Mayo-Junio 2002, Nueva época No. 53-54 Xalapa • Veracruz • México
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Según Mauricio Beuchot y Samuel Arriarán
La hermenéutica abre otras vías
para la comprensión y el diálogo

Iván Javier Maldonado

 

Sin duda, el humanista asume un compromiso por diagnosticar su situación histórica. Da otras alternativas en la comprensión de los hechos, desnuda los argumentos falaces, intuye las causas y efectos de los procesos históricos, ofrece soluciones. Examina al individuo dentro de un contexto específico y nunca rehuye los grandes problemas nacionales.
De allí la pertinencia de las humanidades en la construcción de una sociedad más justa, democrática y multicultural, a pesar de la opinión tan negativa que priva sobre ellas, al calificárseles de “poco productivas” en cuanto a la generación de capital. Bajo tal argumento falaz intentan desapa-recerlas, cuando el motivo verdadero reside en que han denunciado la filosofía salvaje del neoliberalismo y la globalización.
Con motivo del Segundo Coloquio Nacional de Hermenéutica “Compresión cultural de Latinoamérica”, que se realizó en la Unidad de Humanidades de la uv, los filósofos Mauricio Beuchot, de la unam, y Samuel Arriarán, de la Universidad Pedagógica Nacional, opinaron sobre el homenaje que esta actividad rindió a la figura del pensador alemán Hans-Georg Gadamer –quien con la publicación de Verdad y método (1960) se constituyó en uno de los pilares de la hermenéutica–, y en qué medida esta disciplina humanística ayuda a la comprensión de la realidad latinoamericana.
Para Mauricio Beuchot, la importancia de Gadamer –testigo de la cultura contemporánea, pues falleció hace unos meses, a la edad de 102 años– consiste en haberle dado a la hermenéutica “un estatuto de cientificidad, de disciplina que sirve para la comprensión filosófica”.
Debido a que su terminología no es entendida por la mayoría, la hermenéutica ha sido muy criticada, incluso hay cierta reticencia frente a ella. “Estamos intentando plantear una hermenéutica desde América Latina con una terminología propia, perdiéndole el miedo a esos términos difíciles que le ha dado la cultura europea y trasvasando las categorías y conceptos más accesibles para nosotros”.
La hermenéutica, aclaró Beuchot, no sólo tiene implicaciones en la filosofía política y en la ética, sino que también posee presupuestos antro-pológicos. “Supone a un sujeto libre, suficientemente comprometido con el diálogo, con la conversación. Supone también, desde el lado antropológico, una flexibilidad en las creencias, en las argumentaciones, y de ahí tiene cabida un diálogo simétrico, democrático, que nos va a tratar de enriquecer”.
Gadamer “es uno de los principales filósofos que han defendido todavía los valores de una cultura humanista; ignorar a un pensador de su dimensión es algo imperdonable. Justamente en un momento de crisis, de descrédito de los paradigmas humanistas, reivindicar a filósofos humanistas como él es algo que es necesario enseñarles a las nuevas generaciones, pues no todo está perdido, hay quienes todavía defienden las humanidades, la filosofía y su utilidad en la vida social”, afirmó Samuel Arriarán, postulador de la hermenéutica analógica barroca aplicada a la educación.
Una de las aportaciones que han dejado Gadamer y otros pensadores hermenéuticos, apuntó, es la de llevar a la práctica esta disciplina a campos como la educación. “Los filósofos no podemos evadir esta responsabilidad, puesto que las autoridades académicas, universitarias e incluso del mismo gobierno nos demandan que el conocimiento humanístico como la hermenéutica tenga fines útiles a la sociedad”.
Aplicar la hermenéutica a la educación en la universidad, a decir de Arriarán, permite cambiar las relaciones entre maestros y alumnos. “En vez de una educación autoritaria, vertical, lo que la hermenéutica enseña es a dialogar, a respetar los puntos de vista de los estudiantes. El maestro no siempre tiene la razón, y la hermenéutica sirve para que los estudiantes sepan argumentar y hacerse respetar con sus propias opiniones, aunque sean diferentes de los razonamientos de sus maestros. Eso es lo que se busca en los centros educativos: hacer una relación más humana, una educación basada en el diálogo y la tolerancia, no en el autoritarismo”. Incluso en la administración educativa da buenos resultados, puesto que el trato que da el funcionario a quienes van a pedir sus servicios es siempre despótico y burocrático.
Empero, no se puede negar que la intolerancia, el odio, la muerte, la marginación y la represión son condiciones de la actual situación latinoamericana. Si la hermenéutica propicia el entendimiento entre todos los seres humanos, entonces ¿qué debe hacer para resarcir tal panorama?
Samuel Arriarán subrayó: “En el mo-mento actual, en un proceso de globa-lización y de neoliberalización, lo que se impone es una relación destructiva entre la gente; se trata de destruir al otro porque esa es la ley de competencia de la sociedad capitalista. Sin embargo, la hermenéutica también busca una nueva forma de sociedad, en la que las relaciones en esquemas de competencia y de destrucción de los individuos cambien a la convivencia pacífica”.