Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Carta abierta a políticos y criminales: “Estamos hasta la madre”.

Por Javier Sicilia.
El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero
Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido
igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno
de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la
mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor.
No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros
muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos
otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para
conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación.
No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos
destruidos. Para ese dolor no hay palabras –sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no
saben de poesía–.
Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es
fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello
carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–, desde esas
vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es
simplemente que Estamos hasta la madre.

Leer carta completa:  CartaAbierta



Cartas Privadas, José Vasconcelos

A cincuenta años de su muerte, José Vasconcelos sigue asombrándonos con su vida múltiple. No es un secreto que la mujer fue una presencia fundamental en su vida. A continuación ofrecemos dos cartas —con un prólogo de su hijo Héctor Vasconcelos— que documentan la historia de amor entre el autor de La raza cósmica y su segunda esposa Esperanza Cruz.

José Vasconcelos y Esperanza Cruz se reencontraron en los primeros días de 1943. Un primer encuentro, fugaz y circunstancial, había tenido lugar en 1922, cuando a la talentosa niña se le comisionó para entregar un ramo de flores al entonces Secretario de Educación Pública durante su visita al Conservatorio Nacional de Música. Una veintena de años después, la ocasión que los convocó fue un intento de Agustín de León von Schultzenberg —figura excéntrica de la primera mitad del siglo XX mexicano que bien valdría la pena rescatar, desde el punto de vista histórico y literario—, por reconciliar a Vasconcelos con Luis Cabrera. Estos personajes habían sido amigos cercanos durante su juventud —Ateneo de la Juventud—, pero el carrancismo los había distanciado. Vasconcelos había sido uno de los primeros en usar, si no inventar, el verbo carrancear para aludir a las corruptelas que él percibía en el Constitucionalismo. Y Cabrera, no quedándose atrás, había incluso publicado un pequeño volumen intitulado Los gazapos de nuestro Ulises. Leer más…