La descripción, una operación discursiva

Dalia Ruiz Ávila*

Aquí no obstante, el tiempo no ha empezado, los hombres son mudos,
los nombres no existen, el lenguaje está por inventar...

Saramago

Introducción

La descripción es una operación discursiva en la que el saber juega un papel relevante, se trata de un saber sobre las palabras, las cosas, los sentimientos y el mundo en general; a menudo es un discurso con finalidades didácticas, que neutraliza la falsedad y provoca un efecto de verdad. En este sentido se le considera como el lugar de una reescritura, como un operador de intertextualidad (describir igual a escribir según un modelo), a partir de lo que se sabe en relación con el objeto que se describe y de la recreación-selección que hacen los descriptores de una escritura a otra.

Un acercamiento bibliográfico al estudio de la descripción permite observar que ésta ha sido tratada desde dos ángulos; 1) a partir de una teoría del análisis de textos literarios (Castagnino, Kleiman, Bal,1 etcétera) y 2) como objeto de una teoría del discurso, en la que se le considera una operación discursiva (Hamon, Adam y Petitjean, Orlandi,2 etcétera). El primero es mucho más amplio y ha sido abordado por varios autores, e incluso este tratamiento es el que ha repercutido en el ámbito escolar; por el contrario, el segundo no ha sido muy desarrollado y son escasas las fuentes que a él hacen referencia. En este marco, la preocupación teórica y metodológica en el desarrollo de esta exposición se centra en demostrar la viabilidad del segundo para potenciar la expresión y la comunicación en el aula de educación básica.

En este artículo, primero se muestra la manera en que esta operación discursiva se aborda en la educación básica y cuáles son las recomendaciones que se hacen para su enseñanza en diferentes materiales escolares; segundo, se confirma que el análisis literario ha sido un espacio clave para algunas reflexiones acerca de esta competencia inherente al ser humano; tercero, se presenta a la descripción como una operación discursiva, y se sustenta que el funcionamiento de ésta como competencia específica se relaciona de manera particular con las condiciones de producción y recepción discursiva, la constitución del objeto discursivo, los patrones de producción textual (oral/escrito) y, por último, se muestra el continuo existente entre la narración y la descripción.

1. La descripción en los materiales escolares

En un cuaderno escolar para la Educación General Básica (egb), Carmarero3 presenta tres esquemas al referirse a la descripción: 1) para la descripción de personas, 2) de ambientes, y 3) de paisajes.

En el caso del primer esquema toma en consideración los siguientes incisos:

a) situación personal: nombre, profesión, edad aproximada; b) aspecto físico: impresión general (presentación, talla, complexión, etcétera), cabeza (expresión de la cara, tipo de cabello, rasgos característicos; ojos, boca, cicatrices, tics...) forma de vestir, cualquier otra característica que lo individualice (gestos corporales, movimientos y forma de las manos, voz, etcétera) y c) aspecto psicológico: carácter, temperamento, intereses, etcétera. En el caso del esquema dos considera: a) localización, b) impresión general, c) elementos parciales que llaman la atención de la persona que describe y que diferencian este ambiente de cualquier otro semejante. El tres está formado por los siguientes incisos: a) tipo de paisaje, b) selección del elemento dominante c) aquello que rodea a este elemento, y d) descripción detallada del mismo destacando sus características principales.

Posiciones como las de este autor contribuyen a remarcar la oposición descripción-narración, sumamente acentuada por la tradición escolar, la cual también tiene amplias repercusiones en la apreciación de la producción literaria.

Rita Ma. Guido y Ana Ma. López, definen a la descripción como "el procedimiento literario que permite caracterizar un objeto, un paisaje, una persona, o una situación a través de la observación sensorial y de los datos que nos proporcionan las sensaciones internas (angustia, hambre, sed, fatiga, dolor, etc.)" (1984: 76). También presentan una serie de pasos a seguir para elaborar una descripción:

a) Observación: «Debe ejercitarse para despertar la sensibilidad ante las cosas, los paisajes, las personas y agudizar la capacidad de observación».

b) Selección: «Los datos recogidos formarán en principio una simple enumeración o inventario, que es necesario evitar en la etapa final».

c) Organización y composición: «Se trata de dar forma a los datos de la observación que hasta ese momento son una mera enumeración. La organización no es fija, el tema determina muchas veces ese ordenamiento». La composición implica la selección del lenguaje para hacer más visible esa realidad, para pintarla tal cual se le siente. Establece correspondencia con «la aplicación de los recursos expresivos de la lengua literaria; adjetivación, comparación, metáfora, oraciones unimembres, etcétera»

Guido y López apuntan que la descripción es un contenido programático como el diálogo ó la carta, por ejemplo, que se vincula con la narración. En sus recomendaciones al docente enfatizan la necesidad de ejercitar la técnica de la descripción, pero también señalan que no conviene insistir demasiado en ella como composición aislada, pues para el alumno es más atractivo y motivador describir un lugar en el que se descubrió algo, se presenció un hecho, o se escondió alguien, es decir, describir en relación con un hecho permite que ésta adquiera funcionalidad.

En un apartado al que denominan "La descripción: aspectos estructurales y recursos del lenguaje" presentan un esquema en el que retoman elementos clave del funcionamiento de esta operación discursiva:

- Lo observado: dinámico, estático, combinado.

- El observador: dentro del cuadro- fuera del cuadro.

- Primera persona - Tercera persona.

- Visión panorámica, visión parcial y visión panorámica y parcial.

- Recursos del lenguaje: imágenes visuales, olfativas, táctiles, etcétera.

- Comparaciones, metáforas, oraciones unimembres, repeticiones con fines expresivos, etcétera.

Los planteamientos de estas autoras posibilitan la formulación de las siguientes interrogantes: ¿Qué función se le adjudica a la descripción en los materiales del ámbito escolar?, ¿decorativa, complementaria, explicativa o simbólica? Por el momento no serán discutidas directamente estas cuestiones, porque ello implicaría considerar una reflexión de carácter evaluatorio prioritariamente.

Clavel, Durántez, Fernández, y Romagosa,4 en un libro que pretende completar y facilitar la tarea de los profesores en relación con la descripción, afirman que esta se caracteriza por situar unos objetos en un espacio determinado; que no pretende ordenar a éstos en el transcurso del tiempo, sino detenerlos en su peculiar movimiento para que puedan ser observados con mayor claridad. En el mismo sentido apuntan: "La descripción es una invitación a mirar con especial atención una zona de la realidad que, de otro modo (sin situarla en el espacio), nos pasaría inadvertida" (Clavel, 1984: 32).

Para estos autores todas las cosas son susceptibles de ser descritas, en consecuencia la gama es amplísima, por ello proponen una clasificación: objetos del mundo físico y objetos del mundo espiritual; en cuanto a los primeros según el grado de movimiento, las descripciones podrían ser estáticas y dinámicas; en los segundos se hablaría de sentimientos, ideas, sensaciones. De tal forma que si la descripción tiene como fin un ser humano, surge el retrato; si atiende a los aspectos físicos, se trata de una prosopografía y el retrato de los aspectos morales constituye la etopeya.

Al caracterizar a la descripción consideran: el lugar ocupado por quien describe, su relación con el objeto descrito y su grado de implicación en él. También se refieren a la descripción subjetiva, si el autor hace intervenir sus opiniones, sentimientos y sensaciones respecto al elemento descrito y a la descripción objetiva; si por el contrario sus opiniones, sentimientos y sensaciones se mantienen en el anonimato:

Se ha hablado de la descripción como de una pintura realizada con palabras, un subgénero literario relacionado fuertemente con la fotografía, con las artes plásticas. Aunque algo hay de ello, la descripción aventaja a la imagen o a la cámara en que aquella puede transmitir, junto a impresiones visuales, otras de distinto tipo: olfativas, auditivas, táctiles, cinestésicas. (: 34)

Estos autores coinciden con Guido y López, al apuntar que las amplias posibilidades de la descripción hacen que ésta cobre una especial importancia en el marco de un texto narrativo; por ello explican, que pocas veces aparece la descripción aislada y que suele servir de apoyo fundamental a lo largo de textos en prosa o en verso, y mucho más frecuentemente en novelas.

Clavel (et al.) hacen operar otra de las preocupaciones que motivan estas líneas, la problemática de la representación, en relación con la cual es preciso señalar que en el marco del análisis de discurso, ésta no puede ser pensada como imitación o simulación, sino como una acción constitutiva del objeto discursivo, y que es más apropiado referirse a sistemas de representación ya que éstos se inscriben en la dimensión histórica de las formaciones sociales, ideológicas y discursivas.

En la antología Español, libro de texto gratuito para la licenciatura en educación preescolar y primaria, 2do. y 3er. curso,5 Martín Vivaldi en el capítulo «el arte de escribir y las técnicas» en relación con la descripción expone: "Todo el que escribe se enfrenta alguna vez con el problema de lo descriptivo. Incluso, un simple informe, a veces, lleva implícita una somera descripción. Describir bien lo que vemos es fundamental; pero la tarea no es tan fácil como pudiera creerse. Tan importante es esta materia que se ha dicho, con razón, que la descripción es la piedra de toque de los buenos escritores". Y ello porque desde su punto de vista el que describe debe provocar en la imaginación del lector una impresión. Este autor considera dos tipos de descripción: la técnica o instructiva, cuyo propósito es dar a conocer un objeto; sus partes y su finalidad; y la literaria, que busca provocar una impresión (agradable o desagradable) o un sentimiento (dolor, alegría, admiración, etc.) mostrando lo que describimos de manera que cause la impresión o sentimiento que nos hayamos propuesto.

En cuanto a mecanismos de la descripción, el mismo autor establece los siguientes lineamientos:

1) El punto de vista: Describir algo no es agotar todas las facetas del objeto en cuestión; cuando se describe algo, se presta atención a lo que es preciso destacar.

2) La observación previa: Consiste en que para conseguir que alguien vea lo que se está describiendo, es necesario que con anterioridad se haya visto bien el objeto. En otras palabras, la observación es la condición previa de la descripción. En el desarrollo de este inciso se cita a Albalaté (1873) quien a su vez distingue dos clases de observación y de descripción: la directa y la indirecta. La primera es la copia hecha sobre el terreno; la segunda se centra en describir lo que no existe o lo que no se tiene ante la vista. El mismo Albalaté reconoce que los detalles citados dependen de nuestro estado de ánimo y de la sensación que se quiere dar.

3) La reflexión: Para que una descripción sea completa, según este autor, no basta la observación, digamos, física; es preciso profundizar, calar hasta el fondo de las cosas, es decir analizar y valorar.

4) El plan: Con los materiales anteriores es preciso trazarse un plan de trabajo, es decir, ordenarlos de tal manera que se distingan las ideas esenciales de las secundarias y también que dichas ideas fundamentales sigan un orden lógico de acuerdo con el punto de vista.

Al referirse al tiempo de la descripción Martín Vivaldi cita a A. Schockel (1875), quien afirma que son tres los tiempos del arte descriptivo: observación del mayor número de detalles; selección de los más típicos y presentación con relieve.

Como se puede apreciar, la elección de datos viene tras la observación profunda; describir bien no consiste en acumular el mayor número posible de datos, con criterio exhaustivo. Desde el punto de vista de este autor, describe mejor quien, con menos rasgos, apunta lo más característico de algo, lo más esencial. Una cosa es la descripción viva y otra muy distinta el frío catálogo; como distinta es la ficha antropométrica de un individuo y su retrato, hecho por un buen escritor.

El énfasis que Martín Vivaldi pone en la observación se desprende de la tradición teórica que encuentra una realización explícita en los ejercicios escolares, en los cuales en pocas ocasiones se aborda la relación de la descripción con otras operaciones discursivas, por ejemplo la narración y la argumentación; así como elementos del funcionamiento particular de esta competencia específica.6

El volumen titulado La palabra es nuestra, publicado por el inea7 consta de diez unidades, cada una de éstas se compone de dos lecciones. Todas (las primeras y las segundas) tienen a la descripción como eje rector8 (incluso, las unidades nueve y diez tienen el mismo nombre: "Descripción de paisajes con elementos dinámicos"). Las ocho restantes abordan esta operación discursiva pasando por la descripción de objetos reales y fantásticos; la descripción física y conductual de animales y de personas; la descripción de fenómenos naturales estáticos y la de paisajes reales e imaginarios, científicos y de ciencia ficción con elementos estáticos.

En la primera unidad para motivar al estudiante a conocer algunas formas de descripción, los autores apuntan: "Saber describir es muy importante en la vida. A veces usted necesitará explicar cómo es un objeto o una persona. La persona reproducirá mentalmente la figura de ese objeto si la descripción es adecuada. Es decir, si cuando lo describe lo hace en forma ordenada y clara" (inea, 1997: 9). Posteriormente presentan una serie de ejercicios relacionados con tres lecturas que tienen el mismo referente: La sandía; a la primera, se le considera un texto literario-descriptivo pues describe al objeto, hace un retrato de él, menciona algunas características; a la segunda, un texto informativo-descriptivo ya que ofrece información más amplia sobre este fruto; y a la tercera, un texto científico-descriptivo mediante él se realiza una descripción más exacta, para ello se utiliza un vocabulario científico.

A manera de síntesis se presentan los pasos para realizar la descripción de un objeto: 1) Elegir el objeto; 2) Recoger datos (observación y selección de las características y detalles más importantes del objeto; 3) Organizar los datos, y 4) Exponer los datos (descripción propiamente dicha) (inea: 9).

Para la descripción de las personas en esta secuencia de pasos, entre el punto dos y el tres de la lista anterior, se inserta "Escoger las palabras más adecuadas para describirlas" (: 23) y para el empleo del lenguaje figurado, o sea, para expresar con mayor fuerza o intensidad las emociones, en este mismo proceso se recomienda: a) Comparar un rasgo físico de la persona con la característica física principal de algo distinto a ella; b) Expresar o suprimir la comparación entre los rasgos.

En relación con la descripción de un paisaje apuntan que en ella los rasgos estáticos son muy importantes pues forman una especie de marco o lugar para otros elementos, como los animales, los seres humanos y las acciones que ellos realizan. También se enfatiza que describir un paisaje es señalar de éste los elementos que impactan con más fuerza los sentidos, en otros términos es pintar con palabras cómo es, cómo lo ve el sujeto, cuáles son los perfumes, colores y sonidos más comunes en él y cómo se siente su clima.

Los mismos autores señalan que en estas descripciones pueden abordarse fenómenos naturales, así como las relaciones de continuidad presentes entre ellos; y que existe una relación lógica entre los fenómenos descritos cuando uno de ellos es consecuencia del otro que lo provoca u origina (: 257). En síntesis, la descripción de un paisaje tiene congruencia con la realidad cuando el paisaje está descrito en la misma forma que se presenta y puede observarse.

Tomar una operación discursiva como eje de un material destinado a la educación primaria para adultos es sumamente arriesgado y tiene muchas probabilidades de parcializar el uso y funcionamiento de la lengua, así como el de las prácticas discursivas que se presentan a manera de ejemplos para ilustrar los contenidos programáticos.

Esta revisión somera de la descripción como contenido escolar, es decir desde sus posibilidades de aplicación en el aula permite desprender que:

1. La descripción en la educación básica es tratada de manera esquemática; se presenta como "contenido programático" a partir de una serie de elementos minimizados, es decir desprendidos en proporciones menores de la teoría del análisis literario, pero sin precisar cuáles son los criterios que se siguen para la selección de los diferentes aspectos que se consideran en la definición de las descripciones, en la selección del objeto o en relación con las características posibles de atribuirle a éste; así como a los mecanismos y a la clasificación tipológica.

2. En las aportaciones de Guido y López, Clavel et al. y de M. Vivaldi se observa que la diferenciación mecanicista (empírica y natural) entre narración y descripción está acentuada en estos materiales escolares destinados a la enseñanza del español (primaria y secundaria e incluso de preparatoria o bachillerato). En ellos se distinguen cuidadosamente estos dos tipos de organización textual; sin embargo carecen de fundamentos teórico-metodológicos que sustenten estas diferencias y que muestren los modos de enunciación con funcionamientos específicos (Hamon, 1981) en relación con los sujetos de la enunciación y las especificaciones del tiempo y el espacio.

3. Al margen de las intenciones expuestas por los autores, las esquematizaciones basadas en el cómo debe ser y cómo debe hacerse una descripción dificultan la tarea del descriptor y en consecuencia relegan el interés en el conocimiento de esta operación discursiva e inhiben la posibilidad de potenciar esta competencia en el educando.

2. El análisis literario y la descripción

En el análisis literario cuando se aborda la macro operación discursiva de la descripción se tiende a detectar mediante qué mecanismos el emisor/autor (al realizar un poema, una fábula, un corrido, una novela, etcétera), al usar las palabras (de una manera especial) suscita en el receptor/lector una serie de impresiones, emociones y sentimientos.

Castagnino comenta que en principio, la descripción debería ser un procedimiento complementario dentro de la novela, pues en ella se narran acciones, se describen seres, objetos, escenarios, ambientes. Este autor afirma que la descripción literaria tiene alguna semejanza con la pintura en cuanto a que tiende a copiar, inmoviliza lo que se ve; pero para él, literariamente se describe no sólo a través de la vista sino de todos los sentidos. La razón de ser de la descripción es brindar estímulos para despertar imágenes en el lector, las cuales resultarán más tangibles y concretas cuanto más intensos sean los estímulos sensoriales.

El mismo autor expone que la descripción está directamente relacionada con la capacidad de observación del escritor y que en consecuencia la evaluación de una descripción atraviesa por diferentes momentos, por ejemplo, al analizar los procedimientos que la componen, se indaga acerca de si el autor traduce lo observado con realismo objetivo, sin desfiguración subjetiva; si describe según apariencias de primera impresión y de manera consecuente, y si lo hace a través de esquemas memorizados o directamente.En este sentido, la indagación establece también si el procedimiento no se funda en una ilusión de los sentidos que transfigura lo descrito a través de metáforas, si describe mediante referencia comparativa con otros objetos o seres conocidos, si describe la totalidad de lo visto en intento de simultaneidad e instantaneidad o si ordena lo visto en sucesión, desarrollo y temporalidad, etcétera.

Para este autor, describir es: "ubicar objetos, seres y circunstancias en el espacio, articular enunciados, designaciones y enunciaciones de referencia no temporal" y agrega: "Toda descripción es producida por alguien que situado en un punto de observación frente al objeto selecciona rasgos tipificadores y trata de infundirles relieve" (Castagnino, 1987: 148).

En esta perspectiva existen descripciones: estáticas en las que el sujeto y el objeto se presentan inmóviles y cuya elaboración equivale al cuadro del pintor; semiestáticas en las que el objeto está inmóvil y el sujeto en desplazamiento, a éstas algunos estudiosos las llaman topográficas; dinámicas en las que el sujeto se encuentra inmóvil (o móvil) y el objeto en desplazamiento, esta elaboración es de carácter cinematográfica. Hay también una modalidad descriptiva muy próxima a la narración, la descripción de hechos sin duración en la cual tanto el objeto como el sujeto se muestran dinámicamente aunque no concretan hechos que comporten secuencias narrativas.

De los planteamientos de Castagnino destaca su interés por definir la descripción, establecer la relación de objetos proclives a ella (en la cual no incluye los sentimientos, los afectos y las emociones), precisar sus funciones, crear una tipología de la misma y caracterizar al sujeto descriptor.

En este artículo, cuyos propósitos residen en mostrar las propiedades y el funcionamiento particular de la descripción que permiten definirla como operación discursiva y en consecuencia como un modo de enunciación; y en resaltar el continuum entre narración y descripción, el cual al no ser abordado correctamente ha dado margen a que ésta sea tratada como subordinada en relación con aquella en espacios tan significativos como la escuela. Resulta ilustrativo encontrar que Castagnino no tome en cuenta para quién se describe y se refiera al sujeto descriptor sin considerar que la descripción, al igual que otras macro operaciones discursivas, instala la relación del sujeto con el lenguaje y con sus interlocutores. En otras palabras, que los discursos también pueden ser clasificados a partir del carácter de la interacción entre los sujetos.

Otra autora, Angela Kleiman (1989: 18), afirma que la descripción, que se opone generalmente a la narración es un tercer tipo de estructuración textual que tiene una orientación no agentiva, tal como la exposición, pero su estructura es más bien imprecisa. Esta autora apunta que intuitivamente se puede reconocer una descripción, por la presencia de ciertos rasgos descriptivos; por ejemplo, un efecto de listado en el que varias cualidades y elementos seleccionados del objeto tematizado serán descritos, un efecto de cualificación por el cúmulo de adjetivos y operaciones adjetivas y cualificadoras en general, un efecto de particularización del objeto así como una orientación atemporal como la del género expositivo.

Kleiman también afirma que la descripción, al contrario de la narración y de la exposición que se constituyeron en géneros con numerosas manifestaciones independientes, generalmente, se encuentra en el interior de una narración o de una exposición cuando es necesario que un objeto sea particularizado o cualificado. En ella pesa más la carga informacional, es decir el autor tensiona al presentar una actitud de evaluación, una sensación específica a fin de que el lector la pueda recrear; en otras palabras, la esencia de la descripción está en la capacidad de selección, pues el descriptor no puede describir exhaustivamente, de ahí lo evaluativo en la actitud.

Para esta autora, el lector tendrá que percibir, sentir, evaluar, visualizar a través de las palabras del emisor. En este sentido, la descripción en pocas ocasiones se presenta como una forma independiente (por ejemplo en los manuales de instrucciones). Frecuentemente la orientación discursiva del fragmento descriptivo es generalmente determinada por el texto en el que ella se inserta.

Como puede observarse A. Kleiman tiende a presentar aspectos generales de la descripción a partir de las marcas formales manifestadas en su estructura textual. Sin embargo son evidentes sus limitaciones de carácter teórico, pues se omite que la descripción se realiza a diario, que en la vida cotidiana se describen objetos reales, ficticios, el lenguaje, los sentimientos, las emociones, etcétera. Es decir, que todo es susceptible de ser descrito en el presente, en el pasado o en el futuro.

Como la narración a la cual la opone, la descripción es variada y está en todas partes, por lo tanto referirse a esta operación discursiva requiere que se expongan las diferencias, pero en relación con el funcionamiento del continuum que se establece entre ellas.

Mieke Bal es otra autora que aborda la problemática que nos ocupa. Al referirse al punto de la delimitación de la descripción, comenta que aunque parezca que los pasajes descriptivos son de importancia secundaria en los textos narrativos, de hecho, son necesarios tanto lógica como prácticamente. Para ella, los problemas surgen cuando se intenta definir qué es exactamente una descripción por ello la define como un: "fragmento textual en el que se le atribuyen rasgos a objetos; este aspecto de la atribución es a la que denomina función descriptiva" (1987: 135).

La misma analista expone una tipología sobre las formas en que se inserta una descripción, y parte de la siguiente premisa: "la motivación es necesaria [...] conlleva mirar, hablar o actuar [...] y consiste en hacer explícita la relación entre elementos" (: 136-138). Enfatiza que ésta se presenta en el nivel del texto cuando es el personaje mismo el que describe el objeto, en el nivel de la historia cuando la mirada o la visión del personaje ofrece la motivación y en el de la fábula cuando el personaje desarrolla una acción con un objeto. Tomando como punto de partida la función descriptiva y la motivación inherente a ésta, distingue seis clases de descripciones:

1) Descripción referencial enciclopédica. En principio no deben presentarse figuras del discurso en esta clase de descripciones. La selección de componentes se basa en la contigüidad de los elementos del contenido, lo cual significa que la presencia de algunos elementos implica la existencia de otros. El detalle que falta puede suplirlo el lector. Las características generales implican a las específicas, a menos que éstas representen a las primeras. El objetivo es impartir conocimiento. La enciclopedia es un modelo de este tipo de descripción.

2) La descripción retórica-referencial. El folleto turístico es el modelo de este tipo. El objetivo es doble: impartir conocimiento y persuadir.

3) Metonimia-metáfora. De nuevo la contigüidad es el principio dominante de la construcción de esta descripción. Pero, en este caso, las metáforas se construyen con cada componente individual. Del todo se pueden omitir varios elementos que tienen la posibilidad de ser comparados. "En el texto encontraremos sólo a los elementos con que se realiza la comparación, por lo cual el texto será de naturaleza muy metafórica" (: 139).

4) La metáfora sistematizada. Esta descripción constituye una gran metáfora. Los elementos que se comparan se relacionan sistemáticamente entre sí. Cada serie se construye sobre el principio de contigüidad. Las series se equilibran entre sí.

5) La metáfora metonímica. En este caso, la descripción también es una gran metáfora. Los elementos se relacionan entre sí por contigüidad y componen una descripción coherente. Esta relación puede permanecer implícita "en cuyo caso este tipo de descripción sacado de su contexto no se podrá distinguir de los otros" (: 139).

6) La serie de metáforas. Esta descripción se compone de una serie de metáforas que se extienden. Se adapta repetidamente, creando la impresión de que el objeto es indescriptible.

Mieke Bal apunta que las descripciones se componen de un tema que es el objeto descrito y una serie de subtemas que son componentes del objeto. Para ella, los subtemas constituyen la nomenclatura, pueden estar o no acompañados de predicados, los cuales califican cuando señalan un rasgo del objeto, son funcionales cuando indican una función, acción o uso posible.

En esta perspectiva, las metáforas y las comparaciones pueden darse en cualquier nivel. Una metáfora puede sustituir o acompañar al tema y a los subtemas. Hay dos tipos de relaciones las metonímicas y las metafóricas; se pueden calificar a las primeras como las relaciones de inclusión entre temas y subtemas, que se presentan en forma de sinécdoque (relaciones entre el todo y las partes) y a las que se dan entre los subtemas que se realizan de forma contigua. Se denomina relación metafórica a la que se establece entre tema y subtema comparados, y los predicados que los sustituyen en la metáfora, o los especifican en la comparación (: 139).

Como puede observarse el esfuerzo de clasificación de Mieke Bal parece que puede ser adjudicado a cualquier operación discursiva, las cuales definen sus propios funcionamientos específicos; a partir de ellos, los sujetos pueden construir sus discursos de acuerdo a las condiciones de producción, circulación y recepción del discurso, los patrones de producción textual, etcétera.

En consecuencia _y en oposición a lo planteado por Bal_ elaborar una tipología de la descripción supone evitar las confusiones que homologan lo descriptivo al referente descrito y que ubican a la descripción al servicio de instancias más profundas (por ejemplo, en las clases 3, 4, 5 y 6 planteadas por esta autora).

Este acercamiento a la descripción en el marco de la teoría del análisis literario permite señalar que entre los autores que se ocupan de esta operación discursiva hay una serie de elementos coincidentes en la caracterización que hacen de la descripción, pero también diferentes consideraciones para llegar a la elaboración de propuestas de clasificación o tipología. Por ejemplo, entre los elementos comunes destacan: la atemporalidad, la predominancia del imperfecto de indicativo, la enumeración de sustantivos, la constante presencia de adjetivos, metáforas, comparaciones y clasificaciones; y el hecho de que en este campo analítico el énfasis se encuentra en las relaciones que se generan al interior del texto subordinando el estudio de las reglas del funcionamiento del lenguaje en acción, y comprobar que hay puntos de coincidencia entre los planteamientos de los autores de los materiales escolares y los que se inscriben en el análisis literario. Probablemente este movimiento de un ámbito a otro ha incidido en el tratamiento asignado a esta operación discursiva en la escuela, espacio en el que se le ha descuidado como habilidad lingüístico-discursiva fundamental en el proceso de potenciación del lenguaje.

3. La descripción como operación discursiva

La caracterización de la descripción como operación discursiva se hace en relación con sus propiedades enunciativas, que se materializan en procedimientos lingüísticos observados en análisis realizados anteriormente (Cfr. Ruiz, D). En este sentido, la descripción, al igual que la narración, la argumentación y la demostración es una operación discursiva porque:

1) Es una competencia específica que incluye las habilidades propias del acto de describir, que el sujeto desarrolla y mediante la cual deja marcas lingüístico-discursivas del funcionamiento en el que se inscribe, es decir de la definición del sujeto frente al enunciado, al interlocutor y a la situación. En otras palabras, la aproximación a un discurso descriptivo depende de varios criterios que explican su funcionamiento específico.

En relación con este primer punto es relevante apuntar que en esta operación el discurso apela más a la competencia léxica del descriptor que a su competencia sintáctica, de esta forma: incide en el nivel de expectativa del lector; se concentra más en las estructuras semióticas de superficie que en las profundas; se centra más en el léxico que en el armazón lógico semántico, y se recrea en la manifestación y en la actualización de campos léxicos y estilísticos (Cfr. Ruiz, D.). Por ejemplo.

Sus brazos como unas víboras
Su nariz como una resbaladilla

Su boca unas piedras

Sus oídos como una curva

Sus cejas parte de la resbaladilla

Sus pestañas rodean las luces [...]

Obsérvese que el sujeto descriptor para conseguir el objetivo que se ha propuesto (describir un referente) hace uso de un conjunto de recursos verbales para elaborar su discurso con un efecto estético. De la misma forma es posible apreciar que la memoria juega papel importante. Ésta apela a la capacidad que tiene el sujeto de clasificar, reconocer, esquematizar, jerarquizar y de actualizar surtidos de componentes léxicos.

Los mecanismos particulares de esta operación son la jerarquía y la equivalencia. Un sistema descriptivo realiza la activación de un campo léxico que envía permanentemente al descriptario a su facultad de comprender sistemas jerarquizados. Se trata de una especie de clasificación por factor común de un contenido o de una pluralidad de términos (faldas por mujer; pantalones por hombre; techo por casa, etcétera). Pero también propicia la realización de equivalencias entre los términos que pueden permutarse bajo ciertas condiciones textuales. Como puede observarse, los sujetos interactuantes realizan una serie de operaciones en y por la descripción.

2) Sus objetos discursivos poseen características particulares (se describen objetos, personas, sentimientos, valores, emociones, paisajes, etc.). Este inciso requiere de atención especial, pues no se trata de reducir lo descriptivo a una dimensión estrictamente referencial (como acontece en el tratamiento que se le brinda en el ámbito de la educación formal y del análisis literario) sino de confirmar esta competencia y su funcionamiento en el campo de la teoría del análisis de discurso para despojarlo de su subordinación a la narración y de sus vínculos estrictos con el plano de la literalidad.

Objeto discursivo es una categoría que sin duda enriquece las nociones formalistas de tema o asunto y amplía de manera significativa la de referente. Su construcción está determinada por el tipo de discurso, pero también reconstruida por el análisis, es decir, se encuentra dentro del discurso y no fuera de él como acontece con el referente (paisaje, objeto, persona, etc.) o pretexto que motiva el discurso.

En el siguiente ejemplo es factible observar cómo la descripción remite a una clase de referentes que se sujeta a una serie de mecanismos discursivos de selección, caracterización y de emisión de juicios.

Sus ojos como dos diamantes
Sus labios como la sonrisa

Y, a sus lados tiene como dos alas
Y sus brazos como dos lazos

Y su cabello como un volcán

Nótese que el descriptor realiza una esquematización, en otras palabras, resalta las características de las partes que le parecen más importantes; decide el orden en que va a presentarlas, expresa lo que imagina y siente, etc. En este ejemplo construye su discurso mediante el uso de figuras de lenguaje (comparaciones metafóricas). La distancia entre el referente y el objeto discursivo está marcada por las características del sujeto descriptor que pone en juego elementos denotativos y connotativos que le permiten representar espacios en los que convergen lo imaginario y lo literal.

En esta perspectiva, la aparición de un objeto discursivo en el marco de la descripción como operación discursiva se relaciona con la presencia del silencio pues de lo contrario ésta podría resultar interminable. En correlación con este funcionamiento el descriptario espera la declinación del léxico o de los paradigmas del descriptor.

En su obra El orden del discurso, Michel Foucault señala tres procedimientos que se ejercen en cierta manera desde el exterior y que remiten a mecanismos de exclusión discursiva vinculados con el deseo y con el poder que sin duda contribuyen a la definición del objeto discursivo, ellos son:

a) La prohibición. Este se refiere a que el sujeto no tiene derecho a decirlo todo, no se puede hablar de todo en cualquier circunstancia. Son tres los tipos de este procedimiento que se cruzan, se refuerzan o se compensan formando un complejo en constante modificación: El tabú del objeto, de la palabra considerada peligrosa; el ritual de la circunstancia y el derecho exclusivo o privilegiado del sujeto emisor. Es decir, el discurso responde a determinadas condiciones de posibilidad que tienen que ver no sólo con su creación histórica sino con su formación discursiva, el cómo y el qué puede y debe ser dicho desde un lugar y un momento determinado. "En toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad" (1982: 5).

b) La separación entre la razón y la locura, la palabra prohibida calificada como irracional, colocada fuera de la norma aceptada por las instituciones.

c) La voluntad de verdad; la voluntad de saber, basada en un soporte institucional tiende a ejercer coacción y presión sobre la palabra prohibida, calificada como falsa. Es reforzada por una serie de prácticas sociales en las que destacan las formas que adopta el saber al ponerse en práctica en una sociedad.

En este sentido, la descripción, práctica social peculiar, no depende de la naturaleza del referente a describir sino de la extensión del léxico del descriptor, de su ostentación de saber, de sus conocimientos y de las posibilidades de demostración de su capacidad y dominio de esta operación discursiva así como de la formación discursiva y sus restricciones. En otras palabras, describir tiene importantes efectos en relación con el proceso enunciativo-discursivo en el que mediante una actualización temporal y espacial se evidencia la actitud del autor ante su propio enunciado, su interlocutor y la situación.

El funcionamiento discursivo presupone cierta esfera social típica y estabilizada sobre la cual se despliega la creatividad ideológica de una época y grupo social (Voloshinov, 1975); es la actividad de construcción de un discurso determinado por un hablante para un interlocutor determinado con finalidades específicas (Pécheux, 1978: 19). En este entramado de vínculos se estructuran las relaciones: de poder, que dan cuenta de la ubicación social de los interlocutores y de su posición relativa en el discurso; de intertextualidad, mediante las cuales se exponen las relaciones interdiscursivas; de anticipación, es decir de la manera en que los interlocutores expresan sus representaciones; y por último, las de sentido, por las cuales todo discurso remite a otro.

La descripción se relaciona con los órdenes o patrones de producción textual: la oralidad y la escritura. En cuanto a este inciso hay que apuntar que en el caso de la descripción, al igual que en las otras operaciones discursivas, no existen situaciones exclusivas del discurso oral y del escrito; sin embargo sus respectivos códigos poseen características propias, inherentes a su realización.

Para explicar el funcionamiento del orden oral y escrito de la lengua en el marco de la descripción es pertinente reconocer las diferencias que se refieren al tiempo y al espacio en relación con los interlocutores; lo oral es inmediato en el tiempo (el receptor comprende el discurso de manera simultánea a la emisión); mientras que la escritura es diferida (el lector interpreta el discurso cuando lee lo escrito por el autor).

En los siguientes ejemplos (el primero con marcas de la oralidad y el segundo de la escritura "Yo empezando voy a describir a esto que no sé qué es pero así lo voy a describir" "El comal es lumbre, la pared un calendario, la señora que va pasando" (Ruiz, 1992). Obsérvese que en la descripción la relación entre inmediato y diferido adquiere una nueva modalidad pues los discursos no construyen brechas en el tiempo ni cambios diversificados; las características de los referentes quedan en suspenso y el objeto discursivo se mantiene en un equilibrio estable. Es decir, su desarrollo presenta un funcionamiento propio, contemplativo; modula la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio, rompe la relación temporal, propicia una actualización temporal y espacial de los sujetos discursivos.

En términos generales, los estudios sobre la descripción, tanto en los materiales escolares como en la teoría literaria, la abordan sólo desde el orden escrito y a partir de formas propuestas por escritores. A pesar de los avances que se han manifestado en el campo de las ciencias del lenguaje todavía son escasos los trabajos que se salen de este marco, pero más aún los que se inscriben en el plano de la oralidad y de la vida cotidiana.

La descripción se circunscribe, también, a condiciones Sociales de Producción y Recepción Discursiva (csp/rd). Esta categoría fue planteada por Pécheux y se refiere al efecto de las relaciones de lugar en el que se encuentra inscrito el sujeto, da cuenta de lo imaginario en correspondencia con lo real. Para su análisis se consideran ocho propuestas,9 la forma en que se articulen depende de los objetos de estudio, del tipo de discurso y de las preguntas que se formulen en las investigaciones.

En el funcionamiento de esta operación discursiva frecuentemente el descriptor tiene una imagen propia (sabio, poco elocuente, viajero, científico, etcétera) que se inclina por la clasificación escrita más que por la estructura textual en sí misma; que organiza su discurso sin la existencia de personajes definidos o estructurados y que tiende a la exhaustividad y a la legibilidad. Por su parte y en relación con la imagen del descriptor, el descriptario es menos sabio; ejerce una actividad retrospectiva; reconoce el léxico disponible y aprende lo que se le enseña. Estas representaciones no son estáticas y pueden presentar grandes variantes, por ejemplo, en el discurso educativo (Ruiz, 1992) se trata de una cuestión de tendencias dominantes más que de oposiciones irreductibles.

Entre las csp/rd se establece una relación interdiscursiva que no tiene principio ni fin, pues las primeras suponen a las segundas y éstas se transforman dialécticamente en las otras. En esta perspectiva surge una interrogante ¿describir para qué y para quién? Éste sin duda puede ser punto de partida para futuros estudios que se fundamenten en la intersección de dos campos disciplinarios; las ciencias del lenguaje y la descripción.

4. Continuum entre descripción y narración

Es conocida la clasificación que distingue a la narración de la descripción, ésta tiene una historia que se inscribe en las condiciones en que estas diferencias se hicieron necesarias y establecieron una función. Por ejemplo Mieke Bal plantea que dentro de la tradición realista, la descripción se ha considerado siempre problemática:

En La República, Platón intentó reescribir fragmentos de Homero para que fuesen verdaderamente narrativos. Los primeros elementos que desechó fueron las descripciones. Incluso el propio Homero intentó evitar, o al menos disfrazar, las descripciones haciéndolas narrativas. El escudo de Aquiles se describe en su proceso de fabricación, la armadura de Agamenón, al tiempo que se la pone [...] (1987: 135)

Según Genette es en el interior del dominio de la representación que es preciso dar lugar a esas diferencias, pues "todo relato comporta un efecto, y en proporciones muy variables, de una parte las representaciones de acciones y de acontecimientos que constituyen la narración propiamente dicha, y de la otra parte las representaciones de objetos o de personajes que son la base de lo que se conoce como descripción" (1970: 48).

En cuanto a las diferencias señaladas entre narración y descripción en lo que se refiere a la representación y a la enunciación es posible apuntar que la representación no es pensada como imitación o simulación sino como acción constitutiva y transformadora, de ahí que puedan presentarse sistemas de representación que se inscriben en el orden histórico e ideológico de la formación social (por ejemplo, personajes políticos en este país). Esta característica de la descripción permite, primero, constatar que el proceso de enunciación es una actualización temporal y espacial del sujeto en su discurso y segundo, conocer cuál es la actitud del emisor en relación con el enunciado, los interlocutores y la situación.

El tiempo y el espacio son elementos constitutivos del proceso de enunciación, de papel relevante en la realización de toda operación discursiva. Diferencias substanciales entre la descripción y la narración en relación con el tiempo señalan que en la primera éste es mostrado y en la segunda es referido (contado). Y en cuanto al espacio, que cuando el enunciador se sitúa en esa perspectiva se está ante una operación descriptiva; a diferencia de la narración que se ubica en la perspectiva del tiempo.

Por lo tanto, descripción y narración son diferentes efectos de sentido construidos por el enunciador. Cuando en el discurso predomina el funcionamiento descriptivo es posible considerar la existencia de "grados de la descriptividad" (Hamon, 1991), lo cual permite apuntar que no hay operaciones discursivas puras, sino amplios ámbitos de coexistencia que requieren de mayores estudios. En esta perspectiva, existe entre descripción y narración un continuum que se encuentra presente en las diferentes realizaciones de estas operaciones.

Conclusiones

Dalia Ruiz ÁvilaLa descripción...Dalia Ruiz ÁvilaLa descripción...Dalia Ruiz Con este análisis se pretende retomar de los materiales escolares y de la teoría literaria elementos teórico-metodológicos que permitan generar para el ámbito de la educación formal un acercamiento a la descripción desde la perspectiva del análisis del discurso; pues las propuestas vigentes actualmente no propician la práctica de esta operación discursiva como una competencia específica y fundamental en el proceso de enriquecimiento lingüístico discursivo.

En los libros y materiales escolares revisados, se confiere a la descripción un rango de esquema factible de realizarse a partir de una serie de pasos asignados; en ese marco no tiene valor por sí misma sino sólo a partir de las relaciones que establece con la narración. En otras palabras, no se le considera una operación discursiva y mucho menos como una competencia con funcionamientos, mecanismos y estrategias particulares que es necesario potenciar.

En el análisis literario, la descripción se aborda a partir de los indicadores de atemporalidad, la presentación y organización de sustantivos, la reiterada aparición de modificadores, comparaciones metafóricas y recursos de clasificación. Este tratamiento reduce a esta operación discursiva a un conjunto transorracional de reglas sintácticas y semánticas.

El funcionamiento descriptivo se presenta en la práctica discursiva muy relacionado estructuralmente con la narración, de ahí la dificultad metodológica de separarlas y diferenciarlas que aún prevalece en los materiales escolares y en la teoría del análisis literario. En ellos se ha olvidado que lo imaginario adquiere un estatus diferente en la producción y recepción de estas dos operaciones discursivas; que los marcadores del discurso de una y otra son específicos y por lo tanto explican de manera propia la organización textual.

En la perspectiva del análisis de discurso, esta operación discursiva al fragmentar al referente se sitúa en la dimensión de la deixis espacial, es decir, el enunciador describe a partir de una serie de relaciones en el espacio qué ve, qué siente y qué imagina; pero no sólo eso, sino también lo que puede inferir de sus conocimientos o saber enciclopédico. Con lo que se sabe y lo que se imagina se construye una relación de interlocución, regulada y objetivada.

El funcionamiento discursivo de lo descriptivo presenta características como las siguientes: la descripción es de naturaleza contemplativa y no participativa. Ella, a diferencia de la narración anuncia, no restituye, en la dimensión temporal de su discurso, la sucesión temporal de los acontecimientos; modula la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio; rompe la relación naturalizada con el tiempo e instaura un orden temporal específico.

Las macro-operaciones discursivas no tienen límites trazados de forma fija, sus fronteras son movibles. Sus formas de relación se determinan por los funcionamientos de los tipos discursivos, las condiciones sociales de producción y recepción discursiva, las funciones discursivas y los patrones de producción textual, entre otros.

Notas

* Universidad Pedagógica Nacional.
1 Cfr. R. H. Castagnino: El análisis literario; A. Kleiman: Texto e leitor. Aspectos cognitivos da leitura; M. Bal, Teoría de la narrativa.
2 Cfr. P. Hamon: Introducción a lo descriptivo; J.M. Adam y A. Petitjean Le texte descriptif. Poétique Historique et lingüistique textuelle; E. Orlandi: Vozes e Contrastes. Discurso na Cidade e no Campo.
3 M. Carmarero: Expresión y Comprensión, p. 157
4 Cf. Clavel, Durántez, Fernández, y Romagosa, Iniciación al análisis de textos, Madrid, Teide,1984.
5 G. Martín Vivaldi, Español. (Antología). Libro de texto gratuito para la licenciatura en Educación preescolar y primaria, 2do. y 3er. curso, p. 53 y ss.
6 Cf. D. Ruiz Ávila, La competencia textual. Análisis de textos descriptivos. Tesis de Maestría, enah.
7 Instituto Nacional para la Educación de los Adultos. La palabra es nuestra. De este documento no asume la autoría ningún profesional o grupo de ellos. Se presenta una lista de 7 colaboradores y de 2 asesores, la cual se inserta en un número mayor de funcionarios
8 Este es el único material que se encontró con esta característica
9 Cfr. J. Haidar: Discurso sindical y procesos de fetichización. Proletariado textil poblano de 1960 a 1970, México, inah.

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