los de preparatoria, con el objeto de despertar la vocación por la ciencia. Si los estudiantes solamente tienen acceso a revistas científicas que le son incomprensibles, difícilmente se va a propiciar esta vocación; sin embargo, si pueden comprender que la ciencia es una tarea muy interesante y atractiva, tal vez se propicie el interés hacia ella.

¿Conoce alguna respuesta de que han logrado penetrar en un público más amplio?
De manera informal, sí. Vamos a hacer la revista electrónica, ya está por aparecer en la página web de la Universidad. Esto nos permitirá tener una medición mucho más objetiva de cuánto se consulta la revista, de cuánto se lee, puesto que vamos a tener contadores. De manera informal, la revista ha resultado atractiva para otras personas. Así lo han expresado de muchas maneras y por primera vez también estamos llegando a las zonas de la universidad. Antes la revista estaba muy concentrada en Xalapa y era virtualmente desconocida en las demás regiones del estado.

¿Se distribuye fuera del ámbito universitario?
Empezamos a distribuirla en los puestos de periódicos de manera local. Tal vez la gente todavía no sabe muy bien qué es La Ciencia y el Hombre y la respuesta no ha sido del todo satisfactoria. Pero no cejamos en nuestro empeño. Seguiremos haciendo esa tarea de ponerla en los puestos de periódicos a fin de que la gente, poco a poco, empiece a conocerla y consultarla.

¿Seguiremos observando cambios en la revista?
Tenemos muchos planes como, por ejemplo, editar los interiores ya no en blanco y negro sino a color. Por supuesto que es un costo elevado y todavía tenemos que generar más recursos para poder lograrlo, pero estoy seguro que paulatinamente La Ciencia y el Hombre va a llegar a ser una de las revistas más importantes de divulgación de la ciencia en el país.

Por lo que veo, usted tiene planeado que la revista tenga cierta independencia económica. ¿Es posible, aunque sea una revista de la Universidad Veracruzana?
No quisiera simplemente decir que la revista está sostenida por la Universidad y hasta ahí termina nuestra responsabilidad. Pienso que es una tarea más válida si es que nosotros podemos generar tal vez no la totalidad de nuestros recursos pero sí una parte importante de ellos. La revista tiene un costo elevado y quisiéramos también aportar lo que podamos para disminuir ese costo.

¿Recibe alguna remuneración la persona que aquí escribe?
No. Los autores no pagan ni les pagamos. Actualmente se está dando el fenómeno en muchas revistas científicas de que los autores tienen que pagar, no se les paga. Por ejemplo, podría mencionar la revista Science, en la que el autor tiene que pagar 500 dólares para que se publique su artículo siempre y cuando pase por todos los filtros de calidad y se espere el tiempo necesario para que su texto aparezca. Nosotros todavía no estamos llegando a eso, pero sí queremos que nuestros autores, a la larga, no en el mediano plazo, se comprometan a adquirir una suscripción; de otra manera sólo tendremos egresos. La revista cuesta y es un servicio que se da a los autores también. Entonces, los autores podrían colaborar con nosotros con una aportación casi simbólica, que sería precisamente una suscripción.
¿Qué tipo de artículos se incluyen en la publicación que dirige?
Estamos entendiendo de una manera muy informal que la revista no sólo es para las ciencias duras. No necesariamente queremos tener artículos de física, química o ciencias técnicas como la medicina, por ejemplo. Así, en el presente número tenemos ensayos sobre experiencias personales. En él se incluye el artículo “Me recibí de doctor, ¿y ahora qué?”, del doctor Ángel Rodríguez Kauth, y el maestro Manuel Torres se refiere a las figuras mayoides, que es antropología, que no es una ciencia dura como la física, pero la revista está abierta a todas estas colaboraciones.
La Universidad tiene muchos institutos de investigaciones, por lo que tenemos las puertas abiertas para todos ellos. Queremos que la comunidad sepa qué se hace en la uv en el campo de la investigación y ésa es una meta fundamental.

¿Qué espera de la revista?
Espero que La Ciencia y el Hombre sea conocida por el público lector, sea consultada y que podamos recibir, de todas aquellas personas que tienen interés por la ciencia, sus colaboraciones y sus comentarios, pues esto nos ayudaría mucho a continuar nuestra tarea, que se nos hace tan apasionante.