|
|
Nuestro
artista invitado
Recreaciones Prehispánicas, de Sebastián
Roberto
Vallarino
|
|
Desde
que a principios de nuestro siglo las geometrías no euclidianas
vinieron a transformar la realidad científica y con ello influyeron
de manera decisiva en una concepción inédita de las
artes plásticas, dando lugar a nuevas corrientes como el futurismo,
el cubismo y el surrealismo, los artistas más significativos
y profundos de nuestra época han vuelto la mirada hacia el
pasado de civilizaciones diversas y han abrevado en el mundo antiguo
para alimentar su visión moderna del universo. Picasso logró
concebir un modo inédito de representar al mundo y dar libre
cauce a su visión plástica gracias a su asimilación
del arte africano; Paul Klee arribó a nuevos planteamientos
de composición, igual que Vasili Kan-dinsky, en buena medida
gracias al buceo epistemológico que realizaron en tradiciones
ancestrales.
De manera similar, Max Ernst se adentró en obras de arte de
la prehistoria europea y, durante su estancia en Arizona, en las representaciones
aparentemente elementales de las tribus indias de la zona, que le
proporcionaron elementos quizás más conceptuales
que técnicos para la creación de esas obras a
las que denominaba como microbios. Por su parte, Georges Braque se
remitió a los griegos arcaicos y a los |
|
etruscos para la creación de sus dibujos, cuadros y esculturas
que representan el universo equino y Henry Moore, sin lugar a
duda, afinó y afiló su mirada en esculturas fundamentales
del arte precolombino, como el Chac-mool y sus múltiples
representaciones.
En la tradición del arte mexicano reciente hemos sido testigos,
después del muralismo y la Escuela Mexicana de Pintura,
de la aparición de diversos artistas que en un afán
por retomar las raíces indígenas han creado obras
neofolclóricas, fallidas en la medida en que no se constituyen
en una síntesis de la representación antigua expresada
en códigos modernos. Sin embargo, existen aquellos que
de manera natural poseen en su obra raíces netamente prehispánicas
y sin pretensiones las expresan en su lenguaje, que es moderno,
logrando resumir en una forma genuina y cargada de historia lo
antiguo y lo contemporáneo. Éste es el caso de las
Recreaciones Prehispánicas de Sebastián.
|
Cuando
Sebastián concibió el proyecto de crear una serie de
esculturas que tuvieran su fundamento en obras maestras de las civilizaciones
mesoame-ricanas, lo animó el deseo de dejar una constancia
de su admiración por ciertas piezas prehispánicas, muchas
de las cuales se han constituido incluso en estereotipos, pero que
son obras de arte universales y que, con el paso del tiempo y de la
observación incesante, se convirtieron en sus preferidas.
Como respuesta a esta pasión por el arte prehispánico,
decidió hacer esta serie de esculturas, bautizada con el nombre
de Recreaciones Prehispánicas. El resultado es un doble incursionar
en lo antiguo, porque la producción de Sebastián posee
naturalmente los símbolos de lo primitivo universal y de lo
mesoamericano a la vez y ahora, de manera consciente, retoma ciertas
obras para ofrecernos una interpretación inédita de
sus elementos plásticos sustanciales. |
|
Las
Recreaciones Prehispánicas de Sebastián en su lenguaje
moderno, geométrico, industrial, no pretenden constituirse
en una lectura histórica, fenomenológica antropológica
o simbólica de cada pieza: se trata sencillamente de una lectura
directa de la plasticidad de cada una de las obras prehispánicas.
Esta lectura se funda en una voluntad por realizar una síntesis
genérica de cada pieza para representarla en el lenguaje geométrico
y abstracto característico de su producción.
Sus Recreaciones Prehispánicas son la transportación
de una expresión formal, independiente de sus significados
antropológicos, ontológicos, rituales o históricos;
son una translación de los elementos visuales de armado y modelado
a los códigos modernos.
Pero no se trata solamente de una translación directa de los
elementos característicos de las piezas prehispánicas
que sedujeron al escultor moderno: sería muy fácil tomar
las grecas del Chac-mool o las puntas de las flechas que forman la
corona de las palmas, para obtener códigos plásticos
geométricos contemporáneos.
Las recreaciones de Sebas-tián constituyen un proceso más
complejo, en la medida en que se fundan en un afán de recrear
la plasticidad total de la escultura y sintetizar las diversas representaciones
prehispánicas de cada una de las piezas. En este proceso, para
que el lenguaje del escultor moderno logre evocar lo que contienen
las piezas mesoamericanas, hay misterio, hay elementos inexplicables,
y por supuesto, existen licencias plásticas. No son copias
de lo ancestral a lo geométrico. El resultado es una vitalidad
que el espectador debe sentir al verlas. Al hacer un homenaje a diversas
piezas prehispánicas, Sebastián continúa evocando
la fuerza creativa de los artistas de esas épocas, transportándolas
a códigos propios de la escultura moderna.
Sin embargo insisto no existe la pretensión vanidosa
de creer que se trata de una traducción fundada en el conocimiento
absoluto de la cosmo-gonía, la historia o la fenomenología
u ontología del mundo prehispánico, aunque resulta evidente
que no puede desligarse del todo de sus genealogías y en varias
piezas resurgen las fuerzas telúricas que vibran en las piedras
precolombinas. Estas Recreaciones Prehispánicas son una manifestación
actual del conocimiento de una traducción expresada con sencillez;
son el trabajo de un artista que posee un código universal
en su lenguaje para expresar sus raíces en este caso aplicado
a piezas específicas. Son también la recreación
genérica de ciertas piezas provenientes de civilizaciones y
culturas diversas, una comprensión de sus características
escultóricas y, después, su aplicación en un
giro contemporáneo para representar sus símbolos plásticos.
En esta dirección las obras que forman estas Recreaciones Prehispánicas
deben ser observadas, cada una, como una síntesis: de los diversos
Chac-mool, de las diferentes palmas, de las distintas diosas de la
fertilidad, de los cabezales olmecas, de los dioses viejos, de la
Coyolxauhqui, del adolescente huasteco o del sincretismo característico
de nuestra sociedad, expresado en la escultura titulada Ángel
Barroco. En un deseo por seguir esta idea de reinventar la realidad
antigua desde el lenguaje moderno he escrito un texto poético
en prosa para cada pieza, porque finalmente estoy convencido de que
el artista auténtico es un insatisfecho potencial que dota
de imágenes y símbolos a un mundo sin imágenes.
|
|
|
|